Una de cada tres empresas bajó la dotación de personal este año. Un sondeo privado entre compañías de todo el país reveló que, como consecuencia de la recesión, 30% aplicó diversas medidas de reducción de trabajadores; la mitad de ese universo fueron despidos
La caída en la actividad económicaya le mostró su peor cara a la población: el 30% de las empresas redujo su personal durante 2014 y, de ellas, la mitad lo logró a través de los despidos. Así lo estimó un informe de SEL Consultores, elaborado sobre unas 145 compañías entre el 6 de octubre y el 3 de este mes.
Las ramas afectadas son múltiples. «Esta cifra es realmente muy alta y hay sectores que la superan, como bienes durables [industria automotriz, construcción, entre otros], en los que 46% de los responsables de Recursos Humanos confirmó que hubo bajas en su personal y consumo masivo, con 43% de respuestas afirmativas en 2014», explica María Laura Cali, directora ejecutiva de la consultora.
El impacto tampoco discriminó entre aquellos que están en blanco y quienes trabajan en negro. «En el primer semestre de 2014 se perdieron 63.000 puestos del sector privado registrado. Pero, como suele ocurrir, la mayor parte del ajuste se lleva a cabo en el sector privado no registrado», dice Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano y ex director de Estadísticas Económicas del Indec.
Beker cree que ya se ha pasado a la etapa más inquietante del ajuste laboral, cuando quedan pocas alternativas al despido para reducir la cantidad de trabajadores. «Habitualmente, cuando las empresas enfrentan un menor nivel de demanda, comienzan por reducir el volumen de horas extras. En cambio, tratan de preservar el nivel de empleo, ya que los altos costos asociados con el despido y la recontratación de personal hacen que sólo se apele a una reducción en la plantilla cuando existe la certeza de que no se vislumbra un repunte cercano. Está claro que las empresas han dejado atrás la fase 1 de ajuste, caída en horas trabajadas, y han pasado a la fase 2, reducción de la dotación de personal. Esta destrucción de empleo difícilmente se recupere en el corto plazo», afirma.
Entre las causas, además de la caída en la actividad, aparecen las restricciones cambiarias, que golpearon a la industria inmobiliaria y la de la construcción. Según la información del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción se han perdido unos 17.000 puestos de trabajo en un año.
La última encuesta del Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción, que elabora el Indec, pregunta cómo variará la cantidad de personal ocupado en la empresa en el próximo mes respecto del actual. Las respuestas dan un saldo negativo: las empresas que hacen obras privadas disminuirán su personal en 13,3% y lo aumentarán un 6,7%. En cuanto a las que hacen obras públicas, disminuirá el personal ocupado en 20% y aumentará 12 por ciento.
«Las empresas están tomando a menos gente de la que despiden», redondea Jorge Colina, de Idesa. Según el consultor, los asalariados privados formales son apenas un tercio del total de ocupados, y los que soportan la mayor presión impositiva para que se pueda mover el resto de la economía. Es la razón por la que el Gobierno se niega a reestructurar el impuesto a las ganancias.
El informe de SEL indica que los tercerizados han tenido la peor parte de un proceso que no exime a nadie del ajuste. En lo que va del año, los cargos de directores y alta gerencia sufrieron un recorte de 2%; la gerencia media y jefaturas, de 5%; los administrativos, de 6%; operarios, 7%, y el personal de ventas, 5%. Los empleados tercerizados o eventuales se vieron afectados en un 16 por ciento.
Es justamente este último rubro el que funciona como termómetro de la situación laboral. «Cuando hay una reactivación somos los primeros que lo sentimos, y cuando sucede lo contrario, también somos los primeros en sufrirlo», dice Pablo Liotti, gerente de Marketing y Comunicación de la firma de personal temporario Adecco. «Para lo que queda de 2014 y 2015 el panorama no se presenta demasiado bueno en cuanto a confianza y expectativas para que haya una reactivación laboral. Existen indicadores que establecen la relación entre la facturación y la cantidad de personal y, al haber una disminución notable de la facturación, la consecuencia es inevitable», dice Liotti.
«No hay datos demasiado alentadores respecto de la cantidad de empresas que van a reducir empleados en 2015», concuerda Cali. Dos de cada 10 compañías esperan bajas en su dotación en 2015 en toda la pirámide de la organización, pero los más afectados serán los analistas y técnicos, los administrativos y los operarios. También hay malas noticias para los mandos medios y las jefaturas y para los vendedores. Los directores y la alta gerencia se verán en problemas, aunque en menor medida. «El año pasado, en esta misma época, 20 por ciento de los encuestados esperaba aumentar sus dotaciones en 2014, pero este año, para 2015, sólo 11 por ciento espera un aumento de la dotación. Es casi la mitad», agrega la directora de SEL.
Desde 2012 se estancó el empleo privado formal, y sólo crecieron las dotaciones estatales. Sobre la base de datos del Ministerio de Economía, Idesa concluye que entre 2012 y 2014 el empleo privado asalariado se mantuvo en 6,3 millones de puestos de trabajo. «Hay distorsiones como la inflación, la burocracia regulatoria, los controles poco racionales y la presión impositiva, entre otros. Como las autoridades económicas no se plantean que esto esté mal, es difícil que se revise y se van a seguir perdiendo empleos», dice Colina
Los analistas creen que la tasa de desempleo de 7,5% consignada por el Indec se ve beneficiada por la caída de la tasa de actividad, es decir, hay menos gente que busca trabajo. «Por los subsidios y el traspaso a la informalidad», se explaya Colina.
Beker razona del mismo modo. «Las cifras que publica el Indec intentan disimular el impacto que la caída del empleo tiene sobre la tasa de desocupación. El artilugio consiste en computar como aumento en el número de inactivos buena parte del incremento en la desocupación. Es decir, se asume que no están buscando empleo y pasan entonces a la categoría de población inactiva. Es así como se obtiene una tasa de desempleo del 7,5 por ciento», explica.
Un cálculo de Gastón Utrera, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, afirma que si se computa como activa la población que según el Indec se retiró del mercado laboral en el último año, el desempleo es de 10,4 por ciento
Fuente: La Nación
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