HUGO MOYANO ENCABEZO EL MASIVO ACTO DE LA CGT EN EL QUE REIVINDICO LA FIGURA DE NESTOR KIRCHNER Y PIDIO LUGARES EN LAS LISTAS
Una carta de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la compañía de la mayoría del gabinete nacional y del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, fueron el marco del discurso del líder de la central obrera. Anunció que insistirán con el proyecto de ley sobre reparto de las ganancias de las empresas para llegar al «fifty fifty».
Levantó los brazos en alto, como abrazando a la multitud que rugía, que cantaba, que bailaba o hacía pogo. Hugo Moyano les preguntó: «¿Quién genera la riqueza?». «Los trabajadores», respondió y lo acompañó un furioso aplauso. Poco antes habían vivado una carta de Cristina Fernández, quien no estuvo ayer, pero mandó a casi todo su gabinete al acto. En un discurso sereno, les dijo a la enorme multitud que lo escuchaban –él calculó más de medio millón de asistentes– que irán por la ley de reparto de ganancias este año –»para llegar como decía Perón al fifty fifty»– destacó la Asignación Universal por Hijo, el fin de las AFJP y la ley de medios. Luego de reclamar cargos en las listas, le pidió a la Presidenta que se presente a la reelección: «Yo creo que no tiene que hacer mucho esfuerzo, porque lo que tenemos al lado se desmorona solo», se divirtió.
Moyano estuvo reunido poco antes con el gobernador bonaerense Daniel Scioli y los miembros del gabinete nacional que fueron al acto: estaban Julio De Vido, Aníbal Fernández, Carlos Zannini, Carlos Tomada, Amado Boudou y, por La Cámpora, Juan Cabandié y Andrés «El Cuervo» Larroque.
Luego cruzaron por la 9 de Julio para ingresar al palco de 25 metros por 15, con dos gigantografías en blanco y negro de Perón y Evita. En el centro, junto al logo de la CGT, estaba Néstor Kirchner, saludando con un ojo a medio cerrar. Los recibió la multitud, que no contaba con la presencia de los «gordos» de la CGT: ni Luz y Fuerza, ni el sindicato de peones de campo, que conduce Gerónimo «Momo» Venegas.
Cumbia, nene
Las nubes no presagiaban un día peronista. Sin sol y con un poco de viento, marcharon hacia el palco en 9 de Julio y Belgrano los camioneros, los metalúrgicos, los taxistas, los ferroviarios, los judiciales, la Juventud Sindical –que conduce Facundo Moyano– y otras juventudes kirchneristas, entre otros. Los bombos se escuchaban desde el Obelisco.
«Ahí viene Ramooooon, de músico ligero», sonaba Kapanga por los parlantes. Unos pibes hacían pogo contra la valla y, cada tanto, prendían una bengala. Las batucadas eran como fogatas que aparecían aquí o allá. Había un clima dominguero, de risas, muchos venían con sus uniformes de trabajo, la mayoría encolumnados, algunos se sacaban fotos con los celulares. Los de la Uocra saltaban y entonaban un cantito de cancha.
Más lejos de la valla, un vendedor pasaba gritando: «Hay cerveeeza fresca, cerveeeza». La mayoría prefería el fernet con cola, que circulaba en botellas de plástico cortadas. Un grupo de camioneros había dejado a un lado los bombos y cortaban pan y fiambre para almorzar. Sobre la multitud, se extendía una flota de globos aerostáticos: uno decía «Cristina 2011».
La llegada de Moyano fue saludada con una salva de fuegos artificiales, con un redoble de tambores y de vuvuzelas (los recolectores de basura tenían un carrito con unas ocho cornetas montadas, como una unidad de artillería). El secretario general de la CGT se sentó en un palco colmado de dirigentes y escuchó una semblanza de sí mismo, que leyó el dirigente Juan Carlos Schmidt: «Tiene el brazo izquierdo más oscuro de cruzar La Pampa en un transatlántico terrestre», decía el texto.
