El informe de Gendarmería Nacional, que recibirá hoy el fiscal Eduardo Taiano, no sólo estableció que al fiscal lo mataron a sangre fría, sino señala que existió un plan para que parezca un suicidio; las dudas sobre el rol del técnico informático y los encargados de cuidar al ex fiscal. El gobierno dispuso un sistema de vigilancia para que el ex asesor informático evite profugarse.
El peritaje de la Gendarmería, al hablar de un homicidio, no sólo estableció que al fiscal lo mataron, sino que también aparentemente existió un plan para que parezca un suicidio. En esta hipótesis, Lagomarsino aparece en primer término como colaborador o facilitador.
Los avances en la causa también encendieron las alarmas en el Gobierno. Por lo tanto, de manera preventiva ante los futuros avances en la causa, se dispuso un operativo para vigilar al ex asesor informático. Los procedimientos son discretos: efectivos de fuerzas de seguridad vestidos de civil monitorean a Lagomarsino en las inmediaciones de su domicilio ubicado en la localidad bonaerense de Martínez.
Según indicó La Nación, el objetivo es seguir de cerca a Lagomarsino ante eventuales movimientos sospechosos que impliquen un intento de fuga. En ese caso, los agentes deberán alertar al fiscal Taiano para que tome las medidas pertinentes.
Desde el Gobierno explicaron que el operativo “es un discreto trabajo de apoyo a la tarea del fiscal. Sólo averiguar y ver”.
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