La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha ganado popularidad y dado claras muestras de liderazgo al cumplirse hoy un mes de la muerte de Néstor Kirchner, su esposo y antecesor en la jefatura del Estado.
En estos treinta días de duelo por la pérdida de quien fuera su «socio» y la figura de mayor peso político del país, Fernández ha controlado todo atisbo de disputas en el gabinete y en el gobernante Partido Justicialista (peronista) frente a una oposición que vuelve a mostrar sus divisiones, coinciden analistas consultados por Efe.
Sin perder la calma ha soportado las embestidas de la oposición y retomó la iniciativa política con anuncios de impacto, entre ellos el comienzo de negociaciones para refinanciar deudas soberanas con el Club de París en mora desde el cese de pagos de 2001.
Las últimas encuestas señalan a la mandataria como favorita a ganar las elecciones presidenciales de octubre de 2011, mientras que los empresarios se muestran optimistas por el cambio hacia un discurso moderado frente a la «crispación» que le atribuían a Kirchner, cuya figura es hoy motivo de homenajes en todo el país.
Pero algunos encuestadores consideran prematuro medir la intención de voto a falta de once meses para las próximas elecciones y atribuyen la difusión de esos sondeos a presiones del oficialismo para definir cuanto antes la candidatura de Fernández a la reelección.
A las principales fuerzas de la oposición les cuesta acomodarse a la nueva situación y en los últimos días han vuelto a mostrar divisiones exacerbadas por la próxima carrera electoral.
La oposición aparece mal parada al no poder cumplir las promesas con las que ganó las elecciones parlamentarias de junio de 2009.
El Parlamento, minado por los enfrentamientos, cerró el jueves sus sesiones ordinarias con paupérrimos resultados y sin aprobar el Presupuesto de 2011, algo inédito desde la década pasada.
Fernández deberá prorrogar el presupuesto de este año, con lo que podrá manejar con mayor libertad los millonarios fondos que le quería recortar la oposición.
La Unión Cívica Radical (UCR), segunda fuerza parlamentaria, socialistas, conservadores y peronistas disidentes no lograron anular los «superpoderes» por los que el Gobierno puede desviar partidas presupuestarias o restringir los decretos presidenciales «de necesidad y urgencia», entre otras promesas.
Fernández, quien no oculta algunas lágrimas al recordar a su esposo, ganaría las elecciones de 2011 con una amplia ventaja sobre el segundo con mayor preferencia, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, líder de la conservadora Propuesta Republicana (Pro), dicen las encuestas sobre intención de voto.
La mandataria está «claramente arriba» de todos en popularidad, con una adhesión del 56 por ciento, apuntó Fabián Perechodnik, de la encuestadora Poliarquía, considerada una de las más confiables del país.
«Está instalada en el liderazgo político que antes no tenía», destacó a Efe el analista, para quien «no tiene sentido» medir la intención de voto con vistas a 2011 «cuando la gente no está pensando en eso» y ve a Fernández «de luto» y afrontando con firmeza el cargo de jefa del Estado.
«No hay un análisis político sino emocional y faltan once meses para las elecciones», remarcó.
Las encuestas también marcan que el otro político con mejor imagen es Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, que formalmente reemplaza a Kirchner al frente del Justicialismo y ha expresado su decisión de pasar la posta a Fernández, a quien le expresó su lealtad.
Scioli evita todo debate electoralista mientras se prepara el traspaso del liderazgo a Fernández. También aparcó sus aspiraciones políticas Hugo Moyano, secretario general de la peronista Confederación General del Trabajo, el mayor sindicato del país.
La UCR ha quedado dividida por las aspiraciones presidenciales del vicepresidente argentino, Julio Cobos, quien regresó al partido luego de enemistarse con Fernández, y el diputado Ricardo Alfonsín, hijo del fallecido ex presidente Raúl Alfonsín.
Cobos, que desde mediados de 2008 se pasó a la oposición, un caso inédito en el país, se resiste a renunciar a la Vicepresidencia, que conlleva la jefatura del Senado, como pretenden los seguidores de Alfonsín, aliado en un pacto electoral con el socialismo.
Los peronistas disidentes, entre ellos el ex presidente argentino Eduardo Duhalde (2002-2003), antiguo mentor de Kirchner, han quedado sumergidos en debates internos, mientras que Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, ha roto la alianza Acuerdo Cívico y Social que había formado con la UCR en las legislativas de 2009.
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