Gracias a la ternura, la tolerancia y la sabiduría, los niños pueden encontrar en los abuelos al mejor compañero en las vacaciones, con o sin la presencia de los padres, mientras que los más grandes se sienten útiles y rejuvenecidos. Abuelos y nietos, una relación que se retroalimenta en el verano.
Muchas veces, los chicos necesitan un descanso de los padres para fortalecer el vínculo familiar, y entonces sale a escena el gran aliado de los más pequeños: los abuelos. Por eso, las vacaciones pueden convertirse en una linda aventura si los nietos conjugan su tiempo de ocio y una convivencia enriquecedora con los adultos mayores.
Ya sea el mar o en la montaña, en el campo o en la ciudad, las vacaciones representan el punto ideal para que los chicos puedan jugar y crecer gracias al amor, a la comprensión, a la tolerancia, a la sabiduría y a la ternura incondicional que los abuelos manifiestan a los hijos de sus hijos.
Abuelos y nietos, un amor recíproco
A excepción de los padres, los abuelos deberían ser la figura más trascendente en la vida de los nietos, quienes ven a los mayores como los «gigantes» de la contención y de la ternura. De allí se desprende la importancia de fomentar este vínculo.
Los abuelos en general aportan muchos elementos nutrientes para la memoria y la sensibilidad de los niños. Podría decirse que, en términos generales la relación abuelos–nietos es enriquecedora para ambas generaciones y por varias cuestiones:
Uno de los aspectos más permeables durante las vacaciones se manifiesta cuando los nietos adquieren un concepto positivo sobre la vejez. También, los abuelos son los encargados de la transmisión de valores familiares, de anécdotas del pasado que tanto atraen a los niños.
Por eso, los mayores de 50 tienen mucho para dar a los nietos debido a la gran experiencia que la vida les ha dejado y por la sabiduría que se va adquiriendo con el paso del tiempo.
El hecho de detallar el pasado familiar es un tema que atrapa a los chicos, sobre todo cuando los padres se ven impedidos de hacerlo en muchas ocasiones a raíz de la adrenalina que provocan determinadas actividades o el trabajo de todos los días.
A su vez, los niños aportan a los mayores una dosis inigualable de espontaneidad y frescura. Son la vía de transmisión sensitiva que los más grandes canalizan cuando pasan las vacaciones con sus nietos. Es la oportunidad que encuentran al sentirse útiles, rejuvenecidos y necesitados, a pesar de estar jubilados.
Abuelos con onda
En la actualidad, los avances médicos y tecnológicos permiten una prolongación de la vida, por lo que se vislumbra con mayor frecuencia que hay familias que tienen hasta cuatro generaciones vivas: abuelos, hijos, nietos y hasta bisnietos, y puede significar un enriquecimiento familiar y la posibilidad de compartir más tiempo con los nietos.
Es por eso que muchos aprovechan el relax y viajan junto a la familia durante el verano. Incluso, cuanto más jóvenes son los abuelos, menos temor tienen de asumir la responsabilidad de pasar las vacaciones con sus nietos, sin el resto de la familia.
«Un gran grupo de abuelos prefiere integrarse a la familia, pero también es cierto que no depende solamente de la edad de los abuelos, sino que algunos son más temerosos que otros y ello incide al momento de la decisión de ir solo con los nietos o con todo el grupo familiar», señala la psicóloga Adriana Guraieb, integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Por lo general, la primera generación de adultos suele favorecer la trasmisión de hobbies o pasiones como la filatelia, la pesca, la fotografía y habilidades como los deportes.
Es por eso que los abuelos «full time», que cuidan a sus nietos por tiempo completo, suelen descansar en las vacaciones. «En la actualidad ha variado el tipo de relación ya que muchos de ellos todavía se encuentran en actividad, y aprovechan las vacaciones para estar más cerca y disfrutarlos un poco más, con gran tolerancia, afecto y ternura», asegura Laura Orsi, Miembro Titular de APA
Ni «paquetes» ni baby sitter
Cabe señalar que, cuando los conflictos de pareja están latentes, son los padres quienes tienen que resolver sus cuestiones en privado, sin que los hijos estén en el medio de sus asuntos.
Es por eso que dejar a los chicos con los abuelos no significa dejar «un paquete» a los mas más grandes, ni tampoco que los abuelos cumplan la función de «niñera» de los nietos, sino todo lo contrario.
«Que los chicos pasen unas vacaciones o mini-vacaciones con sus abuelos le permite a la pareja la posibilidad de disponer del tiempo necesario para estar a solas, de armar programas o tener reflexiones, que quizá, durante el año no tuvieron la posibilidad, ni la tranquilidad para hacerlo», asegura Guraieb.
«Si la pareja aprovecha bien esos espacios podrá reforzar el vínculo y encarar los tiempos futuros más unidos», agrega la psicoanalista.
Cuando la relación entre abuelos y nietos es estrecha, es importante no confundir los roles y evitar sustituir a los padres, para no ocasionar roces familiares
«Algunos abuelos primerizos se angustian al principio por la responsabilidad que implica estar de vacaciones con sus nietos: les cuesta trasmitir la seguridad y confianza que le dieron a sus propios hijos. Por eso, es mayor la alegría y el placer cuando no hay obligación», indica Orsi, coautora del Libro «Psicoanálisis y Sociedad, Teorías y Practicas», de editorial Continente.
Los padres y los abuelos se complementan: los primeros aportan normas, disciplina, trabajo y límites a los hijos; los más grandes, ternura, tolerancia y tiempo a sus nietos.
Los abuelos ya fueron padres, ya pusieron límites cuando educaron a los hijos durante un largo tiempo. Ahora es el momento de descansar, disfrutar, mimar y jugar con los nietos durante las vacaciones. Acaso, se trata de la mejor manera de aprender de los mayores y fortalecer los lazos afectivos nada menos que durante las vacaciones de verano.
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