La titular de Abuelas de Plaza de Mayo cuestionó con dureza el texto de la Conferencia Episcopal que alertó sobre la violencia y la corrupción en la Argentina
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo,Estela de Carlotto, cuestionó con dureza eldocumento elaboradopor la Conferencia Espiscopal, que alertó sobre el avance de la violencia y la corrupción en la Argentina. «No hablaron cuando la dictadura secuestraba a tantísima gente, ahora se asustan porque hay violencia», afirmó Carlotto, en una entrevista con Radio Mitre.
Y agregó: «Leer este documento que muestra una realidad, pero que la pone en una posición muy dramática nos molesta en el sentido de que se pueden decir verdades, pero no sembrar los miedos o profundizar diferencias entre los argentinos».
En el texto,los obispos habían señalado que «la Argentina está enferma de violencia» y hablaron del «cáncer de la corrupción». «El documento podría ser menos agresivo. Esta iglesia que tenemos ahora, nadie se acercó a decirnos dónde están los niños que nos robaron durante la dictadura. Muchas entidades de la Iglesia entregaron a nuestros niños», señaló.
«Es la verdad de la Iglesia, pero tenemos un papa argentino, que está dando mensajes de los que queremos que de nuestra iglesia: de conciliación, de entendernos y combatir lo malo, pero desde la paz», advirtió.
Ayer,Cristina Kirchner había salido al cruce del documento elaborado por la Conferencia Episcopal, que preside monseñor José María Arancedo. Durante la inauguración del monumento en conmemoración del 40° aniversario del asesinato del padre Carlos Mugica , realizado ayer en la avenida 9 de Julio,la jefa del Estado remarcó: «Cuando hablan de una Argentina violenta, quieren reeditar viejos enfrentamientos»..
FELICES LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ
1.
Como pastores del pueblo de Dios
–
del que provenimos y al que queremos servir
–
nos
dirigimos a todos los miembros de la Iglesia y a los hombres y mujeres de
buena voluntad,
para compartir nuestra
mirada
sobre un aspecto
inquietante
de la realidad nacional.
Constatamos con dolor y preocupación que la Argentina es
tá
enferma de violencia. Algunos
de los síntomas son evidentes, otros más sutiles, pero de una form
a o de otra todos nos
sentimos afectados.
Q
ueremos detenernos a reflexionar sobre
este drama
porque creemos que
el amor
vence al
odio y
que nuestro pueblo anhela la paz
.
2.
Son
numerosas
las formas de violencia que la sociedad padece a diario. Muchos viven
con
miedo al entrar o salir de casa, o
temen
dejarla sola, o
están
intranquil
os
esperando el
regreso
de los hijos de estudiar o trabajar.
Los hechos delictivos no solamente han aumentado en
cantidad sino también en agresividad. Una violencia cada vez más f
eroz y despiadada
provoca lesiones graves y llega en
muchos
casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la
droga en
algun
as conductas violentas y en el descontrol de los
que delinquen
,
en quienes se
percibe escasa y casi nula valoración de la vida pro
pia y ajena. La reiteración de estas
situaciones alimenta en la
población
el enojo y la
indignación
, que de ninguna manera
justifican respuestas de venganza
o de la mal llamada “justicia por mano propia”
.
La
creciente ola de delitos ha ganado espacio en lo
s diversos medios de comunicación,
que
no
siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor.
Con frecuencia
en
nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad.
3.
No se puede responsabilizar y estigmat
izar a los pobres
por ser tales.
Ellos sufren
de manera
particular
la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo
destacado en las noticias.
Conviene
ampliar la mirada y reconocer que también
son
violencia
las situaciones de
exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de
marginación,
de precariedad laboral,
de empobrecimiento estructural de muchos,
que
contrast
a con
la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios
violentos corremos
el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos.
Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana
e
s violación al proyecto de amor de
Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso,
violen
cia
doméstica,
abandono del sistema educativo, peleas entre
“
barrabravas
”
a veces ligadas a
dirigentes políticos y sociales, niños limpiando parabrisas de los autos
, migrantes no
acogidos
e, incluso,
la
destrucción de la naturaleza
. Hemos endurecido el cor
azón
incorporando estas desgracias como parte de la normalidad de la vida social,
acostumbrándonos a la injusticia y relativizando el bien y el mal.
Es creciente la tendencia al
individualismo y egoísmo, de los cuales despertamos sobresaltados cuando el de
lito nos
afecta o toca cerca. El Papa Francisco señala que
“
se ha desarrollado una globalización de la
indiferencia…
”
(
Evangelii Gaudium
54).
4.
Pero no nos ayuda culpar a los demás. Para lograr una sociedad en paz cada uno está llamado
a sanar sus propias
violencias.
Es necesario reconocer las diversas crisis por las que atr
aviesa
la familia
, que es la primera escuela de paz
. En ella aprendemos la buena noticia del amor
humano y la alegría de convivir
. Muchos
niños y adolescentes crecen solos y en la calle
provocando el debilitami
en
to de los vínculos sociales.
Esto también
reper
c
ute en
la escuela
.
E
pisodios de violencia escolar se desarrollan ante la mirada
pa
siva de
algunos
hasta que es
demasiado tarde.
Muchos jóvenes ni estudian ni trabajan, quedando expu
estos a diversas
formas de violencia.
5.