La carta, los cuadros
La puesta en escena fue curiosa: una locutora leyó la carta de la Presidenta. «¿Viste que se parece a la voz de ella?», comentó un camionero a otro, entre el público. Se parecía, nomás. «Escribo estas líneas en vuelo a Río Gallegos. Viajo a su adorado sur. Hace exactamente seis meses que pasó a la historia», comenzaba la carta de CFK, que valoró las políticas de la gestión de Kirchner: la negociación de la deuda, el rechazo al ALCA en la Cumbre de Mar del Plata. «¿Podría haber puesto como Presidenta los cuadros de Salvador Allende, el Che y Túpac Amaru si él no hubiera descolgado el cuadro de Videla del Colegio Militar?», se preguntó.
«Hoy los trabajadores se movilizan en un país que sigue incluyendo, que necesita seguir creciendo. Mientras haya un solo pobre, la tarea que él empezó estará inconclusa», sostuvo. «Los abrazo a todos muy fuerte. Feliz Día de los Trabajadores», concluyó, entre aplausos de la multitud. «Quiero agradecer profundamente a la compañera Presidenta», contestó poco después Moyano, que se mostró comprensivo con la ausencia de la mandataria a seis meses de la muerte de su marido.
Sin acoplado
Moyano recordó sus orígenes en el grupo de los 25, cuando «un grupo de organizaciones gremiales desafiaron la dictadura el 27 de abril del ’79 y se decretó el primer paro. Afirmó que «el 1º de Mayo era de protesta. Con Perón, se convirtió en un día de fiesta». «A partir del gobierno del compañero Kirchner y Cristina, el 1º de mayo se convirtió en un día de agradecimiento, pero también de decir las cosas que faltan.»
–¡Viva Perón! –gritaron desde la columna de camioneros, desde donde ondeaba una bandera violeta que decía «Covelia Lanús».
«Nadie puede negar que hay un antes y un después de Néstor Kirchner», empezó Moyano su semblanza del ex presidente: recordó la negociación de la deuda externa («parecía un hombre con un arco y flecha frente a los ejércitos de la OTAN») y el pago al FMI («les dijo: ‘Acá está lo que les debemos, pero nunca más vengan a meter las narices'»). «Algunos dicen que estamos aislados del mundo… ¿Dónde viven? ¿En un submarino estos muchachos? ¡Aislados estábamos en los noventa!», los gastó.
–¡Hugo! ¡Acá, Huguito! –le gritaba un grupo de camioneros para que los saludara. Cerca de ellos, contrastaba una pelirroja de ojos azules, con una remera roja del Movimiento Evita.
Luego vino el momento que muchos esperaban: «Los trabajadores podemos reclamar algún cargo en las listas, ¿por qué no? No estamos sólo para votar», dijo Moyano. No le dedicó mucho más al tema. Otro cantar fue la ley para que los trabajadores participen en las ganancias de las empresas. Allí Moyano le encomendó a Héctor Recalde –y, por elevación, al oficialismo– que la ley «salga este año». «Sarkozy seguramente le va a pedir a Recalde que lo asesore, porque se está implementando en Francia», ironizó. «No nos pueden decir nada los que estuvieron enamorados del primer mundo», completó. A cambio, Moyano prometió poner «toda nuestra buena predisposición» para las reuniones con la CGT y la UIA.
De la gestión de CFK, Moyano resaltó la estatización de las jubilaciones, la AUH, que –dijo– «ha permitido reducir el no ir al colegio de los chicos, fue una medida revolucionaria», la asignación a madres embarazadas, las campañas de vacunación y la ley de medios. Ahí hubo un párrafo entero para el Grupo Clarín: «Aquellos medios monopólicos, que fueron cómplices de la dictadura, quieren ser los fiscales de la República. Quieren derramar moral y buenas costumbres los que produjeron la mayor estafa con Papel Prensa. Quieren ser los campeones de la ética, cuando ponen trabas para que les hagan el ADN a esos dos chicos. ¡Todavía no responden por la apropiación de niños!», los castigó.
Para el postre dejó el pedido de reelección a CFK: «Compañera Presidenta, si usted va a la reelección como reclama la inmensa mayoría de su pueblo, los hombres y mujeres que dieron su vida como Perón, Eva y Néstor Kirchner van a descansar en paz porque sabrán que su obra continúa». Gritos, cornetas, ovaciones y cañitas voladoras.
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