Un reencuentro, 32 años después, de una hermandad de puño, letra y corazón. Un piloto peruano y uno argentino se reencontraron ayer en Oliva, en el acto central por el aniversario de la Guerra de Malvinas que se realizó en Córdoba
El piloto peruano Mario Martínez nunca imaginó que el agradecimiento iba a llegar 32 años más tarde. Él actuó con sentimiento, convencido de la “hermandad latinoamericana” y de concretar “el sueño sanmartiniano”. Es que se enteró de que varios de sus colegas argentinos habían caído en plena Guerra de Malvinas, por eso se decidió y le envió una carta a su amigo Carlos Codrington, ofreciéndole el apoyo de su país y el suyo propio a la Argentina.
“Nosotros acá estamos listos para darles el apoyo que ustedes pidan. Si necesitan pilotos estamos listos y concentrados al sur de Perú esperando la orden”, se puede leer en la misiva que desde ayer ocupa un lugar en el Museo Nacional Malvinas, en Oliva y que volvió a reunir a los dos compatriotas tres décadas más tarde, en un nuevo aniversario de la guerra que precipitó el fin de la dictadura militar que había usurpado el poder, en marzo de 1976 en el país.
Mario y Carlos se conocieron en diciembre de 1981, durante un curso que tuvieron las fuerzas aéreas peruanas y argentinas en Mendoza. Allí cultivaron una amistad que sobrevivió al tiempo y a la falta de contacto y que hoy los reúne nuevamente. Por entonces tenían 30 y 24 años, respectivamente. Codrington debió dejar su luna de miel para ir a combatir a las islas.
La historia escrita. Gabriel Fioni, director del Museo Nacional Malvinas, fue el impulsor y el motor del reencuentro. Meses atrás, Gabriel viajó a Buenos Aires a visitar al comodoro Codrington para recopilar más datos y objetos destinados a sumar valor al museo en Oliva, que ya cuenta con el asiento eyectable del avión que el piloto voló el 8 de junio del ’82 y en el que volvieron a sentarlo sorpresivamente, el mismo día, pero de 2012.
Entre otras cosas, Gabriel le pidió al excombatiente que donara su casco y Codrington le aseguró que “aún no estaba listo” para dárselo; entonces, su mujer, a cambio, le mostró una carta de un piloto y amigo peruano que había llegado cuando su esposo estaba en combate y que nunca pudo responder. Al leerla, Fioni se emocionó y le prometió al comodoro que encontraría al autor, que sólo firmaba con su indicativo de vuelo: “Buitre”.
Allí comenzó la búsqueda. El primer intento fue escribiendo a la dirección postal que aparecía en la misiva redactada en abril del ‘82, pero fue infructuoso. Por esa razón, Gabriel decidió publicar la historia en el muro de Facebook del museo y esperar algún contacto.
Días más tarde, recogió los frutos de su perseverancia. Llegó un mensaje de la hija de Martínez, quien emocionada le contó a su padre y cerró el círculo.
“Gabriel soy Lorena Martínez Navarro, ‘el Buitre’ es mi papá”. Inmediatamente iniciaron el contacto.
“Ella le hizo un perfil de Facebook a su padre y yo le escribí una larga carta vía mail y unos siete u ocho días después me responde: ‘me costó todo este tiempo asimilar tu carta porque nunca esperé una respuesta de estas características y menos después de 30 años’”, contó el director del museo.
El reencuentro. Codrington y Martínez volvieron a verse ayer, sobre el escenario de la conmemoración de Malvinas, en Oliva, ante la mirada emocionada de un centenar de personas que asistieron al acto. El abrazo fue inmediato y fuerte, tratando de salvar los años de distancia. ¡Buitre! ¡Gringo!, se saludaron con los ojos húmedos los pilotos con sus indicativos de vuelo.
Al abrazo se sumó también Raúl Calles, otro piloto peruano que participó de aquella reunión en diciembre de 1981 y que ayer entregó a la viuda de Jorge Casco la insignia de piloto de su esposo fallecido, que atesoró desde entonces.
Tras superar la emoción, el comodoro argentino agradeció profundamente el gesto y pidió disculpas por no haberlo hecho antes, en su nombre y en el del país, “por tan generoso acto”.
“¿Por qué pasaron 30 años? Se preguntarán ustedes. La guerra te deja muchas heridas y yo mantuve silencio durante muchos años, luego de décadas me di cuenta de que tenía que hablar de Malvinas y tenía que renovar todas aquellas amistades y todos aquellos votos que se hicieron por la causa. Pero esto es propio de una guerra. Esta fue una guerra muy dura para la Argentina. Perdimos muchos pilotos, en mi escuadrón originalmente éramos 16, luego se incorporaron otros pilotos y fueron derribados nueve y ocho fallecieron… por qué treinta años y ustedes no lo van a entender, pero es por esto porque Malvinas fue muy duro”, explicó conmovido.
Por su parte, Martínez aseguró que se trata de una “simple carta”, que “expresa el sentimiento de un amigo a otro que está en problemas y a que aliente a los otros muchachos a luchar por su patria. No tuvo respuesta esa carta hasta este momento después de 32 años, y es mucha la emoción”.
Sin el gobernador
Estuvo Juez. El jefe de Gabinete, Oscar González, encabezó ayer el acto oficial por un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas, en Oliva. El gobernador José Manuel de la Sota se excusó de presidir el acto, aunque llevó una ofrenda al Monumento a los Caídos en Malvinas de la ciudad de Córdoba. El senador Luis Juez estuvo presente en la ceremonia que se realizó en Oliva.
Una versión de este artículo fue publicada en la edición impresa del Miércoles 03 de abril de 2013
Fuente: La Voz
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