Factores internos y externos provocan desde la semana pasada una inusitada demanda de dólares, que dio lugar a una disparada de la cotización del billete.
Entre las causas domésticas se pueden enumerar:
1) Atraso cambiario: el dólar estuvo prácticamente planchado durante marzo y casi todo abril, ante las constantes ventas del BCRA para aquietarlo en busca de limitar su impacto en la inflación.
2) Entrada en vigor del impuesto a la renta financiera: la implementación del tributo de 5% sobre tenencias extranjeras de Lebac, generó una masiva salida de capitales financieros desde el 25 de abril pasado. “Para maximizar beneficios los jugadores comenzaron a salir antes de que el hacha cayera sobre sus ganancias vendiendo agresivamente en el mercado secundario y pasándose de pesos a dólares”, indicó Balanz Capital.
3) Tironeos políticos y económicos sobre tarifas: discusiones sobre los aumentos dispuestos en servicios públicos en el ámbito del Congreso, pero también dentro del seno de Cambiemos generaron malhumor al mercado.
4) Pérdida de confianza tras el 28 de diciembre: el mercado hizo una lectura muy negativa sobre la decisión del oficialismo de cambiar de las metas de inflación para 2018, con el fin de bajar las tasas. Lo interpretó como una pérdida de autonomía del BCRA, en manos del poder ejecutivo. “La conferencia de prensa de fin de año quedará en los libros de historia económica mundial como un ejemplo de dilapidación de confianza innecesaria y los tremendos costos que ello genera en un país. No recuerdo haber visto algo así en toda mi vida”, afirmó Germán Fermo, director de Macrofinance.
5) Menor oferta del complejo agroexportador por efecto de la sequía: en el primer cuatrimestre se liquidaron poco más de u$s 6.000 millones, un 10% por debajo del promedio comprendido entre 2008 y 2017.
6) La vulnerabilidad de Argentina al escenario externo y el gradualismo implementado por el gobierno para bajar el déficit fiscal y las dudas sobre efectos en dinámica del déficit fiscal, de cuenta corriente, y comercial (todos elevados), todo esto sumado a las altas necesidades de financiamiento, añadió el economista Gustavo Ber, quien también anticipó que las “elevadas tasas afectarán la actividad y generarán un inoportuno círculo vicioso”.
Algunos sucesos externos sumaron mayor presión al ya complicado escenario local:
7) Suba de tasas en EEUU: el rendimiento del bono a 10 años superó en los últimos días el nivel simbólico del 3%, por primera vez desde enero de 2014. A esto se suma la posibilidad de mayores subas de tasas por parte de la Fed este año. El impacto de esta variable, alcanza a todas las economías del mundo. Tasas de interés más altas, significan entre otras cosas, mayor costo de endeudamiento. Esto impacta directo en la mayoría de los países emergentes, y en especial sobre la Argentina, que necesita aún más financiamiento y necesita mantener el dólar a raya para que no se traduzca en inflación una suba, sostiene el CEO de Carta Financiera, Miguel Bogianno.
8) Este escenario generó una mayor apreciación global de dólar, (devaluaciones de monedas de emergentes y desarme de carry- trade), con repatriación de capitales a EEUU, lo que termina por fogonear aún más el precio del tipo de cambio en el mercado local.
¿Cómo afectan estos factores?
A corto plazo un asalariado no debería ver afectada su economía con este tipo de movimiento del BCRA.
En el mediano, las cosas pueden llegar a modificar. Si la tendencia de demanda de dólares se mantiene, el BCRA no podrá seguir quemando divisas y esto se traducirá en una aceleración en el nivel de devaluación.
Este escenario golpearía sobre el salario real y la inflación, afectando el consumo y poder de compra del ciudadano de a pie.
Todos aquellos que tengan crédito en dólares (hipotecarios y/o personales) tendrán un aumento sobre sus cuotas.
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