Pilar, una usina eléctrica cruzada por la polémica. La nueva central alimentada a gas, construida por Electroingeniería, ha estado envuelta en polémicas desde su origen
La obra en que se embarcó la Provincia cuando tenía una buena relación política con la Nación sigue siendo motivo de controversias y de verdades a medias. El tema fue reflotado por el legislador juecista Santiago Clavijo cuando requirió la presencia en la Legislatura del titular de la Empresa
Provincial de Energía (Epec), Osvaldo Simone, ante el creciente endeudamiento de la compañía por el pago de la usina de Pilar. El oficialismo, aunque no aprobó el pedido, aceptó volver a comisión el proyecto, para su análisis.
La central se reconstruyó desde cero a través de una costosa ingeniería financiera, en la que la Provincia se endeudó en 565 millones de dólares, a ocho años. La financiación, al precio actual del dólar, eleva a más de mil millones de dólares el valor total de la obra, según Clavijo.
La licitación fue ganada por Electroingeniería y una empresa española y el contrato fue firmado el 19 de febrero de 2008. El contrato total, con IVA, por la central más la línea de alta tensión, fue de 1.721,8 millones de pesos, lo que equivalía a 485 millones de dólares al cambio de la fecha.
El bono para financiarla está a nombre de Epec, pero tiene garantía de coparticipación y la mayor parte lo suscribió la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Epec debe devolverle a la Anses 5,05 millones de dólares al mes y la Provincia, otro tanto.
Entonces, el Sindicato de Luz y Fuerza, conducido por el entonces kirchnerista Juan Leyría, compartió la construcción de la usina, bajo el concepto de Epec “estatal e integrada” que defiende el gremio, y que incluye la generación.
Pero desde que Epec comenzó a pagar las cuotas en dólares –que fueron creciendo en pesos por la disparada de la divisa–, la preocupación se acrecentó tanto en la Provincia como en Epec y el gremio.
Según fuentes empresarias, al pago que debe afrontar Epec lo hace contra el ingreso de la venta de energía a Cammesa, que también está convenido en dólares, por lo cual no sufriría ningún riesgo ni mayor costo por la evolución del cambio.
La remuneración por la energía generada por la nueva central fue encuadrada dentro de la resolución 220 de la Secretaría de Energía de la Nación (60 dólares el megavatio-hora) y sus términos no han trascendido, pero al parecer no cubrirían todos los costos de la inversión, que deberían completarse con aportes de la Nación, la Provincia y la propia Epec.
El año pasado, el gobernador José Manuel de la Sota le transmitió a legisladores del Frente Cívico su intención de transferir la usina a la Nación si Cammesa (administradora del mercado eléctrico mayorista) no le paga un mayor valor por la energía entregada al sistema interconectado. Mientras que la Nación le paga a la usina Pilar 60 dólares por megavatio, a otras generadoras les reconoce hasta 110 dólares.
El argumento del gobernador es que al ser una obra de generación, esa inversión debió haberla hecho la Nación y no la Provincia.
Clavijo sostiene que se debió haber repotenciado la vieja central, pero fuentes empresarias y oficiales recuerdan que ese proyecto fue desestimado porque no se podían garantizar por otros 30 años equipos como la turbina de vapor.
La demanda eléctrica de la provincia es de 1.500 megavatios y antes de la construcción de la nueva central generaba con las viejas centrales alrededor de 500 megavatios; el resto lo compraba a Cammesa. Con la nueva usina, llega a 1.000 megavatios propios.
Fuente: La Voz
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