La dieta suele ser un sacrificio y hay costumbres y hábitos que deben erradicarse. Qué dejar de lado para obtener cambios favorables. Estar a dieta es un verdadero sacrificio, en donde la forma de alimentarse cambia radicalmente con respecto a los hábitos y rutinas ya establecidos.
Se eliminan los dulces, las harinas y otros alimentos creyendo que son los únicos culpables de los kilos de más que lleva el cuerpo. A pesar de esto -en muchos casos- no se visualizan los cambios. ¿Por qué sucede?
Si bien es cierto que para bajar de peso una alternativa es reducir el tamaño de las porciones, eso no quiere decir que haya que pasar hambre. Hay alimentos como las verduras -especialmente las de hoja como lechuga, rúcula, radicheta, acelga, espinaca, entre otras- que dan mayor saciedad que otros alimentos.
De la misma forma, los cereales como pan, galletitas, harinas, arroz dan mayor saciedad cuando son integrales que cuando están refinados. Es sabido que las frutas llenan más que las golosinas. Estas alternativas pueden ser útiles para no pasar hambre y seguir adelante con el plan.
Cinco errores comunes en una dieta
Suprimir grupos de alimentos
Existen seis grupos de alimentos: frutas y verduras, cereales y legumbres, carnes y huevos, lácteos, grasas y dulces. Todos forman parte de la alimentación y aportan nutrientes distintos.
Por ello, no es bueno mantener una alimentación a base exclusivamente de carnes y lácteos ni tampoco comiendo únicamente cereales o verduras. Cuando se suprime al organismo el aporte de algún nutriente, el mismo comienza a funcionar de forma inadecuada pudiendo dañar alguno de nuestros órganos.
Escaparle a hábitos positivos
A la hora de decidir bajar de peso, es importante que la metodología utilizada para tal fin sea práctica y viable. Es decir, las preparaciones y alimentos que se elijan deben ser lo suficientemente sencillas como para que se puedan realizar.
Si la base de alimentos son difíciles de conseguir -ya sea por su disponibilidad o por su costo- lo más probable es que ese plan se diluya con el correr del tiempo. La mejor forma de bajar de peso es adoptando prácticas cómodas que se transformen en costumbres saludables para toda la vida.
Saltear comidas
Otro error común. No tomar en cuenta los horarios y saltear las comidas genera más hambre, ansiedad y un efecto rebote en la siguiente comida. Si -por ejemplo- se saltea la merienda, es muy probable que se llegue a la cena con mucho más hambre.
De esta forma, se le proporciona al organismo gran cantidad de nutrientes y energía en poco tiempo, por lo que la digestión va a resultar más dificultosa.
Copiar dietas de terceros, revistas o internet
Los planes de alimentación deben ser siempre personalizados ya que tienen que estar adecuados a las necesidades de cada organismo y al gasto energético de cada persona.
Es decir, cuando se arma un plan de alimentación se tiene en cuenta las necesidades de la persona en función a su edad, sexo, altura y peso; el gasto energético que dicha persona tiene de acuerdo a si su rutina es sedentaria o activa y -finalmente- los gustos y hábitos del mismo.
Pretender alcanzar el peso deseado rápidamente
Dos aliados fundamentales a la hora de bajar de peso son la paciencia y la constancia. Si el plan de alimentación intenta generar hábitos alimentarios que podamos replicar durante toda la vida, probablemente los cambios sean lentos pero certeros.
Por otro lado, cuando bajamos de peso lo que buscamos es reducir la grasa corporal, si el descenso de peso es muy brusco probablemente sea a expensas de pérdida muscular y no sólo de grasa.
Asesoró: Cecilia Antún (MN 2809) licenciada en nutrición y Gerenta Operativa de políticas alimentarias y nutricionales en las Estaciones Saludables del Gobierno de la Ciudad.
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