Corte contra los despidos en fábricas nacionales y multinacionales. Los trabajadores reclaman contra el ajuste y la discriminación sindical en varias empresas. La situación empeoró tras el veto a la ley antidespidos. La protesta comenzó a las 6.30 en Panamericana y Pelliza.
El directorio de la autopartista alemana Kromberg & Schubert vivió el veto a la ley antidespidos como un momento de liberación: al día siguiente despidió a 59 trabajadores de su planta de 450 empleados, que funciona en Pilar. La sensación de libertad fue tan grande que no esperaron al lunes y ordenaron que se informaran los despidos en forma telefónica el sábado 21 de mayo. Los telegramas comenzaron a llegar el lunes 23, cuando la decisión del presidente Mauricio Macri quedó plasmada en el Boletín Oficial. Esos despedidos integrarán la protesta que realizan hoy, en Panamericana y Pelliza, los cesanteados de otras tres empresas de la zona norte del conurbano bonaerense, donde se combinó el aval estatal al ajuste y la persecución sindical.
«Empezaron los despidos por goteo en enero. Eran despidos disfrazados de retiros voluntarios pero en mi caso me armaron una causa para despedirme porque fui candidata a delegada sindical y esperaron a que se venciera mi protección gremial. Pero los despidos grandes fueron al día siguiente de que el presidente Macri anunció el veto a la ley antidespidos. Ese sábado llamaron por teléfono a los compañeros para avisarles que estaban despedidos. Los telegramas empezaron a llegar entre el lunes y martes siguiente», contó Solange Avila, que tiene 26 años y es una de las operarias despedidas
de la autopartista alemana que produce para Mercedes Benz y Volkswagen.
En esa planta hay un «alto índice de enfermedades laborales» y Avila es una de las trabajadoras que sufre de síndrome de tunel carpiano, que es una afección que se produce en la mano cuando se realiza el mismo movimiento en forma repetitiva. Esa dolencia la llevó a realizarse dos operaciones: una en cada mano. Un mes después de la última intervención fue despedida. Noventa días después, con el veto presidencial confirmado, echaron a otros 59 empleados: los 60 cesanteados representan más del 13 por ciento del personal.
En otra autopartista, la francesa Hutchinson SA, también llevaron adelante una política de ajuste y retiros voluntarios. La reducción se produjo en octubre del año pasado, cuando echaron a 120 de los 350 empleados y aprovecharon la volada para incluir a varios activistas sindicales. Tres de ellos obtuvieron medidas cautelares ordenando su reinstalación, que fueron ratificadas por la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
«Trabajaba en el sector que fabricaba para Toyota y ese sector no existe más. Fue parte de lo que desapareció con la reestructuración», explicó Eleana Navalesi, una operaria de 33 años, que logró la resolución judicial pero la empresa no le permite volvera su puesto.
Junto a los despedidos de Hutchinson y Kromberg & Schubert estarán los 21 cesanteados de Menoyo, una firma de capitales nacionales que fabrica aderezos, vinagres y especias. Todos ellos recibieron sus telegramas de despido en febrero y en todos los casos la medida responde a la actividad gremial que había comenzado a crecer en esa planta, cuyo dueño es José Menoyo, un ex concejal radical de Vicente López.
«Nos afiliamos al sindicato (Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas) y nos despidieron a todos. Estábamos tratando de elegir delegados porque teníamos muy malas condiciones de trabajo. Llegamos a hacer jornadas de 24 horas sin que prácticamente nos pagaran las horas extras. Eso pasó porque la empresa aumentó la producción pero no quiso contratar nuevo personal. Y se mantuvo con los 65 que éramos hasta que nos echó.
Ahora contrata gente en forma termporaria», explicó Pablo Paredes, uno de los ex trabajadores que inició una demanda por discriminación gremial. Hasta ahora, la Cámara laboral le confirmó dos medidas cautelares y hay otra más que acaba de ser apelada por Menoyo y está por resolverse.
Fuente: Ag. Noticias (Dt)
Comentar post