El ministro de Economía, Martín Guzmán, se presentó esta tarde en el Congreso de la Nación para explicar su estrategia de resolución de la crisis de deuda, donde además dio a conocer cuáles son los tres pilares que para el deben apuntalar a la economía del país y reconoció que el peso no es una moneda confiable.
Hizo hincapié en el aumento de la pobreza, principalmente entre los chicos donde supera el 50%. Eso habla, dijo el ministro, de un país que le está socavando el futuro a su propio pueblo. Y luego hizo un repaso del descalabro que sufrieron casi todas las variables económicas durante el gobierno de Mauricio Macri.
Guzmán describió el duro cuadro económico y social en el que está inmerso el país con números precisos: “En los últimos 2 años 465.000 argentinos han entrado en situación de indigencia. La pobreza ha aumentado desde 2017 al 2019 del 28.6% al 35.4% y sigue escalando. Más de 2 millones de personas han caído bajo la línea de pobreza en los últimos 2 años. El producto cayó en 3 de los últimos 4 años. La caída acumulada es superior al 4.5% en los últimos 2 años. El producto industrial se viene desplomando. La inflación alcanzó el 52.9% en 2019. Año a año ha habido una divergencia muy fuerte entre las metas de inflación anunciadas de lo que fue la inflación”.
Según el ministro, la única forma de que la Argentina ponga fin a su recesión y comience a responder a los vencimientos de deuda es que ese pasivo se reestructurado. Esto bajaría la incertidumbre y aumentaría el gasto y la inversión del sector privado, con impacto positivo en la actividad, el comercio exterior y la demanda de empleo.
Guzmán fue directo: “Es una condición absolutamente necesaria para romper una dinámica de recesión que se profundiza, sacarse de encima esa carga de deuda que no se puede pagar”. El funcionario aseguró que hay evidencia empírica, por historia de otros países, que demuestra que sus afirmaciones tienen sentido.
Sin críticas histriónicas, el funcionario responsabilizó al gobierno de Mauricio Macri y su esquema económico por la crisis actual. “Se vendió al mundo que el cambio en las reglas de juego iba a generar una dinámica virtuosa, se vendió la idea de la lluvia de inversiones que iba a generar la capacidad productiva para hacer luego frente a los compromisos. La realidad está a la vista. Nada de eso ocurrió”.
Describió que se tomó deuda, llegó al país lo que se denomina capital de portafolio, pero sin embargo jamás se concretó la lluvia de inversiones para el sector productivo. Por eso, defendió el viraje que le está dando el Gobierno de Alberto Fernández a la economía: “Poner al sector productivo en el centro de la estrategia y darle paz a la ciudadanía”.
En ese sentido, ejemplificó: cuando se miran las cantidades exportadas se está igual a 2012. “Es una tendencia que hay que romper”, afirmó. Y volvió a disparar contra el macrismo: “Todos los datos muestran que en 2016 la economía entró en una caída libre, y eso es lo que hay que detener”.
Por ello, propuso apuntar a una estructura distinta de la economía argentina a la actual, con una mayor diversificación, que permita satisfacer las condiciones de la inclusión social y del dinamismo económico. Porque no alcanza con redistribuir lo que hay, la torta tiene que crecer. Y tercer, la estabilidad: la consistencia macroeconómica, las cuentas en orden.
Guzmán dijo que hay que atender distintos frentes: el externo y fiscal. “Necesitamos tener una moneda propia que sea confiable. El peso, está claro y no tenemos ni siquiera que discutirlo, no es una moneda confiable. Es una moneda excesivamente y extremadamente volátil, de las más volátiles el mundo”.
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