Mujica envió un mensaje de hermandad, pero no se disculpó por sus críticas. Dijo que «nada podrá separar» la relación entre Uruguay y la Argentina, pero no se refirió a sus comentarios sobre Cristina; persiste el mal clima en ambas orillas
Ni respuesta oficial ni informal. Nada. Esperar que pase el tiempo y tratar de no agravar la relación con la Argentina. Ésa fue la definición del gobierno uruguayo tras el escándalo que desataron los dichos del presidente José Mujica, respecto de su colega Cristina Fernández.
Mujica había generado expectativa a la mañana, cuando se anunció que haría una audición especial de su programa de radio semanal, que va los jueves en una emisora privada de frecuencia modulada.
Pero la expectativa se vio defraudada. Mujica no pidió disculpas, ni dio una precisión, ni aclaración, ni hizo referencia alguna al episodio del día anterior, cuando sin darse cuenta de que estaba siendo grabado dijo que Cristina «es peor que el tuerto [por Néstor Kirchner], es terca».
El presidente uruguayo aprovechó el bicentenario de un episodio histórico del prócer oriental José Artigas, para reivindicar la hermandad rioplatense.
En su audición radial Habla el presidente , Mujica hizo un extenso repaso histórico del proceso de independencia del Río de la Plata y recordó la convención de paz que derivó en la creación de un Estado independiente de Brasil y la Argentina.
«Si bien la historia nos separó, nada ni nadie puede descuajar nuestra historia», dijo Mujica en alusión a aquel proceso.
«Pertenecemos al grupo de esos pueblos y tenemos que andar bien con toda la humanidad, pero en primer término con los pueblos que nacieron en la primera matriz y nada ni nadie podrá separarnos, definitivamente», concluyó el jefe de Estado uruguayo.
El «nada ni nadie» fue interpretado en los medios como una referencia de Mujica a dar por superado el disgusto del jueves. Pero ante la falta de referencias directas al caso, la prensa buscó alternativas con otros hombres de gobierno, como el canciller Luis Almagro. Las consultas tuvieron el silencio por respuesta.
La escasa voluntad de Mujica por referirse al caso se vio también empañada por una entrevista que había concedido previamente al diario uruguayo El País, en la que marcó las diferencias entre negociar con el gobierno argentino y con el brasileño. «Cada vez que acordamos algunas cosas con el gobierno brasileño, las cumple», sostuvo el mandatario.
Otra frase que enturbió el tibio intento de recomposición de Mujica fue la que dijo cuando le advirtieron que sus frases sobre Cristina estaban siendo grabadas sin que él se diera cuenta. «¿Qué le hace una mancha más al tigre?», se resignó.
El jueves, en los minutos previos a un acto sobre acuerdo educativo para el interior del país, Mujica le había dicho al intendente de Florida (departamento del centro sur), Carlos Enciso, que la relación con la Argentina enfrenta varios obstáculos. «Esta vieja es peor que el tuerto. […] El tuerto era más político, ésta es terca», dijo Mujica en referencia a la actual presidenta argentina y a su esposo fallecido. Para demostrarlo, Mujica citó el encuentro de Cristina con el papa Francisco. «A un papa argentino, que vive 77 años, ¿le va a explicar lo que es […] un mate y un termo?»
La cancillería argentina declaró que «es inaceptable que comentarios denigrantes que ofenden la memoria y la investidura de una persona fallecida, que no puede replicar ni defenderse, hayan sido realizados, particularmente, por alguien a quien Kirchner consideraba su amigo».
El sitio de Internet de Presidencia informó sobre nuevas inversiones en energía, logros de la economía pese a la crisis internacional y destacó la mejora de indicadores sociales. Nada del episodio.
La esposa de Mujica, la legisladora Lucía Topolansky, que sigue la línea sucesoria de Mujica y el vicepresidente Danilo Astori, se limitó a una respuesta de punto y aparte: «Para nosotros se acabó ahí el tema», dijo a Radio El Espectador.
Otro de los hombres del entorno presidencial, el presidente de Ancap (la empresa petrolera estatal), Raúl Sendic, que aparece como el elegido de Mujica como futuro líder de la izquierda, quitó trascendencia al caso: «Lo único que implica esto es que la vamos a remar más, vamos a ver si incide en algo esta reacción del lado argentino», declaró a Radio Universal. «Nosotros con las personas con las que venimos trabajando tuvimos algún intercambio», agregó.
Esa reflexión reflejó la preocupación del gobierno uruguayo. En la reserva, consideran que el diferendo diplomático no pasará de la declaración de la cancillería argentina del jueves a la noche, pero también reconocen que la gaffe de Mujica no saldrá gratis. Y que en algún tema se verán represalias.
PINO SE LO TOMÓ CON HUMOR; SANGUINETTI, NO
El diputado de Proyecto Sur Fernando «Pino» Solanas instó ayer a la dirigencia a «no «perder el humor» y enmarcar en una «humorada» la frase del presidente uruguayo José Mujica sobre el matrimonio Kirchner. En ese tono juzgó que seguramente «lo que mas le dolió» a Cristina Fernández es que su par oriental «le haya dicho vieja». «Los presidentes uruguayos siempre algún chistecito nos hacen durante sus mandatos», deslizó Solanas.
Por su parte, el ex mandatario uruguayo Julio María Sanguinetti consideró que Mujica debería «pedir disculpas» para «cerrar este episodio penoso», en referencia a los dichos sobre Cristina y Néstor Kirchner. «El tema es cerrar el episodio cuanto antes, si no va a seguir rebotando y no va a ser bueno para nadie», planteó uno de los dirigentes históricos del Partido Colorado. «Mujica apostó mucho a la relación con la Argentina luego de la gran distancia entre Kirchner y (Tabaré) Vázquez. Al entrar, con buen criterio dijo «vamos a cambiar», fue a la Argentina, trató de recomponer la relación y lo hizo bien, pero a partir de allí no se manejó bien y tampoco encontró una respuesta adecuada, generosa», repasó Sanguinetti..
Del editor: qué significa.
Mujica no dio las disculpas esperadas y así prolongó el problema. Pareció resignado a una mala convivencia con Cristina Kirchner.
Fuente: La Nación
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