La original cobertura de la marcha del 8N por parte del programa 6,7,8, de Canal 7, con una periodista interpelando a manifestantes sobre sus motivos para protestar contra el oficialismo, ha disparado un interesante debate sobre el periodismo
Algunos han sugerido que cuando el kirchnerismo realice un acto los medios críticos al Gobierno deberían imitar al canal estatal y enviar un periodista para interrogar a los participantes de esa manifestación.
Me parece una mala idea dado que la intención en ambos casos sería demostrar que los movilizados no saben bien por qué protestan o apoyan al Gobierno. Se trata de una vieja concepción sobre la política de masas, que impregna a grupos tanto de izquierda como de derecha. Es la “falsa conciencia” que afecta a los sectores populares y las clases medias: no se dan cuenta de cuáles son sus verdaderos intereses y, por lo tanto, apoyan no a quienes podrían liberarlos o solucionar sus problemas sino a sus verdugos, a sus explotadores.
Es una concepción elitista y autoritaria: sólo una vanguardia esclarecida, portadora de la ideología correcta, es capaz de conducir a las masas a conocer sus verdaderos intereses y luego a defenderlos. Sólo esa minoría puede llevarlos a una mejor forma de vida, sea socialista o fascista o “popular y nacional”. Formarían parte de esa minoría iluminada colegas como Cynthia García y sus compañeros del programa del canal oficial.
Pero, uno de los problemas de García fue que ni siquiera podía contestar una pregunta elemental que le devolvían sus interrogados del 8N: ¿Cuánto le pagan en el canal estatal para defender al Gobierno? ¿cuál es su sueldo? Era una pregunta cantada ya que la gente no es tan tonta como para ignorar que ese dinero sale de sus impuestos; los productores de García podrían haberla previsto para protegerla un poco.
Supongamos que un medio crítico envía a un periodista a cubrir una marcha o un acto del Gobierno: ¿tendría algún valor descubrir que una cierta cantidad de asistentes está empleada en el estado nacional, provincial o municipal; recibe algún subsidio, o fue llevado por un micro fletado por el jefe político de su zona? ¿Le quitaría legitimidad a su respaldo a la presidenta Cristina Kirchner? No, para nada; en una democracia, todos tienen derecho a expresarse según sus deseos, ideas, valores o intereses; es autoritario pensar que un grupo pueda convertirse en un árbitro que decida quiénes tienen legitimidad para manifestarse en la arena pública.
Esa forma de hacer periodismo serviría sólo para estigmatizar a un sector de los argentinos y para hacer propaganda de una opción política determinada, que en mi opinión es lo que quisieron hacer en 6,7,8.
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