«8-N Yo no voy», la campaña web para neutralizar el efecto del cacerolazo, agrupaciones identificadas con el Gobierno reúnen testimonios con el fin de contrarrestar la convocatoria de pasado mañana; diputados opositores dicen que son financiados por el kirchnerismo
En las vísperas del cacerolazo del jueves próximo, las redes sociales están que arden. Ante la ya difundida convocatoria del 8-N para protestar contra el gobierno de Cristina Kirchner ya comenzó a circular su contracara en la web: «8-N Yo no voy».
Los organizadores de esta particular movida en el ciberespacio a favor del oficialismo son, al igual que sus contrapartes opositores, especialistas en programación en redes sociales. Juran y perjuran que no responden al Gobierno ni reciben un solo peso del Estado por su tarea, sino que constituyen un grupo de ciudadanos independientes que, sin ocultar sus simpatías por el kirchnerismo, se proponen ofrecer un canal de expresión en la Web a quienes no comulgan con el cacerolazo.
La idea del » 8-N Yo no voy» se lanzó el 8 del mes pasado y consiste en invitar a la gente a que mande su foto por la Web y que exprese allí sus argumentos sobre por qué no participará de la protesta. Estas fotos son luego armadas por un grupo de diseñadores voluntarios, convocados por el grupo que administra la página web -Comunica SB-, y luego las suben a Facebook y Twitter y a otras redes sociales.
««8-N Yo no voy» porque estamos con el proyecto nacional y popular y tenemos memoria», firma, por ejemplo, la familia Díaz, de Catamarca, retratada en la foto. «Yo no voy, por la implementación de la ley de medios de la democracia», figura en otro afiche, esta vez firmado por Karlos (sic) Villegas, sonidista y musicalizador. «Yo no voy -dice May, estudiante-. Tengo miedo a los dinosaurios.»
No todos creen que los organizadores de «8-N Yo no voy» actúan por simple altruismo. La diputada Patricia Bullrich (Unión por Todos) presentará un pedido de informes en el que arroja sus sospechas de que, en realidad, los organizadores de la movida estarían vinculados a la agencia S+C+W (Schussheim, Cosin, Weinsteiner) Estrategias en Marketing Político, la cual, indica, habría sido contratada por el Poder Ejecutivo «para la realización de acciones de comunicación implementadas en las redes sociales con el objetivo de promover las acciones de Gobierno y centrarse específicamente en desbaratar las movilizaciones organizadas desde la sociedad civil».
«Me llegó información de que la agencia S+C+W recibe fondos del Gobierno para desarrollar propaganda oficialista por las redes sociales. Esta agencia arrancó sus actividades en Facebook, donde convocaban a voluntarios para diseñar mensajes que luego difundirían en las redes. Con esta campaña se han llegado a producir 120 piezas gráficas por día», advirtió Bullrich.
La legisladora está convencida de que la campaña, lejos de ser gratis, es financiada por el Gobierno. Abona sus sospechas con la declaración de una de sus diseñadoras en Facebook, el mes pasado, donde transmitió su desilusión al comprobar, en una reunión con los organizadores del espacio, que se pretendían fines comerciales con la campaña.
«La diputada Bullrich ataca el honor y la honra de un montón de ciudadanos independientes que voluntariamente trabajan en esta campaña -respondió, en diálogo con LA NACION, Juan Carlos Romero, administrador principal de la campaña «8-N Yo no voy»-. Que quede claro: el Gobierno no nos financia ni nos baja línea alguna. Que la diputada presente pruebas si dice tenerlas; si demuestra que alguno de nosotros cobramos algo del Gobierno, voy a ser el primero en ir a la Justicia.»
Romero desmintió que la campaña esté ligada a la agencia que menciona Bullrich. «Es cierto que uno de sus socios, Marcelo Cosín, fue uno de sus ideólogos, pero luego se desvinculó de la iniciativa. Somos ciudadanos independientes. Hasta ahora ya juntamos más de 30.000 seguidores», destacó Romero.
Los organizadores buscan que la campaña tenga un tono positivo, sin agravios ni violencia. «Es un espacio de libertad. No permitimos insultos ni hacemos discriminaciones», enfatizó Romero.
Otro de los participantes de la campaña, que prefirió mantener el anonimato, fue más allá. «Queremos producir una forma de comunicación más directa y categórica de apoyo al Gobierno frente al poder de fuego de la oposición monopólica y desestabilizadora. Hay falencias en la comunicación que producen un efecto contrario al deseado», indicó el informante.
LA CONTRAOFENSIVA
La disputa virtual cobró vigor en los últimos días
En los últimos días se difundieron en las redes sociales afiches virtuales para promover la no participación en el cacerolazo; reproducen testimonios y argumentos en contra de la convocatoria.
Fuente: La Nación
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