Bono, paritaria o paro el sindicalismo está dividido entre los que reclaman un bono anual y los que exigen paritarias. Todos amenazan con paro, pero desde la CGT reunificada también abren la puerta a una movilización. El salario sigue perdiendo poder adquisitivo.
Mientras la cúpula de la CGT reunificada muestra una llamativa y prolongada mesura –que exaspera a muchos y hace dudar a otros tantos–, el Gobierno nacional responde con la misma displicencia que, desde que asumió, le viene dedicando al reclamo de los trabajadores, el sector más golpeado por las políticas del macrismo.
Frente a los desplantes reiterados de la Casa Rosada, la central obrera ya puso las dos mejillas, compensó con pirotecnia verbal, lanzó un paro sin fecha y fue corriendo los límites de sus ultimátums. El último será el miércoles próximo, cuando los secretarios generales esperan que el Ejecutivo dé una respuesta acorde a las exigencias planteadas.
En concreto, los ejes de la puja son el pago de un bono de fin de año y la eximición del impuesto a las Ganancias sobre el medio aguinaldo, dos parches con los que compensar el profundo daño causado al bolsillo de los trabajadores, mientras todos los días se suman despidos y cierres de fábricas.
Si la réplica del PRO no llega en el tiempo estipulado o no convence, la CGT prometió llamar a un paro general de 24 horas –ahora sí, con un día definido–, a formalizar durante la reunión de Consejo Directivo que tendrá lugar el jueves, en la tradicional sede de la calle Azopardo.
Hasta el momento, el bono no tiene una cifra, pero los gremios adelantaron su rechazo a que pueda ser en torno a los $ 750 o $ 2000, como deslizaron fuentes oficiosas. El monto deseado no estaría por debajo de $ 4000.
Tampoco están dispuestos a que sea un beneficio que vaya solo a los sectores de más bajos recursos, como se desprende de las declaraciones del propio ministro Trabajo, Jorge Triaca, quien habló de “asistir a quienes más lo necesitan, como los beneficiarios de planes sociales, jubilados y los que tienen ingresos mínimos, sin desfinanciar al Estado”.
Ese mismo criterio restringido, opuesto al de la CGT, expresó Triaca para el tema Ganancias: “Se está estudiando si se puede excluir en diciembre para algunos tramos de ingreso”. La idea que circula en Balcarce 50 es incluir a los salarios brutos por debajo de $ 40 mil.
A la disputa se suma el factor federal, con varios gobernadores que ya adelantaron su escasez de recursos para hacer frente al desembolso.
Con estos indicadores y los antecedentes de cómo reacciona el PRO bajo la presión de los sectores populares, todo hace prever un escenario de conflicto.
Pero es igual de cierto que hace meses la conducción cegetista viene tolerando los desaires de un gobierno que se esfuerza poco en evitar el choque frontal. O que, incluso, parece dispuesto a acelerar lo que supone inevitable, habiendo promediado el costo político y el crédito que aún tiene a favor.
Para compensar tantas reprimendas, Gerónimo “Momo” Venegas ya confirmó que el Día de la Lealtad Peronista lo pasará con la gobernadora María Eugenia Vidal. El mandamás de UATRE y presidente del partido FE, también decidió “trabajar para que el peronismo sea una línea dentro del Frente Cambiemos”.
Halcones y palomas
Cuando Cambiemos se impuso en las urnas y desembarcó, allá por diciembre, en el gobierno nacional, muchos discutían acerca de si aplicaría su receta apelando al gradualismo o al shock.
En poco tiempo, Mauricio Macri dejó en claro que lo que iba a hacer lo haría rápido y sin atenuantes. Sin embargo, a más de diez meses de aquel debut, parece que la CGT aún mastica ese viejo dilema de los halcones y las palomas.
“Si en el gobierno triunfan los que creen que hay que tener una rigidez fiscal y monetaria, creo que no tendremos ninguna salida y triunfarán aquellos que dicen que el paro es más barato que el bono”, consideró Héctor Daer, dirigente del gremio de la Sanidad y uno de los secretarios generales de la central obrera.
