Cómo se debatió el fallo que dejó al descubierto la falta de pruebas. Por qué la causa avanzó en las instancias intermedias. Quiénes son los grandes beneficiados de un largo proceso que terminó reducido a una figura penal menor.
El narcoescándalo no existió, dijo el juez Miguel Hugo Vaca Narvaja cuando terminó el juicio el martes pasado. En todo caso, agregó, fue un escándalo mediático…. A partir de entonces, el debate público comenzó a edificarse alrededor del fallo, en buscar explicaciones al fracaso de la acusación y en preguntar por qué recién ahora se descubre que el expediente estaba repleto de hipótesis más que de datos concretos.
De esta manera, quedó relegado en esta discusión abierta lo que pasó durante este caso en el interior de la Justicia federal cordobesa, inmersa desde hace años en una fría disputa de poder…. Policías antidrogas que terminaron siendo piezas de ajedrez de una sórdida pelea que no deja de conmover a la torre ubicada a metros del Parque Sarmiento, de la ciudad de Córdoba.
Durante dos años y ocho meses, se edificó en torno de esta espinosa causa todo un entramado de poder judicial, con vencedores y vencidos. Que, como siempre ocurre en este ámbito, lejos estuvo de ser permanente.
Hoy tienen que salir a dar explicaciones aquellos que parecían controlar todo. Los otros, que se llamaron a silencio, ahora sonríen por lo bajo…. ¿Por qué avanzó tanto un expediente que estaba muy flojo de pruebas concretas?
Tal vez la presión política-mediática logró que las diferentes instancias judiciales no tuvieran el rigor necesario para objetar a tiempo…. O, tal como supieron adelantar tiempo atrás viejos conocedores de los pasillos judiciales, todo fue una estrategia para dejar mal parados a aquellos que, hasta hace poco, parecía que se llevaban el fuero federal por delante.
A partir de ahora, con el narcoescándalo reducido sólo a tres operativos anulados, en Tribunales federales asoma una nueva avanzada. Pero en el sentido contrario.
Crónica de un debate
El debate había concluido. Ya no quedaba más nadie por escuchar. Ahora los jueces tenían que darles forma a tantas palabras escuchadas desde el 8 de marzo…. Cuando se sentaron, con una pizarra de fondo, tardaron mucho menos de lo que pensaban para ponerse de acuerdo.
Miguel Hugo Vaca Narvaja, Mario Garzón y el riojano Luis Herrera Piedrabuena, los integrantes de un inusual Tribunal Oral Federal N° 2, conformado sobre la hora tras el apartamiento de otros ocho jueces, sabían que tenían un desafío cuando fallaran: condenar de acuerdo con las pruebas o el humor social.
El sentido común no permite vacilaciones a esta pregunta, pero el largo historial de la Justicia argentina está repleto de ejemplos en contrario…. Y no dudaron.
Que ocho jueces se hayan apartado, algunos con motivos más sólidos que otros, ya vaticinaba que en el fuero federal eran varios los que dudaban que el fallo pudiera contentar a una opinión pública que pedía penas severas ante el descrédito policial.
Los siete agentes del llamado “narcoescándalo” (Rafael Sosa, Gustavo González, Alfredo Seine, Fabián Peralta Dáttoli, Franco Argüello, Mario Osorio y Cristian Ingas) llegaban acusados de una amplia gama de delitos que iban desde la asociación ilícita hasta el incumplimiento de los deberes de funcionario público. En el medio, aparecían la privación ilegítima de la libertad y la extorsión.
En todos los casos, gracias a la intervención ilegal de un civil, Juan Francisco “el Francés” Viarnes, a quien habrían utilizado para generar operativos exitosos.
Detrás de estas figuras penales, la hipótesis de la fiscalía de Enrique Senestrari, el padre de esta causa avalada durante la instrucción por el juez federal Ricardo Bustos Fierro y la Sala A de la Cámara Federal de Apelaciones (Ignacio Vélez Funes, José Muscará y Carlos Lascano), era mucho más ambiciosa.
De acuerdo con la elevación a juicio divulgada en su momento por el fiscal, se sospechaba que los policías robaban droga y otras pertenencias en los procedimientos, que revendían los estupefacientes en boliches y que cobraban a traficantes para no molestarlos judicialmente.
Todo edificado a partir de los dichos de Viarnes, quien declaró como “arrepentido” tras ser detenido con miles de dólares falsos en julio de 2012.
Este testigo/imputado, hace dos años que está prófugo, ya que luego de declarar, fue dejado en libertad condicional.
Cuando se sentaron a debatir, luego de escuchar todo el juicio, Vaca Narvaja, Garzón y Herrera Piedrabuena ya tenían en claro que prácticamente todo el caso había quedado reducido a una serie de hipótesis sin pruebas.
Primero, se concentraron en la asociación ilícita, que planteaba las penas más severas.
La caída de esta figura, la más grave para este paquete de acusaciones, se debió principalmente a que no se configura fácilmente que tres o más personas se organicen para cometer un delito que esté descripto en el Código Penal.
Esto fue lo más flojo y de menor sustento de la acusación.
