El exmandatario llegó por la noche del sábado en helicóptero a la sede de la Policía Federal de Curitiba donde pagará la condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva.
Dos días después de que el juez Sergio Moro dictó orden de captura en contra de Luiz Inácio Lula da Silva, finalmente el expresidente brasileño se entregó este sábado 7 de abril y llegó a la cárcel de Curitiba donde cumplirá la condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva, como parte de la investigación del escándalo del ‘Lava Jato’.
Lula salió a pie de la sede del sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, donde inició su carrera política, en medio de un clima de tensión provocado por sus seguidores que intentaron evitar su entrega.
«Cometí un crimen», que fue «llevar los pobres a la universidad, permitir que compraran automóviles, que tuvieran comida» y «si es así, seré un criminal el resto de mi vida», dijo Lula en un discurso cargado de emoción que fue una despedida ante los miles de simpatizantes que, desde el jueves, rodearon el sindicato en que se había atrincherado, entre ellos los dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) y otros movimientos sociales.
El exdirigente sindical, que enfrenta otros seis procesos penales, se declara inocente en todos y denuncia un acoso judicial para impedirle volver al poder en las elecciones de octubre, para las cuales es el gran favorito según todos los sondeos.
Un vehículo de la Policía Federal esperaba a Lula en las inmediaciones para trasladarlo a la prisión de Curitiba. Allí le espera una celda de 15 metros cuadrados que ha sido preparada especialmente para él.
El convoy de la Policía que condujo al expresidente estaba compuesto por vehículos oscuros sin insignias de la institución, tal y como había solicitado la defensa de Lula. El exmandatario logró abandonar la sede sindical en su segundo intento, ya que la primera vez, un grupo de simpatizantes rodeó su auto y le impidió avanzar.
Lula se convirtió en el primer presidente en la historia de Brasil encarcelado por un delito común, pues otros han sido apresados pero por motivos políticos.
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