Escandalosa fuga de 13 presos de alta peligrosidad en Ezeiza, el director del Servicio Penitenciario, Víctor Hortel, dijo que hubo complicidad interna y renunció; recapturaron a dos reclusos en Cañuelas
Parece de película, pero fue real. En una fuga que no pudo haber pasado inadvertida para los guardiacárceles , 13 reclusos con frondosos antecedentes escaparon del Complejo Federal I de Ezeiza después de hacer un túnel en una celda y de romper cuatro cercos perimetrales. Dos de ellos fueron recapturados pocas horas después a escasos kilómetros del penal, desorientados y embarrados.
Los presos, algunos de ellos condenados por graves delitos, como homicidio, secuestro y robo a mano armada, escaparon en los primeros minutos de ayer por un boquete de 22 por 40 centímetros. Para hacer el túnel, que comunicó la celda con un patio interno, los reclusos tuvieron que romper casi 30 centímetros de hormigón.
Luego de informar sobre los detalles de la fuga y de denunciar que hubo complicidad interna, el director nacional del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Víctor Hortel, presentó su renuncia, que le fue aceptada.
«Ustedes saben que es un complejo de máxima seguridad, por lo que esta fuga no se podría haber llevado a cabo sin complicidades internas y sin una logística y apoyo externos», dijo Hortel durante una conferencia de prensa en el penal de Ezeiza.
El ahora ex funcionario había protagonizado una resonante polémica el año pasado cuando se difundió que alentaba salidas de presos para participar en murgas y actos recreativos organizados por la agrupación kirchnerista Vatayón Militante. Fue en esa misma época, durante la celebración del Día del Niño, cuando se disfrazó de Hombre Araña y bailó con los reclusos.
Anoche, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, designó en reemplazo de Hortel a Alejandro Marambio, que había ocupado el mismo cargo entre 2007 y 2011, durante las gestiones de Alberto Iribarne y Aníbal Fernández, respectivamente.
Alak anunció que se ofrecerá una recompensa de $ 500.000 para las personas que aporten información que permita la detención de 11 reclusos fugados que hasta anoche continuaban prófugos.
Ante la sospecha de la colaboración de personal del SPF en la fuga de los 13 presos, antes de presentar su renuncia, Hortel ordenó el desplazamiento de 19 penitenciarios que estaban a cargo de la seguridad del penal más seguro del país, entre ellos el jefe del Complejo Penitenciario I, Daniel Silva. Más tarde, fuentes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos explicaron que los penitenciarios separados sólo fueron 16.
Dos calificadas fuentes oficiales no descartaron a LA NACION que «la colaboración interna» hacia los reclusos haya sido un pase de factura hacia Hortel por parte del personal penitenciario por una falta de respaldo y una generalizada molestia porque el sueldo de los trabajadores penitenciarios pasará en diciembre próximo del Banco Patagonia al Banco Nación, y temen posibles modificaciones en sus salarios.
«El escape fue posible con la colaboración de penitenciarios», sostuvo a LA NACION un detective judicial.
Fuentes del SPF y del ministerio conducido por Alak explicaron que además de la presunta complicidad interna, los presos fugados tuvieron una colaboración externa.
En la conferencia de prensa, Alak explicó que el escape estuvo planificado por cuatro presos: dos ciudadanos argentinos y dos brasileños. Todos con antecedentes con intentos de fuga de otros penales.
«La fuga estuvo ideada por cuatro reclusos, los otros nueve se sumaron cuando el plan estaba en marcha», sostuvo a LA NACION una fuente con acceso a la investigación.
Tres de los cuatros reclusos que, según los investigadores habrían planificado el escape, fueron identificados como Thiago Ximénez, Renato Dutra Pereira y Martín Espiasse Pugh.
Los dos primeros son brasileños, que llegaron al país después de fugarse de cárceles del sur de Brasil. Luego cayeron presos en Chaco, donde lograron fugarse de la alcaidía de Resistencia y fueron recapturados varios días más tarde, en un descampado cerca de Brasil.
Espiasse Pugh tiene 35 años. Fue condenado en Mendoza a la pena de ocho años y seis meses de prisión por el delito de robo agravado por el uso de arma. Pero tenía otra causa abierta en Chubut: fue encontrado culpable de ser uno de los delincuentes que en 2007 robó un cajero automático en Rawson, hecho donde fueron asesinados dos policías. Estuvo alojado en la cárcel de Rawson, hasta que luego de unos incidentes fue trasladado al penal de Ezeiza.
«No hay dudas de que los cuatro ideólogos del escape tenían un apoyo externo. Estamos convencidos de que hubo gente que los esperaba a la salida del penal», afirmó una fuente de la investigación.
En cambio, según suponen los investigadores, los otros nueve reclusos que se sumaron a la fuga no tenían un plan concreto una vez fuera del penal. «Así quedó demostrado cuando la policía bonaerense recapturó en Cañuelas a José Durán y Claudio «Pájaro» Ortiz. Estaban desorientados y embarrados», explicó una calificada fuente oficial.
Durán, alias «Josecito», fue detenido, acusado de ser el líder de una banda que robaba bancos y que al huir, para no ser seguidos, dejaba abandonada una granada. En marzo pasado, cuando fue apresado, el jefe de la Policía Federal, Román Di Santo, dijo que la organización había asaltado, por lo menos, 14 bancos.
BOQUETE Y TÚNEL
La cinematográfica e inédita fuga para una cárcel de máxima seguridad argentina comenzó a la 1 de ayer en la celda 22 del pabellón B, del módulo 3, del Complejo Federal I. Los presos hicieron un boquete de 40 por 22 centímetros.
«Para hacer el boquete, los presos tuvieron que perforar 30 centímetros de espesor de hormigón armado», explicó Hortel. Una fuente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos sostuvo a LA NACION que el agujero demandó un trabajo de entre 24 y 48 horas.
«Para ocultar el ruido, los presos utilizaron trapos. El hormigón lo habrían roto con cortafríos. Es evidente que alguien les facilitó las herramientas», dijo un investigador.
Se sospecha que una vez que salieron al patio, cortaron el alambrado con un alicate. «Después, suponemos que reptaron por el pasto hasta pasar y cortar los otros tres alambres perimetrales», agregó la fuente.
El personal del Servicio Penitenciario se movía con cautela y, con el correr de las horas, los rumores sobre colchones quemados en el pabellón y guardias heridos se incrementaban. Alak negó que haya habido un motín, pero sí admitió que hubo un interno que se quemó y se intoxicó al prender fuego un colchón. Además, un guardiacárcel que trató de socorrerlo recibió un puntazo de otro preso.
La fuga es investigada por el juez federal de Lomas de Zamora Carlos Ferreiro Pella y el fiscal Adrián García Lois. «Se deberá investigar si los reclusos pagaron a los penitenciarios a cambio de la ayuda», dijo una importante fuente del caso.
Con la colaboración de Valeria Musse, Gonzalo Prado y José Derewicki.
Fuente: La Nación
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