“Si me dicen que el kirchnerismo quiere votar una calesita, yo voto en contra porque la chocan”. Reconoce que puede haber cambiado su postura sobre Aerolíneas Argentinas, pero reafirma la identidad del PRO: “No nos manejamos con un libreto ideológico, nos manejamos con la realidad”.
“¿Parte del reportaje es la tortura de la temperatura? No saben el calor que hace acá adentro. Prendeme el aire, algo”. Hace quince minutos que Mauricio Macri está sentado en una mesa de ocho metros por cuatro con seis periodistas de Clarín.
Con la calefacción hace calor. Tras el ruego, alguien se apiada y abre la ventana. El candidato presidencial del PRO todavía tarda en aclimatarse; por la temperatura y con las primeras preguntas. Con el correr de los minutos se irá relajando; se sacará el saco y un rato después se arremangará la camisa, que como casi siempre en sus apariciones públicas, es celeste.
Acompañado por su jefe de campaña, Marcos Peña, y el secretario de Medios de la Ciudad, Miguel de Godoy, Macri continúa explicando el discurso que inauguró el domingo en Costa Salguero y que incluye la continuidad de algunas políticas del kirchnerismo y muchos matices. El jefe de Gobierno prefiere hablar de “aclaraciones”.
¿Por qué fueron necesarias? “Porque ellos –el kircherismo– tienen una enorme capacidad de comunicación y se habían dedicado a fabricar una enorme caricatura de mi persona que no se condice con la realidad. Son el espacio que por falta de capacidad de gestion, por falta de cuadros, necesitaban un enemigo interno ideológico y nosotros no nos manejamos con un libreto ideológico, nos manejamos con la realidad”, dispara Macri.
Sobre la elección del momento y el lugar para esas “aclaraciones”, el candidato del PRO dice que el domingo era el primer día de la campaña nacional, que hasta ese momento había estado “contaminada de muchas campañas locales”. “ El Gobierno le metió miedo a mucha gente con el cambio: éste es el cambio”, dice.
No teme que los votantes que lo elegían como una alternativa opositora busquen otras opciones ante su giro en el discurso. “Nuestra propuesa sigue siendo la más audaz, la más futurista, la más institucional: el cambio no pasa por un modelo económico, es otra forma de hacer política: el eje es la persona, no el político”, sentencia.
Repite que ya había reconocido que YPF seguiría siendo estatal, igual que las jubilaciones; que nunca se opuso a la Asignación Universal por Hijo. Reconoce, que tal vez pueda haber cambiado sobre Aerolíneas, aunque la discusión no debe ser si la empresa de aviación es privada o pública; igual que YPF.
“El cambio es más profundo. Después de seis años de gestión ya intuimos ellos no iban a poder manejar el tema Aerolíneas. Si me dicen hoy que ellos quieren votar una calesita, voto en contra, porque hasta chocan una calesita. Ponen antes los intereses de la política que los de de la gente.
Nada funciona, tienen un problema de gestión. Este grupo que gobierna hace 25 años nos llevó de privatizar mal a administrar peor”, dispara.
Hay una mesa con café, té y masas, pero Macri solo pide y toma agua. Apenas un vaso durante la hora y once minutos que se extiende la charla.
Se niega a dividir en porcentajes cuánto de cambio y de gobierno tendría un hipotético gobierno del PRO. “En términos institucionales, de convivencia, de respeto, de relación entre el que gobierna y el ciudadano, de construir una Argentina federal será del 100 por ciento”, precisa.
“Este Gobierno no sabe administrar: se ha planteado en los simbolismos. Los trenes chocan, las autovías no avanzan, se corta la energía, los teléfonos no funcionan, tenemos un problema grande entre el debate del relato versus la realidad. No faltan recursos, el que gestiona no tiene la menor idea”, afirma.
A la Presidenta la nombra en primera persona. ¿Si está fuerte? “Cristina terminó, seguir hablando de Cristina no tiene sentido. Quiero hablar del futuro, si tengo que discutir con Cristina es para debatir por qué hace 4 años que la Argentina no crece. Es un gobierno que no dice la verdad”, dice.
Con Carlos Zannini en la vicepresidencia, acaso sea “ella” la que en verdad gobierne, sugiere. A su amigo Daniel Scioli, que en los últimos días también lo castigó en los medios, también se acuerda. ha sido coherente, mas allad eque algunos han querido ver cosas que yono veia. “Ha sido el gobernado r más leal y cree en todo lo que se ha hecho.
Por eso dijo: ´ni un paso atrás´. Ahora noto que también se estaba kirchnerizando en las formas. Pensé que hacía de las formas un valor, que para mí lo tiene”, diferencia.
El tiempo se acaba. “Voy a reclamar el diario exclusivamente para mí, anche la revista”, bromea. Queda tiempo para una última pregunta. ¿Cómo convencer a los votantes de que él puede garantizar gobernabilidad sin el PJ?
“Es otro capítulo de lo que yo yo llamaría el manual del miedo y la resginación que trata de imprimir el PJ en toda la sociedad. Y tiene mucha más efectividad en el círculo rojo que entre la gente común”, se entusiasma. Un rato antes había sorprendido: “Se ponen en vigencia las sabias palabras del General Perón: hay que conducir, no hay que mandar”.
Participaron del Café en Clarín: Ignacio Miri, Santiago Fioriti, Marcelo Helfgot, Guido Carelli Lynch, Nicolás Pizzi y Carlos Galván.
Fuente: Clarín
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