Irritada, la Presidenta negó la derrota y descalificó a Massa. Dijo que los medios manipularon el resultado y celebró el triunfo del kirchnerismo en la Antártida; sin nombrarlo, se refirió al intendente de Tigre como «suplente» de los poderes corporativos
Con un durísimo discurso en el que acusó a los medios de haber interpretado maliciosamente los resultados de las elecciones primarias, la presidenta Cristina Kirchner ratificó ayer la política económica, cerró filas en defensa del modelo y cargó contra el intendente de Tigre, Sergio Massa, que el domingo pasado se quedó con el triunfo en la provincia de Buenos Aires.
De a poco, la Presidenta fue subiendo la temperatura. Era el mediodía y ante una tribuna repleta de militantes en el predio de Tecnópolis consideró que la lista del líder del Frente Renovador es «el banco de suplentes» de los poderes concentrados. «No somos obcecados ni tontos, pero queremos discutir en la mesa grande, con los verdaderos jugadores, no con el banco de suplentes que me ponen en las listas», cargó Cristina en una de sus últimas y más duras frases de su media hora de discurso
Rodeada de gobernadores que le ofrendaron su respaldo tras la derrota en varias provincias donde tradicionalmente triunfó el Frente para la Victoria, la Presidenta se mostró molesta con el resultado en las urnas, pero celebró que el kirchnerismo haya ganado en la Antártida, donde hubo 122 votantes, y en La Primavera, la comunidad qom de Formosa.
Por la tarde, pasado el acto, descargó 23 mensajes en Twitter para quejarse de la interpretación que los medios hacían de su discurso.
La Presidenta dejó ayer en claro que no cambiará el rumbo de la economía a pesar de la derrota y, lejos de anunciar medidas de cara a las elecciones de octubre, ratificó que no hará «ninguna promesa» de campaña.
«Quiero a los titulares para discutir, quiero a los directores técnicos para discutir, los suplentes no me sirven», desafió, y puntualizó en tres actores: bancos, industriales y sindicatos.
La Presidenta mostró su disgusto hacia el banquero Jorge Brito, el único al que eligió identificar con nombre y apellido y a quien invitó a debatir, casi como en un reto. En la Casa Rosada sostienen que el titular de la Asociación de Bancos Privados (Adeba) está detrás de la candidatura de Massa.
Otro a quien apuntó la jefa del Estado, aunque no lo nombró, fue al ex presidente del Banco Central y asesor técnico del intendente de Tigre Martín Redrado, de quien dijo que lo había tenido que sacar de la entidad monetaria en 2010 con la Justicia. En otro tiro a la lista del Frente Renovador, la Presidenta viró sus palabras a los industriales; en este caso, el objetivo fue José Ignacio de Mendiguren, integrante de la nómina massista.
«Yo no soy suplente de nadie, soy presidenta de los 40 millones de argentinos y quiero discutir con la UIA, con los bancos, con los compañeros de los sindicatos, con los verdaderos actores económicos», abundó. «Esto no es un partido para suplentes, es un partido para titulares de intereses y representaciones», apuró.
«Tengamos la fuerza cada militante de ir casa por casa explicando esto, y donde haya errores los corregiremos», sostuvo, en el único momento de autocrítica por los resultados adversos del domingo.
La Presidenta arrancó su discurso celebrando el triunfo del kirchnerismo en la Antártida y aprovechó el momento para cuestionar a los medios que habían publicado las denuncias por irregularidad en los contratos de la campaña 2013.
A eso le sumó un respaldo más que explícito al gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, cuando celebró que el kirchnerismo había ganado en La Primavera, la comunidad del cacique Félix Díaz, enfrentado a la Casa Rosada. Por la noche, Díaz denunció que los mandaron a votar en otra escuela.
«Tenemos que tener mucha fuerza y mucha templanza, porque en realidad los intereses que hoy están enfrentando a este proyecto no van con nombre y apellido en las listas, tienen representantes o gerentes en las listas, pero están afuera», apuntó.
En un intento de desdramatizar la derrota y buscar apoyos hacia el 27 de octubre, la Presidenta invitó ayer a buena parte de los gobernadores, a los que dispensó un trato cordial que incluyó un saludo a cada uno antes del comienzo del acto. Estaban, además de Insfrán y Daniel Scioli, clásico de todos los actos oficialistas, Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Juan Manuel Urtubey (Salta), Sergio Urribarri (Entre Ríos), José Alperovich (Tucumán), Jorge Capitanich (Chaco), Francisco Pérez (Mendoza) y Luis Beder Herrera (La Rioja). Este último recibió el aliento de Cristina después de la primera derrota del peronismo en 30 años de democracia.
«Tenemos que hablar en serio de las cosas estructurales en la Argentina que se están debatiendo y que se están jugando. Nadie puede pensar seriamente que es una camarita más, una camarita menos», agregó Cristina en alusión directa a Massa, y le reprochó de manera elíptica haber propuesto la semana pasada ante empresarios que se podía volver a un sistema combinado de jubilaciones. Por las dudas, le recordó que los aumentos para la tercera edad comenzaron cuando Néstor Kirchner llegó al Gobierno.
«Si es necesario, nos vamos a sentar a la mesa, pero con los verdaderos dueños de la pelota», ninguneó Cristina, para luego pegar directo al eje de campaña de Massa. «De nuevo, lo que se dice nuevo, no hay nada, son todos viejos conocidos, y mal conocidos.»
Fuente: La Nación
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