UNA MULTITUD ASESINO A EMPLEADOS DE LA ONU EN EL NORTE DEL PAIS. La quema del Corán en Florida el 20 de marzo despertó la furia de los afganos. Cientos de manifestantes desataron su odio contra las oficinas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el norte de ese país.
El balance de la jornada es trágico: siete trabajadores humanitarios y unos cinco manifestantes fueron asesinados. El violento ataque generó el repudio de la comunidad internacional.
Centenares de afganos salieron con ira ayer, después de la plegaria de todos los viernes. Querían venganza por la quema del Corán que sucedió el 20 de marzo pasado y a la que había convocado el pastor estadounidense de Florida Terry Jones. Los manifestantes hicieron una declaración exigiendo que el gobierno afgano corte todo lazo diplomático con la Casa Blanca, mientras ésta no procese al pastor que quemó el Corán. Además, pidieron al Parlamento local que declare ilegal la presencia de las tropas extranjeras en Afganistán, donde unos 132 mil soldados extranjeros apoyan al gobierno de Hamid Karzai, de los cuales las tres cuartas partes son estadounidenses. Como mostró la cadena británica BBC, los manifestantes afganos quemaron banderas estadounidenses mientras gritaban «Muerte a Estados Unidos» y «Muerte a Israel».
Para descargar su furia, no encontraron ningún símbolo de Washington y atacaron directamente la sede de la Misión de Naciones Unidas en Afganistán (Unama), ubicada en Mazar-I-Sharif. Era, para ellos, la señal de la presencia extranjera desde 2001 en su territorio. Un portavoz de la policía local, Lal Mohammad Ahamdzai, explicó: «Algunos llevaban armas, otros se las quitaron a los guardias de seguridad». El vocero también denunció que la manifestación había sido infiltrada por los talibán.
Según Atta Mohammad Nour, gobernador de la provincia de Balkh, los trabajadores humanitarios muertos eran cinco nepaleses y dos europeos, una mujer y un hombre. También informó que otros cinco manifestantes fallecieron y unos 20 resultaron heridos. De acuerdo con lo que se dijo en una conferencia de prensa, las autoridades afganas habrían apresado a 20 de los que estuvieron involucrados en la matanza. El secretario de Unama, Staffan de Misruta, estaba viajando hacia la ciudad para interiorizarse de la situación y tomar las medidas necesarias para proteger al resto del personal, publicó la ONU en su sitio web.
El de ayer fue el ataque más sangriento contra integrantes de la ONU. El 28 de octubre de 2009, cinco empleados extranjeros de las Naciones Unidas murieron en el ataque de un hotel de Kabul reivindicado por los talibán. «Este es un ataque atroz y cobarde contra el equipo de la ONU, que no puede ser justificado bajo ninguna circunstancia y lo condeno en los términos más contundentes», afirmó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, desde Nairobi, donde está realizando una visita oficial.
Desde Washington, el presidente Barack Obama condenó la violencia contra los trabajadores de la ONU. «Su trabajo es esencial para construir un Afganistán más fuerte, que beneficie a sus ciudadanos», dijo. «Remarcamos la importancia de la calma y llamamos a todos los países a rechazar la violencia», agregó el mandatario, sin hacer referencia al incendiario pastor de Florida. Por su parte, Jones mostró no tener el menor sentimiento de culpa. «Estamos consternados por la información, pero no nos sentimos responsables por lo que ocurrió», dijo el reverendo. «Los elementos radicales del Islam toman cualquier excusa para promover sus actividades violentas», concluyó.
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