PRIMER DOCUMENTO OFICIAL SOBRE INFLACION. UN ANALISIS DEL IMPACTO DE EMPLEO Y SALARIOS SOBRE LOS PRECIOS. El Ministerio de Economía descree de la existencia de una espiral inflacionaria, y así lo refleja un informe que hizo llegar a la presidenta de la Nación la Secretaría de Política Económica, que comanda Roberto Feletti.
«A partir de mediados de 2006, el aumento del empleo y el salario, delineado por el esquema económico planteado, potenció el consumo masivo y determinó una evolución diferencial en la estructura de costos de los distintos sectores de actividad. La aceleración del consumo asalariado y el aumento de costos en numerosas empresas dio comienzo a una moderada puja distributiva, que tendió a reflejarse en el índice de precios al consumidor.» La explicación forma parte de un informe sobre precios que elaboró la Secretaría de Política Económica para la presidenta Cristina Fernández. Página/12 tuvo acceso exclusivo al primer documento sobre inflación que el Ejecutivo hace público, que aclara que «no obstante, no existe ningún carácter explosivo en la dinámica de precios».
El informe elaborado por el equipo del viceministro Roberto Feletti señala que los altos índices de consumo de la población demuestran que existe la percepción de que el escenario económico se encuentra con buena salud y es duradero. «Existe la certeza por parte de la gente de que esta mejora en la economía le asegura la permanencia en el empleo, permitiéndole afianzar su futuro. Cuestión que contradice la versión que afirma la existencia de una espiral inflacionaria y que su principal ‘víctima’ son los salarios y los sectores más humildes», prosigue el informe. En Economía piensan que el crecimiento sostenido de la inversión –por lo tanto de la oferta– y la previsibilidad cambiaria harán converger la inflación a niveles muy inferiores a los actuales.
En 2010, el Indice de Precios al Consumidor del Indec registró una inflación del 10,7 por ciento, la más alta del último lustro y muy superior al promedio internacional. De este dato surge la decisión de hacer público un informe del Ministerio de Economía que incluye un diagnóstico sobre las razones de la evolución de los precios, desestima los pronósticos agoreros que anuncian una espiralización de precios y realiza una estimación sobre el futuro de la inflación. La divulgación se da al tiempo en que desde la Secretaría de Comercio Interior se ponen en tela de juicio los índices que vienen sosteniendo las consultoras privadas, que, en general, duplican a los del Indec. La estrategia del Gobierno es salir a desactivar las expectativas de una mayor inflación en 2011, que, entre otras consecuencias, están dificultando las Negociaciones Colectivas de Trabajo.
«Nadie piensa en un ajuste monetario y fiscal, como proponen desde la oposición, para enfriar la economía. Estamos convencidos de que los actuales niveles de inversión y la previsibilidad cambiaria van a hacer converger a un escenario más estable el índice de precios, la tasa de interés y la tasa de devaluación esperada», indicó Roberto Feletti a este diario. «No es menor que el Gobierno, en la priorización del crecimiento del empleo, avance en una política de ingresos que garantiza los consumos básicos y a la vez tiende a sostener demanda, que es el principal estímulo para la inversión y por ende del incremento de oferta. Por último, respecto del impacto internacional, el Gobierno avanza en decisiones que tiendan a desvincular los precios internos de los internacionales, muestra de ello es la reciente reforma de la Oncca», completó el funcionario.
«El alto crecimiento presentado durante 2010, que también estuvo presente en el período 2003-2008, tuvo, como es normal en todos los procesos de alto dinamismo económico, cambios en los precios relativos y la existencia de un reordenamiento donde los precios –en su gran mayoría– son inflexibles a la baja.» La explicación forma parte de los párrafos destinados al diagnóstico de la inflación del 10,7 por ciento de 2010 expresada en el informe. Para Economía, la puja distributiva es el núcleo de la evolución de precios. Además, se pone el acento en que el fuerte crecimiento del consumo necesita de una mayor oferta, que, si bien se está registrando vía mayor inversión, tiene, por razones obvias de instrumentación, un ritmo más lento.