“Si la tozudez del gobierno se encierra en algo inflexible, no nos quedará otra que hacer una medida de fuerza”, vaticinó Daer, que de todos modos es paciente y aguarda a que se consuman los diez días que el Ejecutivo había pedido para dar una respuesta.
Víctor Santa María, líder sindical de los porteros y dirigente del PJ, explicó: “Vamos a esperar al miércoles que es cuando vence el plazo. Ese día debería haber una reunión con integrantes del gobierno y si la respuesta no convence, el jueves vamos a tener una reunión de Consejo Directivo y se definirá la fecha de un paro”.
Para el titular del SUTERH, “no es posible agrandar la brecha entre los que más y menos tienen. El bono no es solución ni salida permanente sino la posibilidad de emerger transitoriamente de esta realidad”.
Juan Carlos Schmid, otro miembro del tridente cegetista, había remarcado que “el gobierno ha hecho una oferta, todavía falta aterrizarla, ver cuál es la dimensión, el alcance, los porcentajes”.
En cuanto al extra de diciembre, el titular de Dragado y Balizamiento aseguró que debe ser “para todo el mundo”. Y en cuanto a Ganancias y las promesas de campaña que hizo el presidente Macri, reclamó que “alguna vez hay que respetar el contrato electoral”.
Más allá de las expectativas de la CGT, el PRO no envía señales de una mayor empatía con el duro trance que viven los trabajadores. “El Gobierno ya ha subido el mínimo no imponible y ha prometido el envío al Congreso de una reforma tributaria el año próximo que incluye la exención de Ganancias”, recordó Triaca, que sólo después abrió la puerta para el análisis de una posible quita para cierto rango aún no definido de ingresos.
El ministro aplicó el recorte para el monto extra: “El escenario es muy heterogéneo entre quienes cerraron la paritaria entre marzo y mayo y los que la acordaron en agosto; y entre los que pautaron un bono de fin de año y los que no; así como tampoco es igual la situación de las empresas”, sostuvo.
Por si quedaba alguna duda, otro de los presentes en la reunión celebrada el 29 de septiembre, Alfonso Prat-Gay, salió a subrayar: “No se acordó absolutamente nada con la CGT”.
Los pacientes y los duros
Por fuera del bando de los pacientes, pero dentro de la CGT, la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) sigue reclamando la puesta en marcha de un plan de lucha, como ya lo hizo en el congreso que selló la reunificación de las tres ramas cegetistas, allá por el 22 de agosto.
“Hace tiempo deberíamos haber ido al paro general”, lamentó el jefe de los Bancarios y uno de los referentes de la Corriente, Sergio Palazzo. Consideró que la medida debería haberse lanzado “cuando se vetó la ley antidespidos”, porque “un Gobierno que reconoce 128.000 trabajadores sin empleo da cuenta de que si esa ley estuviera firme hoy no estarían en la calle”.
Esta lectura sobre el tiempo perdido y la naturaleza del macrismo no se agota en la Corriente, que más allá de su pujanza, no deja de ser un espacio de fuerza relativa dentro del armado de la CGT, sino que el propio moyanismo se expresa con igual dureza.
Pablo Moyano, el más belicoso de los hijos de Hugo y actual secretario Gremial, viene voceando que la última reunión con el Ejecutivo “fue para la foto y nada más” y, a modo de prueba, recordó: “Ni bien asumió Macri, la CGT con Moyano, (Luis) Barrionuevo y (Antonio) Caló le llevaron los mismos reclamos que les llevamos nosotros después de 10 meses de gestión”.
Lejos de la cautela que irradia el triunvirato, para Moyano está claro que el PRO “quiere dar migajas a los trabajadores”, porque “gobierna para los ricos”. Sostuvo que “el bono de $ 500 o $ 600 es una vergüenza” y, en un mensaje con doble destinatario, advirtió: “No podemos seguir cruzados de brazos. Si no dan respuesta, tenemos que hacer una movilización o un paro general”.
Otro moyanista de paladar negro, el panadero Abel Frutos, secretario de Finanzas de la central, coincidió en que, “en la medida en que no cumplan con las expectativas gremiales, difícilmente pueda evitarse un paro nacional, porque hay que terminar con el Impuesto a las Ganancias, como se prometió, y el bono debe ser universal para privados y estatales, y un monto razonable”.
