El Gobierno ahora dice que Mujica es «un traidor» por sus polémicos dichos. Dicen que arruinó una relación que enfriará acuerdos. El gobierno oriental llamó a no comprar en la frontera argentina
El exabrupto del presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, quebró de golpe la relación amistosa que supo construir con Cristina Kirchner, desde que asumió en el cargo, tras reemplazar a Tabaré Vázquez.
En una conferencia de prensa, él se refirió a ella como “una vieja terca”, y al ex presidente Néstor Kirchner como “el tuerto”. Estaba en una conferencia de prensa, creía que los micrófonos no funcionaban, pero resultó que estaban encendidos. Igual, cuando le avisaron que se escuchaba todo, respondió: “Qué le hace una mancha más al tigre”. Quizás, en el momento, no tomó dimensión del impacto que sus palabras iban a tener, horas después, en la Argentina.
La respuesta llegó de la mano del canciller Héctor Timerman, que se reunió con el embajador uruguayo en la Argentina, Guillermo Pomi, para entregarle una carta en la que el Gobierno nacional calificaba como “inaceptables” los agravios al ex presidente, porque “es una persona que ya no puede defenderse de las palabras que provienen de una persona a la que el Dr. Kirchner consideraba un amigo”.
En efecto, tanto Kirchner como su esposa demostraron siempre afecto hacia la figura de Mujica. Sobre todo porque con el uruguayo se recompuso una relación espinosa producida por el conflicto de las papeleras y la posición inflexible de Tabaré, que siguió adelante con la construcción pese a que los ambientalistas –en Argentina– se oponían bajo el argumento de que contaminarían las aguas del Río de la Plata.
Puertas adentro, en la Casa Rosada, hubo sorpresa y consternación. Trataron al presidente Mujica de traidor y dirigieron hacia él una serie de insultos irreproducibles. Fuentes del Gobierno dijeron que lo único que logró con su exabrupto fue bajarle el precio a la diplomacia uruguaya y que, a partir de ahora, tejer acuerdos será más difícil.
El asunto más importante en la agenda bilateral es el dragado del Canal Martín García, que había sido adjudicado a la empresa Riovía, pero que tras un escándalo de corrupción, fue cancelado.
En un acuerdo en enero de este año, que inicialmente se mantuvo en secreto, ambos países determinaron que el dragado se iba a hacer en forma conjunta y por empresas locales. Las pasteras también representan un problema, porque exigen un control binacional. Pero aún así, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés, Federico Merke, cree que el vínculo bilateral no se va a quebrar por las palabras de Mujica. “Cristina tiene veinte asuntos más importantes que ocuparse de eso ahora”, expresó. Y añadió que las relaciones diplomáticas no se quiebran por este tipo de exabruptos.
Sin embargo, ayer, el gobierno de Uruguay dispuso aplicar el denominado régimen de “Cero Kilo” en las aduanas fronterizas con localidades argentinas, para evitar que ciudadanos de ese país crucen a comprar mercaderías que, a raíz de la depreciación del peso argentino en el mercado paralelo, se tornaron baratas para los orientales.
Una fuente diplomática consideró, en diálogo con PERFIL, que Mujica está tan arrepentido de lo que dijo que es por eso que ni siquiera pidió perdón. Ayer, sin mencionar la palabra disculpa, “Pepe” afirmó que “si bien la historia nos separó, nada ni nadie puede descuajar nuestra historia”.
Y agregó: “Pertenecemos al grupo de esos pueblos y tenemos que andar bien con toda la humanidad, pero en primer término con los pueblos que nacieron en la primera matriz”. “Nada ni nadie podrá separarnos, definitivamente”, concluyó.
Víctor Hugo lo defendió
Víctor Hugo Morales consideró que el exabrupto del presidente José Mujica lo daña y lo perjudica ante la opinión pública de ese país y de la Argentina.
Sin embargo, intentó justificarlo al explicar que, cuando uno cree que los micrófonos están apagados, se permite deslices, como les ocurre –dijo– a los periodistas en las radios.
Víctor Hugo opinó que Mujica no quiso herir a la Presidenta, pero advirtió que, aún así, lo que dijo fue un disparate.
Para el periodista, afín al gobierno de Cristina Kirchner, Mujica no pide disculpas porque no puede volver de lo que dijo de ninguna manera. “La única forma que tiene de regresar de esto es el olvido, que el asunto quede en el olvido”, explicó.
En su argumento, Víctor Hugo sostuvo que cuando él tiene el micrófono cerrado, en la radio, su comportamiento puede ser a veces diferente al que tiene en público.
Sin embargo, opinó que fueron desafortunadas las expresiones del presidente uruguayo.
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