El kirchnerismo pasó de la bronca a una llamativa fiebre por Francisco, tras la elección del ex cardenal Jorge Bergoglio como papa Francisco, se profundizará
Mientras se esperaba el regreso de la Presidenta, en despachos de la Casa Rosada se comentaba ayer que el Gobierno minimizará y hasta suprimirá cualquier estrategia que genere conflicto con la Iglesia.
«El alineamiento con la Iglesia se profundizará . Se intentará mejorar la relación por todos los medios», confió a LA NACION un funcionario bien informado.
Luego de mirar las encuestas, que superaron el 90% de adhesión al papa Francisco, la Presidenta ordenó revertir la frialdad inicial que ella demostró el día de su nominación . Y dio directivas para frenar las denuncias del kirchnerismo contra el ex cardenal por supuestos vínculos con la dictadura militar.
En el Gobierno esperaban ayer las nuevas directivas de la Presidenta, que llegará hoy, tras reunirse en Roma con el Santo Padre y con el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor José María Arancedo. «Algo de esto conversaron seguro», dicen en Balcarce 50.
En un gesto conciliatorio, la Presidenta incorporó a último momento en la comitiva oficial a la ex jueza y secretaria de Derechos Humanos Alicia Oliveira, quien había defendido a Bergoglio de esas acusaciones.
«El pueblo está contento. Los más humildes, sobre todo. No podemos desoír eso. Y cada día aparece un detalle nuevo de humildad», confió un ministro a LA NACION. Y se refirió al llamado del Papa al diarero a quien solía comprarle LA NACION. El funcionario exclamo conmovido: «¡Eso es increíble. Es como que un santo vivía entre nosotros y no nos habíamos dado cuenta!»
La nueva premisa podría alcanzar al debate parlamentario del nuevo Código Civil, que la Presidenta procura sancionar antes del 25 de mayo próximo, cuando se cumplirán los emblemáticos diez años de administración kirchnerista.
«Podría haber más modificaciones en el Código, además de la eliminación del alquiler de vientres», confió a LA NACION un funcionario cercano a la Presidenta. Ese nuevo Código fue criticado por la Iglesia y por Bergoglio porque entienden que alentaría la infidelidad matrimonial, los divorcios «exprés» y la fertilización fuera del matrimonio, entre otros conflictos con la doctrina católica.
Pese a las directivas oficiales, es evidente que se abrieron fisuras en agrupaciones kirchneristas, como Carta Abierta. El sociólogo y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, criticó anteayer a las voces favorables a Bergoglio como «un retroceso político trascendente, inútil, criticable y riesgosísimo». Se supo que en Carta Abierta saldrán a contrarrestar esa postura: dirán que en esas asambleas cada uno dice lo que piensa a título personal.
El jefe del Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, también señaló el camino trazado por la Presidenta. Por la red Twitter, tras la homilía de ayer de Francisco, señaló: «Qué buenas palabras: «El verdadero poder es el servicio. El Papa ha de servir a todos, especialmente a los más pobres, los más débiles»».
El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, hizo colgar una gigantografía en la puerta del Mercado Central, su territorio político con el rostro del papa Francisco y la leyenda: «La comunidad del Mercado Central te saluda y ruega por vos». Moreno había respaldado al Pontífice la semana última.
También la agencia publicitaria kirchnerista Equipos de Difusión, del ex secretario de Medios Enrique Albistur, difundió un cartel celebratorio.
Con el título de «Compartimos esperanzas», se destacó en primer plano las manos de Cristina Kirchner y de Francisco cuando ella le obsequiaba un equipo de mate.
Hasta el diputado y líder de La Cámpora, Andrés Larroque, se mostró piadoso. Hizo su propia vigilia por la asunción del Papa junto a la militancia de Unidos y Organizados en la villa porteña 21-14, que era frecuentemente recorrida por Bergoglio.
Fuente: La Nación
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