Los candidatos de la oposición apuestan a polarizar con la Presidenta. Aceleran los pasos tras la irrupción de Cristina y Máximo como posibles candidatos junto a Scioli. Macri arranca con ventaja por las encuestas y su acuerdo con la UCR. Massa apuesta a la Provincia para dar batalla. Y Stolbizer se lanza para seducir a la centroizquierda.
Juega Cristina. Promueven a Máximo. Juegan los referentes de La Cámpora. Juegan los caudillos del PJ. Y juega, desde luego, Daniel Scioli, el candidato mejor posicionado en el universo K, hoy inmiscuido más que nunca en las causas sensibles de la Casa Rosada y con luz verde de la propia Presidenta para exhibirse como presidenciable del Frente para la Victoria. Es decir, juegan todos: acá no se va nadie. O, mejor expresado: harán lo que sea necesario para no irse. Los desvela el poder y el amparo que brinda el poder.
Para la oposición puede ser un riesgo. Es una mirada posible: no aparece tan lejano –más allá del desgaste y de los errores que se acentuaron en los últimos años– el antecedente de 2011, cuando las fuerzas opositoras subestimaron el poder electoral del oficialismo y la Presidenta arrasó en las urnas. Pero también puede ser una oportunidad. Es otra mirada posible: la oportunidad de la polarización. Las encuestas revelan que el kirchnerismo parte de un techo electoral importante y en el oficialismo se mueven con la obligación de apostar casi todas sus fichas a la primera vuelta. Encuestas propias y ajenas pintan un panorama sombrío para un eventual balotaje. Por eso, los principales opositores trabajan para despegarse del resto de sus rivales para disputar cara a cara la contienda con el oficialismo.
La mayoría de los encuestadores ubica a Mauricio Macri en una posición de privilegio. Esa posición quedó más clara después de la Convención Radical. “Nosotros apostamos al cambio y lo planteamos desde siempre. La polarización se va a dar entre cambio y continuidad. Apostamos a que más gente siga adhiriendo a esta idea de cambio que crece día a día”, dice Macri.
Al jefe de Gobierno no se le ocurriría mencionar a Sergio Massa, pero en privado sus asesores cuentan que la sociedad valora que, a diferencia del tigrense, el PRO haya estado siempre en la vereda de la oposición. Macri solo dice: “Para la gente es mucho mejor cuanto más claros seamos en nuestras propuestas y perfiles”. En otras palabras: el conductor del PRO cree que él no tiene que sobreactuar su rol.
Massa se jacta de haber anticipado los movimientos del kirchnerismo. “Hace un año sabíamos que el Gobierno iba a utilizar el apellido Kirchner en las elecciones”, afirma el candidato. Los massistas fogonean la hipótesis de que para ganarle las presidenciales hay que derrotarlo en la provincia de Buenos Aires, donde vota casi el 40 por ciento del padrón nacional.
El jefe del Frente Renovador ata el futuro a su bastión: “Está claro que en la provincia de Buenos Aires, que es donde se dará la batalla central, somos los únicos que podemos ganarle al oficialismo. Acá solo le hemos ganado De Narváez y yo”. Massa se aferra a la campaña bonaerense como a una tabla de salvación: un desliz allí podría dejarlo afuera de toda carrera. Contiene a intendentes y candidatos a gobernador rebeldes y arma caravanas en el Conurbano. El contacto directo con la gente es su fuerte.
Todavía con una interna alborotada, el radicalismo acelera los movimientos hacia el PRO. Ernesto Sanz, su jefe partidario y principal artífice del acuerdo con Macri, cree que a medida que pase el tiempo el sector de la UCR que se negaba a firmar la coalición terminará de entender cuáles eran los riesgos de no hacerlo. Dice Sanz: “Siempre vimos el escenario de un kirchnerismo puro y duro, con anteojeras, que iba a disputar la continuidad con un piso de votantes del 30 por ciento. Por eso hicimos lo que hicimos en la Convención radical. La idea de cambio no podía estar fragmentada. Ahora está claro que el verdadero polo opositor somos nosotros con el PRO y la Coalición Cívica y absolutamente vamos a polarizar la elección con el Gobierno. La sociedad ya polarizó”.
Margarita Stolbizer se lanzará el jueves en San Telmo como candidata a presidenta. La diputada, que aspira a convertir a su fuerza en la única opción progresista con alguna posibilidad de disputar el poder, sostiene que “el Gobierno eligió a Macri para polarizar porque eso le da comodidad a Cristina. En el peor de los casos para el oficialismo, si gana Macri ella tendrá la fantasía de volver en 2019”.
Socia de Binner, Stolbizer pisa el escenario relegada en los sondeos, aunque aspira a crecer de la mano de este mensaje: “El oficialismo usó el Estado como botín del clientelismo y de sus propios bolsillos y Macri será el botín de los grupos empresarios”.
Fuente: Clarin
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