El mandatario norteamericano defendió su política de apertura hacia los países del conosur
Elogió los «liderazgos muy firmes» y las «economías que crecen con rapidez», y aseguró que «los días en los que Estados Unidos era el socio principal y América Latina el secundario han acabado». Obama dio estas definiciones minutos antes de enviar al Congreso su iniciativa de ley de empleo, que promueve obras de infraestructura, recortes de impuestos para empresarios y clase media, e intenta frenar el despido de maestros y funcionarios.
Durante una conferencia de prensa con medios latinos, Barack Obama calificó las relaciones con el hemisferio sus como «extraordinariamente activas» y destacó los acuerdos bilaterales que mantiene con Brasil, Chile y Colombia «en un amplio rango de temas, desde cooperación en energía limpia hasta para mejorar los acuerdos comerciales», sintetizó.
Por otra parte, se dirigió a la población latina en su país -de quien espera el apoyo para las presidenciales del año que viene- y reconoció que no cumplió su promesa de campaña de reconocer a los 11 millones de inmigrantes sin documentación.
Al respecto, deslindó las responsabilidades de ello al partido opositor: «No creo que los votantes latinos me vayan a castigar por no lograr convencer a los republicanos de hacer lo correcto», dijo al tiempo que pidió a la oposición a apoyar su flamante plan de empleo enviado al Congreso.
La iniciativa que pretende contrarrestar los efectos de la crisis llega en forma de un amplio paquete de estímulo a la economía y la promoción del consumo, y se presume que la mayoría conservadora en la Cámara de Representantes no aprobará todos sus puntos. En este sentido, dijo: «Les voy a pedir (a los republicanos) que aprueben toda la ley. Obviamente si aprueban parte de ella no vetaré esas partes, las firmaré, pero les diré «dénme el resto». Y seguiré insistiendo en ello mientras sea necesario», aseguró el presidente.
Obama delineó su plan ante el pleno del Congreso el pasado jueves, y la reacción inicial de los republicanos fue de cauta bienvenida. Más de la mitad del paquete, unos 240 mil millones de dólares, vendría en forma de reducción de impuestos. Pero paralelamente la Casa Blanca advirtió que requerirá de nuevo eliminar exenciones fiscales para las empresas del sector petrolero, o aumentar los impuestos para los más ricos, si el plan debe salir adelante.
Comentar post