Francisco y otro abrazo que conmovió al mundo. Tras la audiencia general de los miércoles, el Papa se detuvo a saludar a un hombre con el rostro desfigurado por una enfermedad.
El papa Francisco protagonizó ayer un nuevo gesto de ternura hacia los más desfavorecidos al abrazar y besar a un hombre con el rostro completamente desfigurado, al término de la audiencia general de los miércoles, celebrada en la plaza San Pedro.
El hombre, de mediana edad y cuyo rostro está deformado por efecto de una enfermedad, consiguió ayer que Francisco le dedicara un momento de atención durante el habitual acercamiento que el pontífice argentino practica con los fieles en la mayor parte de sus apariciones públicas.
La imagen del abrazo y los besos del Papa a este hombre, cuya identidad no trascendió, fue una de las que mayor atención acapararon ayer durante la audiencia general, a la que acudieron unas 50 mil personas que abarrotaban la plaza de San Pedro.
Entre las personas a las que Francisco se acercó ayer a saludar se encontraban también enfermos de fibrosis quística, a quienes el papa ha dirigido sonrisas, abrazos, caricias y con los que se detuvo a intercambiar unas palabras y expresarles su apoyo. Ante un niño discapacitado, Francisco se detuvo para bendecirlo y secarle la boca con un pañuelo, mientras su madre lloraba de emoción al lado.
Durante la audiencia de ayer, el Papa contó que él también se confiesa cada 15 días porque “es un pecador” y requiere de un confesor que lo escucha, aconseja y perdona, porque él, dijo, necesita también “este perdón”.
Bromas con argentinos
Francisco también se hizo espacio para con los fieles argentinos presentes en la plaza San Pedro del Vaticano, ya que ninguno de ellos había llevado mate. “¿Y el mate? ¿Dónde está hoy el mate?”, preguntó el jefe de la Iglesia Católica de manera divertida a los peregrinos argentinos ya que, tanto en estas audiencias como en otros actos suelen llevar sus termos y convidar mate durante el tradicional paseo antes de la audiencia. Cada miércoles, el Papa suele tomar mates que le ofrecen los fieles, pero ayer nadie lo hizo y Francisco bromeó al respecto.
La presidenta Cristina
Fernández de Kirchner le regaló un juego de mate al exarzobispo de Buenos Aires para que continuase con su costumbre en el Vaticano. En una carta a Cristina, Francisco le confirmó que no abandonó su hábito, “más digestivo” que el café y el té.
Fuente: La Voz
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