El sector estalló con fuertes críticas a los nuevos impuestos al vino y los espumantes que van del 10 al 17%, pero Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, ratificó la medida. El proyecto de ley sobre la reforma tributaria será enviado al Congreso de la Nación dentro de 10 días.
La actividad vitivinícola genera unos 400.000 empleos directos e indirectos a lo largo y a lo ancho de la Argentina y en el sector temen que la mayor presión fiscal genere una sangría de puestos de trabajo.
Los referentes de las distintas cámaras gremiales empresarias coinciden en la aplicación del nuevo tributo va a impactar inexorablemente «en rentabilidad y precios», sean de la uva o del vino.
El presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), Ángel Leotta, dijo que el sector intentará resistir que se aplique el impuesto y acudirá al Congreso para que la medida no forme parte de la ley.
«Nos vamos a oponer a cualquier impuesto que recaiga sobre el vino, porque la nuestra es una bebida diferente a las otras. Y las autoridades que no lo entienden lo tendrán que asumir», dio el empresario en declaraciones al diario mendocino Los Andes.
Dujovne ratificó la medida
«Cualquiera de estas empresas que se quejan tendrá una baja sustancial en otros impuestos. Es muy difícil que cualquiera de estas empresas esté peor, porque estamos bajando la estructura de costos», aseguró Dujovne.
Así, el funcionario defendió el anuncio realizado el martes en el marco de la reforma tributaria por el que la producción de vinos y sidras pagará un impuesto del 10% y la de espumantes afrontará una tributación de hasta el 17% de manera gradual.
«¿Es justo que la cerveza tenga impuestos y el vino no?», se preguntó Dujovne y explicó que la decisión de ponerle impuestos al vino es porque se lo considera una bebida «no saludable».
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