El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, adelantó ayer las elecciones generales al 20 de noviembre, tras meses de especulaciones y en medio de una fuerte presión de los mercados sobre la deuda soberana del país.
«Si he decidido anunciar el calendario electoral es para proyectar certidumbre política y económica sobre los próximos meses», afirmó Zapatero en una esperada conferencia de prensa en el Palacio de La Moncloa, sede del Ejecutivo español.
El jefe del Ejecutivo, que no optará por un tercer mandato, adelantó cuatro meses los comicios previstos para marzo de 2012 pese a que había defendido la necesidad de concluir su segunda legislatura para aportar «estabilidad» ante las turbulencias financieras que sacuden la periferia de la zona euro.
Una encuesta del prestigioso Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) develó esta semana que con el ex vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato los socialistas habían logrado recortar a siete puntos la ventaja del derechista Partido Popular (PP), favorito de cara a los comicios.
Este dato, que mejora las perspectivas electorales de los socialistas, habría llevado a Rubalcaba y a los hombres fuertes del Partido Socialista (PSOE) a presionar sobre Zapatero para que tomara esta decisión, aunque él lo negó.
«Lo he consultado con todos los que lo tenía que consultar», dijo.
El mandatario insistió en que su decisión está motivada en el «interés general y la responsabilidad institucional», con el objetivo de que «el nuevo gobierno que salga de las urnas esté el 1 de enero al frente del país» y pueda «ejecutar el presupuesto del próximo año».
Zapatero argumentó que adelanta las elecciones porque ya se «han sentado las bases de la recuperación», en un contexto económico europeo «muy difícil» y porque su gobierno «ha cubierto en buen medida los objetivos que se fijó para la segunda parte de la legislatura».
El presidente del gobierno se amparó también en los datos sobre desempleo conocidos ayer, que recogen una reducción de cuatro décimas de la tasa de desocupación, situada en 20,89% de la población activa, para decir que la situación económica sigue mejorando.
«Seguimos tendiendo una tasa de desempleo muy alta, inasumible, pero muestra un cambio de tendencia positivo que el gobierno cree que continuará en el futuro», apuntó.
«El rumbo está claro», remarcó el líder socialista, antes de anunciar que «por esta razón, ha llegado el momento de señalar un calendario para las elecciones generales».
Tras el anuncio, el líder del PP y candidato a las elecciones generales, Mariano Rajoy, aseguró que «el adelanto electoral es una buena noticia», ya que es «lo que la mayoría de los españoles deseaba desde hace tiempo».
«Las elecciones son el impulso necesario para salir de la grave situación en la que nos encontramos», insistió el dirigente conservador, para añadir: «con un gobierno distinto, España se va a recuperar».
«Yo no tengo intenciones de hacer recortes sociales, otros si lo han hecho», remarcó Rajoy en referencia a los planes de ajuste del socialista Zapatero.
Por su parte, Josep Antoni Duran i Lleida, portavoz y candidato de los nacionalistas catalanes de Convergencia i Unió (CiU), valoró como un «acierto» la decisión de Zapatero porque «proyecta certeza y es positiva para los mercados».
Según el político mejor valorado por los españoles, mantener la anterior fecha «hubiese sido perjudicial para el país, pero también para los socialistas».
Tanto el PP como CiU eran partidarios de un adelanto electoral, mientras el Partido Nacionalista Vasco (PNV) no había entrado en ese debate puesto que de ellos y su apoyo a los presupuestos del próximo año dependía en gran medida la posibilidad de que Zapatero concluyera su mandato.
En este contexto, el vocero del PNV en el parlamento vasco, Joseba Egibar, sostuvo que el presidente del gobierno se vio «obligado por su partido» a adelantar los comicios.
El coordinador federal de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara, afirmó que el adelanto electoral «no resuelve para nada los problemas de España», al tiempo que calificó de «imprudente» a Rubalcaba por «haber presionado» para que se adelantaran los comicios y haber destrozado la credibilidad del presidente del gobierno.
En opinión del dirigente de la tercera fuerza política de España, Zapatero se va «sin haber adoptado ni una sola medida contra los responsables de la crisis», y con unos logros que constituyen «un expolio a lo público y a los trabajadores del país».
La decisión de Zapatero fue adelantada por los dos principales diarios españoles, El Mundo y El País, que en los últimos meses estuvieron especulando y presionando con esta posibilidad.
Esta semana, los medios afines a los conservadores aseguraban que el presidente del gobierno estaba esperando un comunicado de ETA anunciando su disolución para adelantar las elecciones, algo que Zapatero calificó en su momento de «pura ciencia ficción».
Llegado el día de la despedida, el jefe del Ejecutivo subrayó que se dieron los pasos «sustanciales, decisivos y determinantes» en la lucha contra ETA y que, por lo tanto, «estamos en la recta final de la violencia y el terror».
El anuncio del adelanto de los comicios llega marcado por varias semanas de fuerte presión de los mercados financieros sobre la deuda soberana de España, como consecuencia de las dudas que persisten sobre Grecia después de la aprobación del segundo rescate financiero para el país heleno.
La prima de riesgo española –diferencial del bono español a diez años con el alemán al mismo período- se mantuvo ayer en torno a los 350 puntos básicos, un poco por debajo del récord de 380 que alcanzó el pasado 12 de julio pasado en el momento de máxima tensión.
Debido a esta situación sostenida, la agencia calificadora Moody’s amenazó con rebajar la calificación de la deuda española que se mantiene en Aa2, con perspectivas negativas.
Zapatero confía en que la amenaza no se concrete luego de su anuncio, mientras los analistas financieros coinciden en que el adelanto electoral ha sido previsto ya por el mercado por lo que no tendrá una importante influencia sobre la Bolsa y la deuda.
Con una grave crisis económica aún en curso, que ha dejado ya casi 5 millones de desocupados, Zapatero da por concluido su ciclo político, aunque tiene previsto culminar sus últimas reformas en septiembre, antes de dejar la presidencia del gobierno a la que llegó por primera vez en 2004.
Se trata del séptimo adelanto electoral desde la primera vez que los españoles acudieron a las urnas en 1977 en el contexto de la transición democrática tras la dictadura franquista.
El 20 de noviembre no es una fecha cualquiera. Se trata de un aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco (1892-1975), un dato que no pasó desapercibido ya que puede ser interpretado como un mensaje de los socialistas en su intento por evitar que la avalancha derechista llegue a La Moncloa.
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