Después de haber sido objeto de críticas por parte de la presidenta, Cristina Fernández, y de haber sido imputado en el caso por prestar su arma, Diego Lagomarsino declaró que el fiscal le pidió un arma porque decía que no se fiaba ni de su seguridad.
Añadió que el fiscal pretendía llevarla solo para proteger a sus hijas. “Me dijo: ‘No te preocupes, es para llevarla en la guantera por si viene un loquito y me dice traidor, hijo de puta”, señaló Lagomarsino. Sin leer en ningún momento ningún papel y con la voz quebrada en varias ocasiones, Lagomarsino explicó que el fiscal le dijo que tenía más miedo de tener razón que de no tenerla.
Contó que Nisman le pidió una pistola y que él le preguntó: «¿Pero para qué la querés?» “Me dijo: ‘en realidad tengo miedo por las chicas”, añadió el informático. -Pero Alberto -contó Lagomarsino que le objetó al fiscal- vos tenés seguridad. -Pero ya no confío ni siquiera en la custodia. “Y en ese momento”, añadió Lagomarsino, «él se quiebra y me dice: ‘¿Vos sabés lo que es que tus hijas no quieran estar con vos por miedo a que les pase algo?”
Lagomarsino bebió en ese momento de un vaso de agua y añadió: «Yo soy padre, como la mayoría de ustedes, imagino. Y lo más importante que tenemos son los hijos…». La voz del informático se quiebra y continúa: «Él tenía un orgullo tremendo por sus hijas. Y me consta… Y le dije: ‘Mirá, es un arma vieja, es una 22, ¿de qué te vas a defender con eso?’. Y me dice: ‘No te preocupes, es para llevar en la guantera por si viene un loquito con un palo y me dice traidor, hijo de puta’.
Le dije: ‘Pero Alberto, eso no asusta a nadie’. Y me dijo: ‘¿El único favor que te pido y no me lo hacés?» Lagomarsino confirmó que el sábado estuvo en dos ocasiones en la casa de Nisman. En la primera acudió unos veinte minutos después de que Nisman lo llamara a las 16:25 de la tarde. Una vez en el domicilio del fiscal, éste le preguntó si tenía un arma. «Me dejó totalmente malparado, no me podía creer que me esté preguntando eso.
Imagínense ustedes que su jefe les pide algo así. Y lamentablemente le dije que sí». Lagomarsino fue a su casa a por la pistola y volvió horas más tarde al domicilio de Nisman con el arma envuelta en un paño verde. El informático quiso llevarse el paño pero, según relató, el fiscal le dijo que en dos semanas terminaba todo y le devolvería la pistola y el paño. A las once del domingo, Lagomarsino le mandó un WhatsApp: “¿Estás más tranquilo ahora?”, le preguntaba. “Nunca me contestó”.
Lagomarsino fue imputado el lunes en el caso por haber prestado al fiscal el arma de donde salió la bala que acabó con su vida. Prestar el arma está penado en Argentina con cárcel de uno a seis años.
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