El Gobierno llega a octubre con alta inflación y merma en el crecimiento. Subiría entre 23 y 27%
Trece consultoras mantienen el pronóstico de que los precios subirán entre 23 y 27% porque los acuerdos empezarán a perder efectividad. Bajan las proyecciones de expansión de PBI.
En el año de las elecciones legislativas, el GPS de la economía dice “recalculando”. Por factores externos e internos, la actividad crecerá menos de lo previsto, y los precios, si bien frenaron el impulso que traían desde 2012, igual seguirán subiendo por encima de un 20% anual. El panorama surge de un relevamiento que realizó PERFIL entre 13 consultores de distintas escuelas de pensamiento que se encargan de anticipar el devenir de la producción y la inflación.
En el primer trimestre, la cotización del dólar paralelo saltó por encima de los $ 8,40, a más de 60% de diferencia del oficial, y el comportamiento de los actores económicos se volvió más incierto. El aporte de la producción agropecuaria al crecimiento de la economía empezó a bajar, al reducirse la proyección de la cosecha de soja de 52 millones de toneladas a 48, con un precio que ya no está tan firme en US$ 500. Brasil, ese socio que tracciona por tamaño y desarrollo, está con problemas, crece menos y piensa en subir las tasas porque el costo de vida supera las expectativas. Además, con muchas discusiones salariales lejos de cerrarse, aquí no hay garantías de que el poder adquisitivo pueda alcanzar el alza de precios. El Indice de Precios del Congreso en marzo trepó 1,54%, menos que el 2,31% de hace un año, pero por subas de costos, más emisión y concentración económica, la inflación podría acelerarse en el resto del año hacia un acumulado del 23 al 27% anual, según quién lo mida. El oasis del 1% que se registró en febrero no vuelve más.
Así, el grueso de los analistas se vio obligado por lo menos a pensar en corregir a la baja las previsiones de expansión del producto bruto interno (PBI) para el año. Ninguno habla de crisis. No hay 2001 ni parecido a la vista. Pero sí preocupación por un escenario complicado: no se genera empleo, los ingresos pierden capacidad de compra, algunas firmas son menos competitivas, y la inflación no cede.
A continuación, una radiografía del pensamiento económico sobre lo que viene:
◆ La intervención del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, primero sobre los supermercados y en la última semana sobre las naftas, para que se contengan aumentos, tendrá un impacto pero que no irá más allá de un par de meses. “Las señales son mixtas, porque hablan de acuerdos de precios pero siguen emitiendo al 40% interanual”, apunta Ramiro Castiñeira, economista jefe de Econométrica. Sólo
◆ ¿Por qué, si febrero y marzo sintieron la contención del congelamiento de precios, no se mantendrá la tendencia hacia fin de año? El consenso es que con el tiempo la represión de los aumentos tiende a ceder. Por un lado, los costos presionan. Por el otro, la dispersión de productos y servicios vuelve miope el ojo oficial. El incremento de los combustibles que sucedió a los precios máximos dispuestos hace tres días sirve de ejemplo. En el transporte ya advierten que trasladarán el alza a precios finales, en un país que mueve su producción en camiones. “El congelamiento iría a menos del 20 si hubiera una política monetaria seria, pero la base monetaria sigue creciendo”, opina Mariano Lamothe, de la firma Abeceb.
◆ “El Gobierno intentará extender el congelamiento, aunque también deberá ir autorizandoaumentos parciales, especialmente cuando vayan cerrándose las paritarias”, intuye Lorenzo Sigaut, de Ecolatina. En todo caso, el Gobierno puede arrogarse el haber cambiado la expectativa de una aceleración inflacionaria con el freno impuesto por Moreno a la remarcación. Pero no más que eso, porque los pronósticos coinciden en que el piso seguirá siendo de alta inflación con un posible salto tras las negociaciones paritarias y las elecciones en octubre.
◆ Justamente ése es el mes que el Gobierno intenta diseñar con un molde de crecimiento en positivo y precios lo más contenidos posible para llevar lo más contento al ciudadano a las urnas. “Llegaremos con una inflación alta y el PBI amesetado”, afirma Alberto Rubio, de
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