El Papa Francisco recibió a Diego Neria Lejárraga, de 48 años, después de que éste se pusiera en contacto con el Sumo Pontífice para pedirle apoyo ante el rechazo y la incomprensión que sufre a causa de su cambio de sexo
El sábado pasado Francisco recibió en audiencia privada en la Casa de Santa Marta a un transexual español y a su novia. Diego Neria Lejárraga, de 48 años, había escrito una carta como católico al Papa argentino, entre amargado y desesperado, debido al el rechazo de la iglesia en su pueblo de Plasencia, de 41 mil habitantes, en Extremadura, por haber cambiado de sexo. El caso ha levantado un gran revuelo, despues que fue hecho público por el diario Hoy de Extremadura, en el oeste de España.
Fuentes vaticanas no quisieron comentar la noticia.
Diago escribió una carta a Jorge Bergoglio tras haber sido humillado como “hija del Diablo” por un sacerdote y prácticamente expulsado por fieles de su parroquia. “Como te atreves a entrar aquí con tu condición? No eres digno”, le dijeron en la parroquia.
Excluído prácticamente de la vida religiosa, decidió escribirle una carta a Francisco. “Antes no me hubiera atrevido, pero con el Papa Francisco si, sentí que él me escucharía”, dijo Lejárraga al diario “Hoy”.
El 8 de diciembre, para su sorpresa, sonó el telefono y del otro lado de la línea escuchó: “Soy el Papa Francisco”.
Bergoglio le dijo que su carta le había llegado al alma y quería recibirlo. El 20 de diciembre volvió a llamar a Diego y le propuso verlo el 24 de enero en el Vaticano, invitando también a su novia a acompañarlo.
El transexual español contó su historia al pontífice. Que ya en su niñez sufría por “la cárcel de mi propio cuerpo que no se correspondia con lo que mi cuerpo sentía. En las cartas de los Reyes Magos les pedía siempre convertirme en un niño”.
Su madre le pidió que no se operara mientras ella viviera. Un año después de su muerte, contacto a una cirujana plástica de Madrid. Comenzaron las operaciones para cambiar su género.
Pero cuando regresó a su pueblo, Plasencia, con su nuevo aspecto físico, en lugar de comprensión por parte de los clérigos y los fieles de su parroquia, recibió un neto rechazo y desprecio.
El sábado pasado, en el encuentro con Papa Francisco, Diego le preguntó: “Porqué la Iglesia me rechaza, porque no puedo ser un católico practianente? ¿Hay un rincón en la casa de Dios para mí?”.
El Papa lo escuchó, habló y lo abrazó. Según el diario “Hoy”, “Diego se siente ahora en paz y tiene confianza en el futuro”.
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