MAS PROBLEMAS POR LA IMPERICIA DE LOS VOLUNTARIOS REVOLUCIONARIOS EN LIBIA
La mayor presencia de militares pasados al bando rebelde ya se nota en el frente, pero la existencia de milicianos está causando accidentes de todo tipo. Por ejemplo, un bombardeo aliado cuando festejaban a los tiros.
Desde Ajdabiya
Los rebeldes estaban celebrando una victoria como siempre, tirando al aire, gastándose la munición. Pero esta vez fue un error suicida. Segundos después, sus vehículos y una ambulancia estacionada cerca quedaron destrozados. Los ataques aéreos fueron realizados por un piloto de la coalición internacional que creyó que le estaban disparando. Quince personas, incluidos tres integrantes del equipo médico, resultaron muertos al instante cuando el avión abrió fuego. Este fue el segundo caso de «daños colaterales» que se dio en los últimos dos días. Otras ocho personas murieron en otro bombardeo contra un convoy en la localidad de Argobe, cerca de Ajdabiya. Cuatro eran mujeres, incluidas tres chicas de la misma familia y que tenían entre doce y dieciséis años. Otros dos eran varones adolescentes.
La todavía caótica conducta de los rebeldes contribuyó a que creciera el número de víctimas en el camino a Brega, la ciudad que pretenden arrancar de las manos de las fuerzas de Muammar Khadafi. Tardíamente, les dijeron a los combatientes que dejaran de festejar triunfos imaginarios y ahorraran munición. También les advirtieron qué pasaría si lo hacían cuando los aviones de la coalición internacional sobrevolaban los cielos.
Ayer el régimen de Khadafi intentó aprovechar el «fuego amigo». El canal de televisión estatal anunció que un gran número de civiles había sido asesinado por Occidente. En Trípoli, Mussa Ibrahim, vocero gubernamental, condenó el ataque: «Algunos ministros y presidentes europeos locos y criminales están llevando adelante una cruzada contra la nación árabe musulmana. ¿Les suena familiar? Es un crimen contra la humanidad». En el terreno, las tropas de Khadafi aprovecharon para ocupar la posición donde se produjo el ataque. Atacaron a la multitud de rebeldes y periodistas que se había reunido allí, con disparos de mortero y con granadas.
El gobierno provisional opositor describió las muertes en el camino a Brega como un «error desafortunado». El vocero Mustafá Gheriani dijo: «Tienen que mirar el panorama general. Habrá errores. Estamos tratando de deshacernos de Khadafi y habrá bajas, a pesar de que, por supuesto, no nos hace felices. Pero sí estamos felices de ver a las fuerzas de la OTAN hacer lo que se les pidió: proteger a los civiles, asegurar el alto el fuego y crear una situación que posibilite las protestas pacíficas».
Pero en su habitual versión descabellada de los hechos, los opositores denunciaron que todo era parte de un ingenioso complot urdido por el régimen. Mustafá Ali Omar afirmó: «Algunos de los hombres de Khadafi se infiltraron entre los rebeldes y efectuaron disparos al aire. Después de eso, llegó la OTAN y bombardeó». El capitán Rahim Mohammed Fatousi, un oficial del ejército que se pasó a las filas rebeldes, fue por más: «Es muy difícil controlar a los combatientes. Les dijimos muchas veces que se fueran porque sabíamos que la coalición iba a realizar ataques aéreos. Seguiremos tratando de imponer mayor disciplina en esta operación».
Aparentemente, las cosas se volvieron más eficientes en la línea de frente, donde los ex militares relevaron a los combatientes voluntarios. El general Bashir Abu Gadr, quien se ganó la reputación de ser uno de los pocos militares capaces dentro del bando rebelde, abandonó su cama en el hospital para hacerse cargo de la operación de captura de dos puertos petroleros, Brega y Ras Lanuf. Por primera vez desde que se inició el conflicto, los dos oficiales más importantes de las fuerzas revolucionarias, el general Abdel Fatah Youni y el general Khalifa Haftar, visitaron el frente.
En la noche del viernes, después de los bombardeos de la coalición, las fuerzas rebeldes ingresaron en un complejo universitario en las afueras de Brega. Allí sufrieron una emboscada de las fuerzas del régimen, que se retiraron después de perder a un par de hombres. Hubo un segundo intento de avanzar hacia la ciudad. Se los vio a los oficiales rebeldes usando equipos de comunicaciones y recibiendo instrucciones.
El general Abu Gadr se negó ayer a discutir su relación con consejeros militares extranjeros. «Me dijeron que nos iban a suministrar mejores armas. Pero eso no sucedió», se quejó. «Estamos usando las armas que pudimos sacarle al gobierno y equipo que recuperamos de los arsenales que conocemos», completó.
Los movimientos rebeldes en el frente mostraron un elemento organizativo hasta ahora ausente. Los antiguos soldados llevaron a cabo efectivos cambios de flancos y, cuando las fuerzas del régimen dispararon, no salieron corriendo como hicieron en repetidas oportunidades los combatientes voluntarios. Pero para ayer esto ya no funcionaba. Se les permitió a los combatientes voluntarios y a los civiles desarmados llegar al frente. El resultado se vio en la estampida ante el «fuego amigo», cuando huyeron disparando contra su propio bando. Más tarde, hubo otra retirada cuando un voluntario de 17 años confundió a unos granjeros con soldados encubiertos de Khadafi.
No hubo pausas en los combates, a pesar de los informes que indicaban un posible alto el fuego. En los últimos días, las tropas del régimen no avanzaron hacia Ajdabiya, la ciudad que le sigue a Brega. Una posible explicación es que el régimen podría quedarse ahí para mantener la posición y en Ras Lanuf, en vez de arriesgarse a ser atacados desde el aire al moverse hacia el este.
* De The Independent de Gran Bretaña.
Comentar post