Según el informe de Idesa, el sector privado sigue teniendo una muy limitada capacidad para brindar puestos de trabajo de calidad.
De los 3,5 millones de puestos de trabajo que se habían caído por la crisis del año 2002, se llegó a los 6,2 millones de empleos asalariados formales en el año 2011.
A pesar del dato, este crecimiento tendió a desacelerarse, (es altamente significativo un crecimiento del 77% entre los años 2002 y 2011).
Un interrogante de relevancia es indagar sobre el impacto que esta mayor cantidad de empleos privados formales tuvo sobre la situación social. Tomando datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, la cual contiene información correspondiente a los 31 aglomerados urbanos más grandes del país, en el año 2011 se identificaron unos 7,8 millones de hogares urbanos que según la inserción laboral de sus jefes de familia pueden agruparse de la siguiente manera:
- 1,9 millones de hogares (25%) tienen como jefe de familia a un trabajador que ocupa un puesto como asalariado formal en el sector privado.
- Otros 3,2 millones de hogares (41%) tienen como jefe de familia a un asalariado informal privado, un no asalariado, un desempleado o un inactivo no jubilado.
- Los restantes 2,7 millones de hogares (34%) tienen como jefe de familia a un empleado público o a un jubilado.
Estos datos muestran que la gran mayoría de los hogares tiene como principal fuente de ingresos a un trabajador informal, un no asalariado, un empleado público o a un jubilado. En un marcado contraste, aparece que apenas 1 de cada 4 hogares tiene como jefe de familia a un asalariado registrado en el sector privado.
Si bien en las familias hay segundos generadores de ingresos –cónyuges e hijos en edad de trabajar–, en general, el tipo de inserción laboral de estos miembros familiares es muy similar al de los jefes de hogar. Es decir, sólo un cuarto de los cónyuges e hijos mayores que generan ingresos lo hace a través de un empleo asalariado formal en el sector privado. El resto, es un trabajador informal, un no asalariado, un desempleado, o bien, un empleado público o un jubilado que dependen directamente del Estado.
Fuente: Instituto para el Desarrollo Social Argentino – IDESA
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