Moreno hoy con empresarios y gremios por salarios 2013, quiere comprometer a ambos sectores a topes de precios a cambio de límites en los reclamos de aumentos
Para hoy a las 10.45, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, citó en su despacho a las planas mayores del empresariado industrial y del sindicalismo adepto al Gobierno para comenzar una ronda de negociaciones que apunta a poner topes para las negociaciones salariales para 2013 a cambio de que los industriales acepten precios máximos.
El temario: paritarias acotadas a no más del 20% para todo 2013 a cambio de reformular de manera integral el Impuesto a las Ganancias, eliminando ítems que hoy tributan. Moreno también sugerirá «paritarias por cadena de valor», o sea, no limitadas a una industria, sino a todas las que están relacionadas. Los empresarios, a cambio, deberán aceptar no retocar sus precios más allá de ese 20%.
Quién aceptará el convite de Moreno todavía es una incógnita. Se sabe que el nuevo operador que tiene el funcionario entre los empresarios es el montador de productos electrónicos en Tierra del Fuego Rubén Cherniajowski. El dueño de New San (Sanyo y otras marcas) envió a Alejandro Preusche, expresidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), a visitar a las principales espadas del sector industrial para tratar de convencerlos de que acudan a la cita de hoy.
Según trascendió, las gestiones se hicieron -entre otros- ante Paolo Rocca (Techint), Luis Pagani (Arcor), Javier Madanes Quintanilla (Aluar) y Roberto Urquía (Aceitera General Deheza). También fueron llamados José Ignacio de Mendiguren (presidente de la Unión Industrial Argentina), Juan Carlos Lascurain (titular de ADIMRA, metalúrgicos), Juan Carlos Sacco (FAIGA, gráficos) y las nuevas autoridades de la CGE, el grupo preferido de Moreno.
Por el lado de la «CGT Balcarce», que -es cierto- agrupa a la mayoría de los gremios industriales, se espera que vayan el secretario general Miguel Caló, José Luis Lingeri (obras sanitarias) y Jorge Lovais (textiles).
Prima facie, no parece probable que los empresarios de primera línea concurran a esta cita. De hecho, se sabe ya que Urquía no irá, y tampoco su mano derecha y secretario general de la UIA, Miguel Acevedo; cualquier representante que envíe la principal productora de aceite de soja del país será poco menos que simbólico. Lo mismo sucedería con otros grandes grupos.
También llama la atención que Moreno, Cherniajowski y Preusche (los tres se dividieron la agenda para llamar a empresarios) hayan prometido a sus interlocutores la presencia en el cónclave de los ministros de Industria, Débora Giorgi, y de Trabajo, Carlos Tomada. Se trata de un secretario citando a su despacho a dos funcionarios de rango obviamente mayor, algo que de por sí es inusual.
La gran duda que tienen los empresarios por estas horas es si se trata de un movimiento de Moreno «per se» para recuperar la iniciativa, o una orden de la Presidente. La pregunta surge por lo sucedido en la Conferencia Industrial de la UIA (donde Moreno se ausentó sin aviso), la «contracumbre» que organizó el funcionario en Tecnópolis dos días después (el contraste fue fuerte: a la UIA fueron Cristina de Kirchner y Dilma Rousseff con buena parte de sus gabinetes; a Moreno lo acompañaron algunos ministros) y, sobre todo, lo sucedido el viernes en Brasilia en la cumbre del Mercosur.
Allí, tras la reunión con los representantes de los «socios menores» del mercado común, se produjo una nueva bilateral entre Cristina y Rousseff, prolongación de lo que había comenzado una semana antes en Los Cardales. El encuentro entre las dos presidentes duró tres horas; al comienzo fue a solas, pero después fueron pasando de a uno en fondo todos los ministros y funcionarios con incumbencia sobre los temas que iban tratando las mandatarias.
Así, desfilaron el titular de Economía, Hernán Lorenzino; Axel Kicillof (viceministro de Economía), Beatriz Paglieri (secretaria de Comercio Exterior); el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, y la propia Giorgi, entre otros. La única excepción a estas apariciones de ministros y funcionarios fue justamente la de Moreno, que no fue llamado a participar del diálogo entre las presidentes, pese a que -como se sabe- prácticamente ha monopolizado en su despacho todo el comercio bilateral con Brasil, decidiendo qué mercaderías entran al país desde el socio del Mercosur y cuáles no.
No habría sido ajena a la voluntad de Dilma Rousseff la ausencia de Moreno de esta ronda de negociaciones, en las que se decidió sobre temas como el futuro acuerdo bilateral automotor, el proyecto de explotación de potasio de la brasileña Vale en Neuquén, la participación de firmas brasileñas en la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, y hasta la ríspida cuestión del tamaño de los langostinos.
Sucede que Moreno no oculta su cercanía con Paulo Skaff, presidente de la central empresaria paulista, la FIESP, quien está muy lejos de los favores presidenciales desde que se jugó por José Serra -el candidato opositor- en las elecciones estaduales en San Pablo. Serra, cabe recordarlo, fue derrotado.
Fuente: Ambito
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