“¿Los policías cobraban ‘peaje’ a los narcos?”; “¿Vendían en boliches la droga que, supuestamente, se robaban en los operativos?”.
Las preguntas rodaron en la mesa. Los tres jueces coincidieron en que nada de esto se había demostrado en el debate.
De inmediato, pasaron a la segunda figura más grave que planteaba la acusación: privación ilegítima de la libertad.
En síntesis, la fiscalía apuntaba que los policías, al generar operativos ilegales, habían engañado a los fiscales y los jueces, que terminaron por encarcelar a sospechosos a los que luego debieron liberar cuando se anularon las tres causas cuestionadas.
La respuesta a este espinoso interrogante ya estaba escrita desde hacía meses, cuando el fiscal de Cámara Maximiliano Hairabedian había alegado durante el juicio de uno de los tres casos que terminaron por ser nulos.
“La utilización de un ‘infiltrado’ está mal; pero el resto del operativo, no”, argumentó Hairabedian en marzo de 2014.
El mismo criterio se adoptó ahora.
Si hubo una nulidad, no cometieron dolosamente la detención; quien detuvo es el juez. Hubo un sumario, una orden, secuestro de droga, todo el hecho existió.
Luego, los jueces debatieron si había violación de secreto, pero detectaron que en los alegatos el fiscal Abel Córdoba no había presentado esta figura, así que ya estaba caída… Por el delito de extorsión, estaba claro que la situación de Franco Argüello, el único acusado durante los alegatos, era complicada.
Terminó condenado a seis años y es el único que quedó preso…. Se lo encontró culpable de haber pedido dinero a la hermana de un detenido para pagarle los honorarios de “abogado” a Viarnes.
Los 15 mil pesos que se abonaron fueron entregados al “Francés”, pero el policía habría llamado a la mujer…. Por último, los jueces analizaron el incumplimiento de los deberes de funcionario público. Tampoco quedaban demasiadas dudas.
Los policías, para atrapar a presuntos traficantes, habían utilizado como “testigo” a Viarnes en tres causas. En todos los casos, se secuestró droga y los sospechosos tenían antecedentes…. Pero los expedientes fueron anulados cuando se descubrió la participación clandestina del “Francés”, ya que no estaba habilitado judicialmente para provocar delitos que luego iban a ser desbaratados.
El propio Rafael Sosa había dicho, al comenzar el juicio, que se arrepentía de haberle creído a Viarnes, en su afán de lograr operativos exitosos.
El hecho de haber incluido en el grupo a Viarnes, quien no estaba registrado ante la Justicia, fue determinante. En especial, en los casos de los policías de menor rango, que tenían un trato mucho más frecuente con este personaje.
En lo que respecta a Sosa, se lo halló responsable de dos hechos, por la orden que dio a dos subordinados –el fallecido Juan Alós y Alfredo Seine– para que trabajen con “el Francés”.
Puja
A lo largo del debate, quedó confirmada una cuestión que se mencionó durante el final de la instrucción y en los largos meses previos al juicio: la causa fue instruida casi en exclusividad por los dichos de un testigo –Viarnes– que, además de imputado, estaba prófugo.
Hoy nadie duda de que “el Francés” es un gran fabulador, con una inmensa capacidad de sugestión, engaño y persuasión. Les hizo creer a los policías que era coronel del Ejército y que era abogado. Más que un mitómano, parece alguien preparado.
El legislador Aurelio García Elorrio, quien testimonió en el juicio a través de un escrito, no duda en presentarlo como un agente de los servicios de Inteligencia…. En el juicio, otros dos testigos lo vincularon al exsecretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.
Luego del paso de todos los testigos y la incorporación de toda la prueba, para muchos no quedaron dudas respecto de su papel: desde Tribunales, usaron a Viarnes para hacer esta investigación…. El correlato de todo esto es que, habiendo sido una pieza clave de un sistema de Inteligencia, como contrapartida, debieron dejarlo escapar.
De lo contrario, es difícil explicar cómo terminó prófuga una persona que tenía custodia policial.
Viarnes terminó siendo uno de los grandes beneficiados de este proceso. Detenido e imputado por los dólares falsos, pasó a figurar como “arrepentido” en otra causa y hoy está prófugo; además, evitó ser condenado durante este juicio.
Pero en el interior de Tribunales federales se advierte que también fueron otros los que obtuvieron provecho en este largo proceso…. Además de Senestrari, que fue ascendido a “fiscal coordinador” (una suerte de nexo entre los fiscales de su jurisdicción y la Procuración General), la entonces secretaria penal del Juzgado Federal N° 1, Liliana Navarro, terminó ungida como camarista.
Paralelamente, el comunicador Tomás Méndez, que publicó por primera vez los dichos de Viarnes, forjó desde entonces una carrera política que lo llevó a ser concejal de la ciudad de Córdoba…. Sobre todos estos personajes, se aguardan varios párrafos en los fundamentos de la sentencia que se conocerán este martes y que prometen agregar más leña a la hoguera de las vanidades en Tribunales federales.
En el medio de toda esta disputa, el narcoescándalo desapareció. Pero lo que aún persiste es el escándalo de la droga que corre por los barrios, sin que la Justicia elabore respuestas firmes.
Fuente: La Voz
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