«El fuerte crecimiento condujo a una rápida reducción del desempleo, mejorando la capacidad de negociación de los asalariados, que a su vez ganaron participación en el producto. Por su parte, el intento de desenganchar los precios de los productos primarios de producción local, de la presión que ejercen los precios del mercado mundial sobre los alimentos –y que las retenciones móviles hubieran amenguado aún más que las fijas actuales– y su efecto sobre el salario real, inducen a los trabajadores a recuperar esa pérdida, generándose un proceso de puja distributiva que es común en todo proceso de crecimiento con redistribución del ingreso», sostiene el documento oficial.
En Economía destacan que la política de ingresos implementada por el Ejecutivo aumentó fuertemente el ingreso total de la población. El salario promedio de la economía creció 250 por ciento entre enero de 2003 y diciembre de 2009. Se incrementó el haber previsional mínimo en 451 por ciento, a la vez que el margen de cobertura de la población pasiva se elevó de un 47 por ciento en el 2003 a un 86 por ciento en el 2009. El haber previsional medio creció en 188,4 por ciento en el mismo período. Se modificaron las alícuotas y el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, sobre los ingresos provenientes del trabajo personal, como modo de no afectar la capacidad de consumo de los sectores de remuneración media. Por último, se aplicó una política de contención de tarifas de consumo domiciliario de luz, gas, y de uso de transporte público en las áreas metropolitanas de Buenos Aires, a fin de favorecer los impulsos dados a la recomposición de ingresos, en el principal mercado de consumo del país.
Más adelante, el informe se dedica a desactivar las profecías que auguran una inflación en continuo ascenso. «Actualmente, Argentina tiene una inmejorable situación macroeconómica, lo que aleja la posibilidad de las grandes variaciones cambiarias del pasado, suprimiendo con ello el principal foco de los períodos de alta inflación de décadas pasadas. El país ha crecido como nunca lo hizo en toda su historia previa, y la inversión reproductiva responde más que proporcionalmente, registrando un máximo histórico. Argentina ha privilegiado objetivos múltiples, haciendo centro en el crecimiento del producto y del empleo, manteniendo un tipo de cambio competitivo, y evitando las políticas monetarias y fiscales restrictivas.»
En Economía piensan que la larga historia inflacionaria del país también forma parte de las expectativas de suba de precios. Por eso se preocupan por marcar las diferencias con modelos anteriores. «El alejamiento de la restricción externa y la posibilidad de sostener la estabilidad del tipo de cambio, a partir de sólidas políticas macroeconómicas y de una estrategia exitosa de inserción regional e internacional, explican esta diferencia con otras etapas históricas de la inflación argentina. En efecto, uno de los principales ejes de actuación del gobierno nacional fue el de aplicar una política cambiaria que depreciara el peso respecto de las distintas monedas extranjeras que, en línea con la fuerte acumulación de reservas, han impedido tanto ataques especulativos del capital financiero sobre nuestro mercado, como que los países centrales nos transfirieran sus crisis, liquidando stocks de productos baratos, que comprometieran la producción nacional.»
Por último, el informe relativiza el hecho de que la actual evolución de los precios sea una inflación al estilo tradicional, basándose en la comparación con otros países y con lo sucedido con los precios locales durante la crisis internacional de 2008-2009. «Es necesario recordar que la dinámica de precios en Argentina fue muy similar a la del resto de América latina y de otros países emergentes: fue creciente entre 2007 y 2008, producto de la brusca alza del precio internacional de los alimentos y de las commodities primarias, y fue decreciente en 2009 por los efectos de la crisis financiera internacional. En el primer trimestre de 2010 hubo en nuestro país un salto importante en el precio de la carne, en línea con aumentos en su precio internacional, que luego se desaceleró y se retomó a mediados de año. Estas marchas y contramarchas son muestra clara de que no existe ninguna espiral inflacionaria, como algunos quieren hacer creer, ya que esta supondría una suba permanente del nivel de precios de toda la economía.»
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