Una vecina recurre al humo para ahuyentar los mosquitos. En su cuadra hubo seis casos de dengue en el brote del año pasado… Si hay algo que Rosa aprendió de su infancia en Montes de Oca, provincia de Santa Fe, es ahuyentar los mosquitos.
Sus padres usaban excremento seco de vaca. Ella le pide a su marido que traiga cajas de huevo de la verdulería donde trabaja. Todas las tardes, a las 19, arma la fogata, en una escena primitiva que parece extraída de la selva africana. Evitar picaduras es el principal propósito de este ritual.
“El humo me salvó del dengue. Mi fogata y la protección de José, María y el niño Jesús, que llevo en una estatuita en el comedor. Es impresionante la cantidad de mosquitos que hay en el barrio. En marzo del año pasado, hubo seis casos en una misma cuadra”, cuenta Rosa Herrera, ayudada por los gestos de sus manos.
La mujer llegó a esta casita de calle de La Pampa 724, en barrio Observatorio, hace 56 años. En ese momento, ella tenía tres. Sus padres venían huyendo del hambre de Montes de Oca. Durante esa temporada fue escasa la producción de trigo, maíz y leche en aquella zona rural de Santa Fe.
“Cuando yo llegué, barrio Observatorio era un páramo. Le llamaban la ‘ciudad perdida’ porque era un barranco. Nadie quería establecerse aquí. Los terrenos se hundían. A esta casa la tuvimos que hacer tres veces, porque dos nos quedó en un pozo. Y una se nos inundó”.
De su papá –un guitarrero piropero que enamoró a su madre 30 años menor– aprendió a hacer humo. En lugar de bosta usa cajas para envolver huevos, a los que mezcla con pasto. Asegura que en el barrio los mosquitos pican tanto como en su querido Litoral.
“Estamos rodeados de terrenos baldíos que nadie cuida porque son propiedad privada. En el barrio hay una farmacéutica que cuidaba muy bien de su patio. Pero igual se contagió de dengue por su vecino, que tenía un lavadero de autos plagado de recipientes de agua”, cuenta la mujer.
Mes de aislamiento
Rosa se sienta en la mesa del comedor de su casa, con el mate de agua casi fría. Lleva puesta una bikini de leopardo por debajo de una solera de colores fuertes. Al hablar gesticula moviendo sus manos y una cabeza llena de rulos negros. “Marzo del año pasado es un mes que no voy a olvidar. Uno a uno iban cayendo mis vecinos. Primero fue el viejito de acá a la vuelta, que estuvo internado muy grave en el hospital”.
El viejito de acá a la vuelta es César Romero, cuya historia ya fue narrada en este diario. El hombre estuvo internado 20 días con dengue en el Hospital Rawson. Junto con él, otros vecinos presentaban los mismos síntomas.
Marzo del 2015 permanecerá impregnado en la memoria de Rosa y su esposo Ricardo Vera. El virus se extendía como mecha en combustible. En Observatorio se originó el 88 por ciento de los casos de dengue autóctono. Fueron 206 reportes en un año. Nunca antes en un barrio de Córdoba se dieron tantos casos.
“Decidimos aislarnos en nuestra propia casa para evitar que nuestros seres queridos se contagiaran de dengue. Le dije a mi hija, a mi hermana y amistades que no vinieran a visitarme. Sólo nos comunicábamos por Facebook. Todos los días hacía humo. Así estuvimos un mes”, recuerda Rosa.
Recién con los primeros fríos, el matrimonio decidió bajar la guardia y relajarse. El repelente ahumado de las fogatas quedó relegado sólo para las noches de luna, cuando la familia se reúne para cantar chamamé. Unos zumbidos agudos recordarán los años gloriosos de campo, vividos en el Litoral.
La prevención pasó por el barrio y sigue camino
Durante la mañana de ayer se llevó a cabo un operativo conjunto entre la Municipalidad y Provincia en Observatorio, el barrio donde se registró un brote de dengue el año pasado. Los primeros entregaron folletos y colocaron contenedores para promover el descacharrado. Los segundos, midieron el índice de larvas en los domicilios.
Temprano en la mañana, un grupo de 10 brigadistas comenzó el recorrido por calle Artigas. Eran becarios del área de Desarrollo Social de la Municipalidad e integrantes del servicio 108. Siguieron hasta Roca, doblaron en Pasaje los Andes, Brasil, La Pampa, Félix Aguilar, Mariano Moreno, San Juan y terminaron en Artigas.
Al rayo del sol, golpearon casa por casa entregando folletos. “La situación que encontramos fue muy heterogénea –indicó María José Miranda Maluf, integrante de Desarrollo Social de la Municipalidad–. Había viviendas muy bien cuidadas que colindaban con otras menos protegidas”.
Paralelamente, el Ministerio de Salud provincial continuó el monitoreo de larvas de mosquitos. Los brigadistas colocaron contenedores en esquinas clave del barrio, para fomentar el descacharrado. “Es muy difícil lograr cambios sustanciales sin el apoyo de todos. Necesitamos hacer cambios de conducta, por eso insistimos en visitar el barrio”, indicó Lisandro Utz, director general de Programas de la Secretaría de Salud municipal.
El domingo próximo, en el natatorio municipal del Parque Sarmiento, se hará una jornada de prevención, desde las 15.30 hasta las 20. Este jueves continúa el monitoreo en los siguientes barrios: Olivos, Ciudad Juan Pablo II, Los Boulevares, Los Fresnos, Alejandro Carbó y San Lucas.
Fuente: Dia a Dia
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