El restaurante de lujo que abrió el secretario favorito de Cristina
Pablo Barreiro, de 29 años, es socio de un emprendimiento en El Calafate, junto con su padre; reemplazó a un funcionario que era cuestionado por su patrimonio
Tiene 29 años, fue maletero, socio gerente de una empresa de transporte y socio de una empresa hotelera. Desde los 26, es el secretario favorito de Cristina Kirchner. Ahora,Pablo Barreiro tiene un nuevo emprendimiento turístico: un restaurante, con pretensiones de lujo, aquí, en el lugar en el mundo de la Presidenta.
Campo Grande es el nombre del coqueto emprendimiento ubicado en Perito Moreno esquina Gobernador Gregores, a sólo una cuadra de la avenida principal de El Calafate. Enormes ventanales con cortinados rojos, piso flotante, lámparas colgantes, letras cromadas y detalles en madera que justifican el nombre. Por ahora, sólo se encuentra habilitada parte de la planta baja, pero el edificio que fue construido desde cero, tiene dos plantas y varios ventanales sin inaugurar.
Cuatro secretarios de Néstor Kirchner y que continuaron un tiempo con Cristina fueron investigados por la justicia federal por el crecimiento exponencial de sus patrimonios (los sobreseyeron luego). El caso lo desató Fabián Gutierrez después de que el portal Opi Santa Cruz denunciara que construía una casa en El Calafate por un valor estimado en US$ 1 millón. Barreiro fue quien entró a reemplazar a Gutiérrez después de ese escándalo.
El capital social se estableció en $ 100.000 divido en cuotas de $ 10, de las cuales el padre tiene 7500 cuotas y el hijo, 2500.
Barreiro padre fue un amigo incondicional de Néstor Kirchner. Apuntan vecinos que lo conocen de siempre que era uno de los tres peronistas que apoyaron en 1991 a Kirchner como candidato a gobernador frente al entonces poderoso Arturo Puricelli (actual ministro de Defensa). Kirchner ganó y allí empezó a tejerse una relación férrea.
Pablo heredó de su padre la relación de intimidad necesaria con la familia Kirchner para ser nombrado secretario presidencial en 2010. Siempre se lo ve junto a Cristina en la Casa Rosada, en Río Gallegos, en El Calafate o en los viajes al exterior, como la reciente gira por Asia.
Campo Grande está habilitada para rubros diversos: hotelería, gastronomía, faena de animales y también para organizar espectáculos públicos y para presentarse en concursos y licitaciones públicas o privadas para la prestación de servicios de su especialidad.
En noviembre pasado, cuando Cristina Kirchner inauguró aquí un teatro municipal, Pablo invitó a los integrantes de protocolo presidencial que habían viajado para organizar el acto a cenar a su restaurante, según relataron testigos. En pleno enero, mientras en las parrillas y los restaurantes ubicados en la calle principal los turistas hacen cola, allí se ven varias mesas vacías. Quizás afecte que el local no recibe pago con tarjetas; acepta sólo efectivo.
La carta abunda en una propuesta gourmet con platos que incluyen cordero, jabalí, conejo, capón y también salmón y mariscos. Los platos principales van desde $ 75 (una pasta) hasta $ 130; módicos para la localidad, aunque también se puede encontrar un champagne francés a $ 2200 la botella. La entrada tiene un toque campero: sobre una piedra caliente, el comensal puede cocinar un churrasquito y condimentarlo con una salsa criolla.
El joven Barreiro tiene experiencia en el rubro: al menos así lo indica la sociedad que en 2007 constituyó en Rosario con el nombre de Los Antiguos Patagones, donde fue socio también de su padre, hasta que en 2010 le cedió todas las acciones. Junto con él también integran otra empresa, esta vez en el rubro de transporte; se trata de RP Transporte SA, fundada en 2006, en la cual Pablo figuraba como socio gerente
Fuente: La Nación
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