En la Casa Rosada esperan el famoso pico de la curva de casos para fines de abril y principios de mayo, por lo que se estudia prolongar el aislamiento social obligatorio.
Mientras tanto, avanzan los preparativos para enfrentar la emergencia con reactivos, respiradores y refuerzo de profesionales.
El Gobierno espera que el momento crítico de la pandemia se de en el país entre fines de abril y principios de mayo y se está preparando para enfrentar ese momento crítico. Cuan pronunciada será la curva dependerá en gran parte de la eficacia de la medida que hizo que la mayoría de la población se quede en su casa. Lo que es seguro es que la cuarentena no terminará el 31 de marzo. “Si nos va bien tiene que seguir; y si nos va mal también hay que seguir”, describen en el ministerio de Salud para graficar que es inevitable la extensión del aislamiento. Lo que no está definido es hasta cuándo. Una posibilidad será mantenerlo hasta el 12 de abril, después de Semana Santa. Como ya aprendimos los argentinos, mientras más gente se quede en su casa, más se “achatará la curva” de contagio y por lo tanto, el sistema de salud podrá atender mejor la demanda. Pero, mientras tanto, el Gobierno se dispone a gestionar la emergencia.
Entre las cuestiones críticas a las que el ministro de Salud, Ginés González García, está prestando especial atención están los insumos y el recurso humano. Como reconocimiento a quienes estarán en la primera línea de fuego contra el coronavirus, el Gobierno prepara un decreto con un incentivo económico extra para los trabajadores de la salud. Se trataría de una suma fija de 30 mil pesos a pagar en tres veces con fondos del estado nacional, tanto para el sector privado como para el público. Esto alcanzaría a unas 750 mil personas, pero podría estar vinculado al presentismo, porque en algunos lugares se detectó un ausentismo pronunciado que podría estar ligado con el temor ante el avance de la pandemia, aunque también en muchos sitios, como en el Instituto Malbrán, las autoridades destacan la buena predisposición y entrega del personal.
Para reforzar la atención, el Gobierno evalúa convocar a estudiantes avanzados de enfermería y medicina, aunque para estos últimos habría que tomar una decisión respecto de la habilitación. Además, se prorrogará la residencia de los profesionales de salud en los hospitales.
Respecto de los insumos, los más importantes son los reactivos y los respiradores. El viernes pasado, la Argentina comenzó a recibir los 53 mil reactivos que se compraron en enero. La primera tanda fue de 7500 y así será cada semana. Estos se suman a los tres mil que había aportado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y también hay que agregar los que importó el laboratorio Roche, supuestamente para “experimentación” y que el Estado hizo que le fueran entregados como donación. “Cuando hay un producto escaso, la única forma que sea manejado con equidad es que lo centralice el Estado”, señalan en el ministerio. En total, los reactivos disponibles sumarían por el momento 65.570. Actualmente, en el Malbrán se están procesando alrededor de 300 muestras por día, pero su capacidad es mucho mayor. En 2009, con la gripe A, llegó a procesar 800 y ahora cuenta con una tecnología superior y recibe muestras las 24 horas del día los siete días de la semana. El viernes pasado, en tanto, comenzó la descentralización de los estudios. En esta primera etapa, en los seis laboratorios anunciados (Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Santa Fe, Rosario y Tierra del Fuego). Progresivamente se agregarán otros hasta llegar a 35. En el Gobierno descartan el llamado “kit rápido” porque busca anticuerpos en vez del virus y eso hace que se produzcan muchos falsos positivos o negativos.
El otro insumo importante para tratar el coronavirus es el respirador. En estos momentos se trata de un producto demandado a nivel mundial. En la Argentina hay tres fábricas, la más importante es Tecme, que funciona en Córdoba. A esa empresa, el Estado le prohibió la exportación y adquirirá toda la producción. A la vez, se está trabajando con Toyota para garantizar la provisión local de una placa que necesitan esos aparatos y que actualmente se importa de Estados Unidos. “Nos enteramos que personas de gran poder adquisitivo estaban comprando respiradores para instalárselos en sus casas”, cuentan cerca de González García. Además, el Presidente Alberto Fernández envió una carta al presidente de China para solicitarle otros 1500 respiradores.
La capacidad de camas para atender posibles contagiados también está en evaluación. El ministerio de Salud está manteniendo reuniones con todos los actores del sector: laboratorios, prepagas, obras sociales, cínicas privadas. A ellos les pidieron que suspendan todas las cirugías programadas para liberar todas las camas posibles en las terapias.
Actualmente, hay casi nueve mil camas útiles (cama más respirador) en todo el país, pero el Gobierno espera que en un mes haya diez mil. Y se prevé que los pacientes leves que necesiten estar aislados pero no hospitalizados puedan permanecer en hoteles. En este caso, cada jurisdicción afronta económicamente el operativo y en caso de no ser posible interviene el estado nacional. La ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, se hizo cargo de las 400 personas que debieron ser confinadas luego de viajar en un Buquebús con un joven con coronavirus. “La discusión en estos momentos no es quién paga, sino decidir cómo hacer las cosas”, aseguran en el Gobierno nacional.
“Estamos satisfechos por cómo fuimos reaccionando. Nos anticipamos a las medidas que tomaron muchos países, muchos reaccionaron tarde. Nuestra curva será ascendente, de eso no hay dudas, pero con la cuarentena podríamos evitar el gran pico”, señalan en el Gobierno. En ese sentido, un foco de preocupación es la actitud de países vecinos como Chile y Brasil. En el ministerio de Salud creen que ambos gobiernos reaccionaron tarde, pero en Chile se dieron cuenta y están tomando medidas, en cambio con la administración de Jair Bolsonaro es muy difícil pensar en una estrategia conjunta. Por el momento, la principal medida del presidente brasileño fue suspender contratos de trabajo y dejar de pagar salarios, pero tuvo que dar marcha atrás por el rechazo que generó. Mientras, sigue minimizando la pandemia y la trata de “gripecita”.
En Argentina, el sistema de salud se prepara para horas críticas. El Gobierno trata de prever todo lo posible, pero también sabe que es una estrategia que se ajusta día a día.
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