Desde la CTA –que en la calle viene actuando en tándem con los sectores más combativos de la CGT– Hugo Yassky usó similares palabras a las de Moyano, pero además de cuestionar a Cambiemos, criticó de lleno a la cúpula cegetista.
“No se puede negociar un paro nacional por migajas”, se quejó Yasky. En concreto, rechazó los términos del acta firmada con el oficialismo: “La CGT pone la vara tan baja que para el gobierno esto no significa absolutamente nada, aunque esté haciendo una escenificación respecto de si da o no da”.
Por fuera de estos cruces verbales, la postal es de persianas bajas y telegramas.
Por citar sólo algunas de las noticias de los últimos días, más de 500 trabajadores fueron despedidos de la industria del tabaco, en La Matanza ya se perdieron más de 1000 puestos en el sector de comercio, en Chaco la recesión provocó el segundo cierre de una textil y en Catamarca una fábrica de heladeras cesanteó por dos meses a sus operarios, mientras la Asociación Obrera Textil se mantiene en “estado de movilización” y volvió a pedirle al gobierno que tome medidas “sobre las nefastas consecuencias que la apertura de la importación de productos textiles terminados provocan en la industria”.
Paritarias: la lucha de fondo
Si para muchos el bono y el perdón de las Ganancias son las “migajas”, la verdadera disputa está en la reapertura de las paritarias. Los acuerdos firmados en la primera parte del año, que promediaron el 32 %, quedaron en blanco y negro frente a una inflación que, todo hace suponer, cerrará 2016 por sobre el 42 %, esquilmando la capacidad de compra del salario de los trabajadores.
Desde hace meses que los gremios piden volver a sentarse a la mesa de negociación y muchos están tomando medidas directas para conseguirlo, desbordando la prudencia del triunvirato, que en este punto dio libre albedrío.
Para Palazzo, es “imprescindible la reapertura de las paritarias”, más allá de los bonos y la quita de Ganancias. De hecho, la Asociación Bancaria, junto a los docentes bonaerenses, son dos de los sectores que más rápidamente pasaron a la acción.
Luego de una serie de paros por horas, los trabajadores de la actividad financiera anunciaron un cese de tareas de 24 horas, a nivel nacional, para el 28 de octubre, si es que los bancos no habilitan la reapertura de las paritarias. En la previa, el 18 y el 19, realizarán paros por tres horas.
Antes, el 17 de octubre, habrá una nueva medida de los maestros bonaerenses. En este caso, el paro fue lanzado por UDOCBA, que exigen la renegociación de los salarios, para alcanzar un básico de $ 12.000, y conseguir el “blanqueo” de sus sueldos. “Los docentes no pueden esperar una recomposición salarial que sea aplicada en abril de 2017”, resumió el secretario general Miguel Ángel Díaz, que también expresó el malestar de sus afiliados ante la falta de respuesta por parte de la gobernadora Vidal.
Con un similar pliego de exigencias se vienen manifestando los cinco gremios reunidos en el Frente Gremial Docente Bonaerense, que el 14 de octubre dará un “abrazo” al Instituto de Previsión Social (IPS), para frenar cambios “que perjudicarán seriamente a aquellos que se van a jubilar como a los que ya están jubilados”
De acuerdo a datos del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), de la UMET, desde 2015, los maestros perdieron un 14,6% de su poder adquisitivo.
Otro sector activo en su protesta para rediscutir las paritarias es CICOP, que reúne a profesionales de la salud de Buenos Aires y que ya acumula 10 días de medidas de fuerza, con jornadas de paro de 48 horas en 80 hospitales provinciales y otros tantos municipales, además de centros de salud.
La Regional Córdoba de la CGT también ganó la calle para pedir renegociar los salarios y en defensa de los puestos de trabajo. El jefe de la delegación provincial, José Pihen, adelantó la realización de una jornada de protesta para el miércoles 19 de octubre, incluida una movilización y un acto en la capital.
Fuente: Ag. Noticias (N.V.)
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