Cristina Fernández cerró en la Plaza de Mayo la fiesta por los 31 años de democracia. «Las candidaturas son más que una fotito o un color o palabras bonitas»
La presidenta hizo un llamado a los precandidatos para que expliciten «sus proyectos», en un discurso que repasó sus años de gobierno e incluyó cuestionamientos a los fondos buitre y al Poder Judicial. «No me van a extorsionar», desafió.
Las candidaturas son algo más que una fotito o un color o palabras bonitas; necesitamos de hombres y mujeres identificados con proyectos colectivos; lo necesita la democracia», advirtió ayer la presidenta Cristina Fernández, en un llamado a que los candidatos, oficialistas y opositores, hagan explícitos sus proyectos políticos.
Desde un Salón de las Mujeres de la Casa Rosada repleto de funcionarios y militantes que la escucharon parados en un clima informal, se metió de lleno en la campaña a pocos días de haber comenzado su último año de gestión, repasó los hitos de estos 31 años de democracia, defendió los grandes logros del kirchnerismo y acusó a los «secuaces» del Poder Judicial de perseguir sistemáticamente al gobierno.
A las seis de la tarde, los relámpagos iluminaban los rincones de la Plaza de Mayo. La lluvia, inclemente, hizo que las columnas de militantes más nutridas empezaran a desarmarse: algunos se resguardaban debajo de los techos mientras otros se protegían con las banderas. Javier Grosman, titular de la Unidad Bicentenario, miraba preocupado el reloj: el discurso de la presidenta estaba pautado para las 19 y no paraba de llover. En las bocas de subte, los militantes que llegaban se acumulaban en la espera.
Mientras, los integrantes de La Cámpora chapoteaban en una de las fuentes, en una fiel reproducción histórica de aquel 17 de octubre. Varios funcionarios y dirigentes avalaban desde cerca el festejo: la senadora provincial Marina Moretti, el secretario de Juventud Facundo Tignanelli, el secretario general de ANSES Rodrigo Ruete, y los camporistas Rodrigo «Rodra» Rodríguez y Andrés «Cuervo» Larroque. En un gesto de resistencia, los que se retiraban de la Plaza no dejaban de cantar.
A las siete se decidió que la mandataria diera su discurso desde el Salón Mujeres del Bicentenario. De a poco se llenó de funcionarios y dirigentes y, esta vez, no hubo sillas.
En el estrado se ubicaron el vicepresidente Amado Boudou –quien recibió una fuerte ovación de apoyo cuando entró al Salón–, los ministros del Gabinete y algunos gobernadores: el bonaerense, Daniel Scioli; Gildo Insfrán, de Formosa; Eduardo Fellner, de Jujuy; Luis Beder Herrera, de La Rioja; y Juan Carlos Bacileff, de Chaco. El gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, no pudo llegar porque su vuelo fue demorado por la tormenta.
El mensaje, emitido por cadena nacional, duró 45 minutos y comenzó con una versión del himno interpretada por la Compañía Argentina de Charangos que los militantes cantaron con cadencia de cántico de cancha y los dedos en V. La presidenta, con vestido off white, se tomó los cambios de último momento con humor: «La democracia no se suspende por lluvia.»
A partir de allí, planteó su discurso desde una perspectiva histórica y repasó los 31 años vividos desde la última dictadura. Planteó que a diferencia de «la democracia de manual» y de la de
«participación del voto», el kirchnerismo había logrado alcanzar «la democracia de la igualdad», que fue posible gracias al cambio en la matriz productiva y a la consolidación de un nuevo proyecto político.
«Somos el proyecto que le dijo al Fondo Monetario Internacional que éramos los argentinos los que decidíamos nuestras políticas, somos el proyecto de la recuperación de los aportes de los jubilados, de la AUH; somos el proyecto de la memoria, la verdad y la justicia», repasó con una enumeración que buscaba dar cuenta de la identidad del kirchnerismo.
En ese momento, instó a todos los candidatos a presidente a definir qué piensan hacer en caso de tener la posibilidad de gobernar la Argentina. «Queremos que nos expliquen cuál es el proyecto, porque no basta con una foto, una campaña de marketing, un asesor que dice qué hacer y elegir un color. El país es más que eso», los desafió.
También fue filosa con quienes usan su imagen para enviar mensajes: «No basta sacarse una foto conmigo o decir que soy buena o soy mala.»
Tras mencionar que su gobierno soportó nueve corridas cambiarias «precedidas por miles de portadas catastróficas diciendo que el mundo se venía abajo», la mandataria señaló que ahora «a los sicarios mediáticos se les unen algunos sicarios judiciales», y recordó que el ministro de Justicia, Julio Alak, fue llamado a indagatoria –por su gestión en Aerolíneas Argentinas durante la intervención de 2008– 15 minutos antes de debatir el Código Procesal Penal en el Congreso.
«Nunca un fiscal o juez procesó o llamó a uno de los vaciadores de Aerolíneas. Fue la justicia española la que los juzgó y condenó. Esta persecución también es para miembros dentro del propio poder», señaló, y agregó: «Hay una jueza argentina que ‘por amor’, según tituló Clarín, salió de fiadora del narcotraficante que era su pareja. Esta es la jueza que acusa a dos fiscales. No es cierto que el Poder Judicial sea tan corporativo, sólo defiende a determinadas personas.»
Después, ligó su embestida contra parte del Poder Judicial con la batalla por la deuda con los «buitres desplumados» y defendió la reciente emisión de deuda, el pago anticipado del Boden 15 y su canje por el Bonar 24, y los desafió: «Les decimos a nuestros acreedores que vengan, porque tenemos cómo pagarles, y saben que estamos dejando una Argentina desendeudada y con estructura energética.»
En esa línea, reclamó que se dé a conocer quiénes son los titulares de las 123 cuentas radicadas en Nevada que investiga la justicia de los EE UU. «Si piensan que van a poder presionar o extorsionar con cualquier tipo de hostigamiento, no es el caso de esta Presidenta que no tiene nada que esconder, ni nada que ocultar», resaltó.
Al finalizar su mensaje, retomó la importancia de que exista «un proyecto colectivo» en 2015, porque sólo eso evitará «dañar a la democracia». Envalentonada, insistió con la idea de que «la patria es el otro» y apeló a defenderla con amor. «Hay un amor –concluyó– que une todo eso, que se torna colectivo, liberador, es el amor a la patria.
Por el amor a la patria el pueblo es invencible y la nación Argentina será libre, digna y soberana. ¡Por una Argentina con soberanía económica, autonomía política e igualdad social!»
«Voy a salir aunque me electrocute», desafió a sus colaboradores, y pasadas las diez de la noche subió al escenario montado en la Plaza para saludar a los miles de militantes que con cierto estoicismo habían soportado horas de lluvia ininterrumpida.
Los reconfortó con un mensaje: «Algunos creen que yo puedo ser una amenaza para sus planes en el futuro. Porque en realidad, no se imaginan que son ustedes, los jóvenes, el mayor problema con el que se van a encontrar si quieren cambiar el rumbo.» «
Fuente: Tiempo Argentino
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