La corrupción, tanto pública como privada,
es un verdadero “
cáncer social
” (EG 60),
causante de injusticia y muerte. Desviar dineros que deb
erí
an destinarse al bien del pueblo
provoca ineficiencia en servicios eleme
ntales de salud, educación, transporte. Estos delitos
habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando y afianzando
la
impunidad. Son estafas económicas y morales que corroen la confianza del pueblo en las
instituciones de la Rep
ública, y sientan las bases de un
estilo de vida caracterizado por la
falta de
respeto
a
la ley.
A ello se agregan
mafias del crimen organizado
sin
freno dedicadas
a
la trata de personas para la esclavitud laboral o sexual
,
el tráfico de drogas y armas,
lo
s
desarmaderos de autos robados
, etc
.
6.
Para construir una sociedad saludable e
s imprescindible un compromiso de todos
en el
respet
o de
la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la Constitución Nacional,
hasta las leyes de tránsito y las norm
as que rigen los aspectos más
cotidianos
de la vida. Sólo
si las leyes
justas
son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir
los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad
de quienes
tenemos al
guna autoridad
.
La obediencia a
la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece
y dignifica a la persona. Esto vale también para los reclamos
por nuestros derechos
, que
deben ser
firme
s
pero pacífico
s
, sin amenazas ni restricciones injustas a los derecho
s de los
demás.
Frente al
delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan
los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la
tranquilidad necesarias.
La lentitud de la Justicia deteriora la
confianza de los ciudadanos
en
su eficacia
. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales
para burlar o esquiva
r la justicia:
también
esto es inmoral.
7.
La cárcel genera en la sociedad la falsa ilusión de encerrar el mal, p
ero ofrece pocos
resultados.
El sistema carcelario debe cumplir su función sin violar los derechos
fundamentales de
todos
los presos,
cuidando su salud,
promoviendo su reeducación y
recuperación. Nos duele y preocupa que casi la mitad de los presos no teng
a
sentencia. La
mayoría de ellos son jóvenes pobres y sin
posibilidades
para contratar abogados que
defiendan sus causas.
Ningún delito justifica el maltrato o la falta de respeto a la dignidad de
los detenidos.
Gracias
a Dios algunos cumplen la palabra
de
Jesús:
“Estuve preso y me
visitaron”
(
Mt
25,36).
8.
Nos estamos acostumbrando a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira, que
“
socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales
”
(
Catecismo de la Iglesia Católica
,
2486). Urge en la Argentina recuperar el compromiso con
la v
erdad, en todas sus dimensiones.
Sin ese paso estamos condenados
al desencuentro y a
una falsa apariencia de diálogo.
9.
Estos síntomas son graves. Sin embargo, en el cuerpo de nuestra sociedad se e
ncuentran
también los recursos para afrontar el paciente camino de la recuperación.
Todos estamos
involucrados
en primera persona. Destacamos, ante todo, el profundo anhelo de paz que
sigue animando el compromiso de tantos ciudadanos. No hay aquí distinció
n entre creyentes
y quienes no lo son. Todos estamos llamados a la tarea de educarnos para la paz
.
10.
N
osotros
creemos que
Dios es “fuente de toda razón y justicia”
y que los peores males brotan
del propio corazón humano
.
El vínculo de amor con
Jesús vivo c
ura nuestra violencia más
profunda y es el camino para avanzar en la amistad social y en la cultura del encuentro.
A
esto se refiere el Papa Francisco cuando nos invita a “
cuidarnos unos a otros
”
.
Jesús
nos
enseñó que “
Dios hace salir el sol sobre buenos y
malos y hace llover sobre justos e
injustos
” (
Mt
5, 45)
.
No hay persona que esté fuera de
su
corazón
.
En su proyecto de amor la
humanidad entera está llamada a la plenitud. No hay una vida que valga más y otras menos
:
la
del niño y el adulto, varón o muje
r, trabajad
or o empresario, rico o pobre.
Toda vida debe
ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la concepción hasta la muerte natural, en todas
sus etapas y dimensiones.
Jesús es nuestra Paz, en él encontramos Vida y Vida abundante. A
Él volvemos nue
stra mirada y en Él ponemos nuestra esperanza para renovar nuestro
compromiso en favor de la vida, la paz y la salud integral de nuestra querida Patria. Jesús nos
dice: “
Felices los que trabajan por la paz…
”
(
Mt
5,9).
Muchos ya lo están haciendo.
Hay
desta
cables iniciativas en escuelas, parroquias, clubes, talleres artísticos y otras
organizaciones de la sociedad.
Los alentamos a seguir siendo instrumentos de paz.
Exhortamos
particularmente
a la dirigencia a desarrollar un diálogo que genere consensos y
pol
íticas de estado para superar la situación actual.
11.
La Virgen
de Luján
, presente en el corazón creyente de tantos argentinos y argentinas, nos
anima y acompaña en nuestro empeño “…
porque cada vez que miramos a María volvemos a
creer en lo revolucionario d
e la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la
ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros
para
s
entirse importantes
…”
(
EG
288)
Los obispos argentinos
Pilar
–
107 Asamblea plenaria
8 de ma
yo de 2014, Solemnidad de Nuestra Señora de Luján
Fuente; La Nacion
Dirección: Corrientes 1537 , Pilar – Córdoba (CP:5972).
Mail: germanmonserrat@gmail.com
Tel: 3572-404359
WhatsApp: 3572441367 – 3572594935
© 2020 SSQH.
Comentar post