Levantan sospechas las inversiones hoteleras de Lázaro Báez en el Sur. Una licitación fallida en Tierra del Fuego originó un reporte ante la UIF; hay dudas por un hotel-shopping y una hostería en El Calafate
No sólo los contratos de obra pública del empresario kirchnerista Lázaro Báez y su meteórico enriquecimiento suscitan sospechas. También las inversiones que hizo en el sector hotelero.
Tres casos emblemáticos muestran esta otra vertiente de sus negocios en el Sur, teñidos también por irregularidades: en Tierra del Fuego, una licitación hotelera terminó con un reporte de operación sospechosa en la Unidad de Información Financiera (UIF), el máximo organismo oficial de lucha contra el lavado de activos ; en El Calafate, un hotel-shopping lleva más de tres años esperando ser inaugurado, pese a que ya está terminado, y, en plena crisis hotelera en la zona, la hostería Las Dunas amplía notablemente sus instalaciones.
En el primer caso, el presidente del Instituto Fueguino de Turismo, Pablo Pfur, denunció en 2009 ante la agencia antilavado presuntas irregularidades en una licitación ganada por la firma Hostería Petrel SA, en la cual Báez y su hijo Martín figuraban como accionistas. La licitación se había hecho en 2008, en Tierra del Fuego, y otorgaba la concesión de una propiedad del gobierno provincial que lleva el mismo nombre que la SA adjudicataria. Lo insólito es que la firma Hostería Petrel SA había competido con la empresa Badial SA; es decir, Báez había competido contra sí mismo.
Ante la advertencia de Pfur, que frenó la adjudicación de la hostería, ubicada sobre el lago Escondido, a 60 kilómetros de Ushuaia, el Tribunal de Cuentas fueguino reveló que la empresa ganadora, además, no contaba con los fondos patrimoniales para la inversión exigida.
Según el pliego, debía invertir 1.600.000 pesos. El presidente de Hostería Petrel SA, Alfredo Zárate, comunicó que el patrimonio de la sociedad era negativo en 186.150 pesos, pero sumó las certificaciones contables de dos de sus accionistas, quienes darían el respaldo patrimonial de la inversión con la «tenencia física» de 11.100.000 pesos. Los accionistas eran Báez y su hijo Martín, y las certificaciones contables llevaban la firma del contador César Andrés.
«Se dio marcha atrás con la adjudicación, tuvimos que desandar un trámite, pero estábamos decidiendo sobre un patrimonio del Estado, así que asumimos los costos políticos», recuerda hoy ante LA NACION quien fue, hasta 2011, el presidente del Infuetur. Pfur no se arrepiente de esa decisión y continúa en la gestión de la gobernadora Fabiana Ríos.
El 19 de abril pasado, la UIF unificó este expediente con otra alerta de actividades sospechosas originada en Comodoro Rivadavia aclarando que había un factor común: «Involucran operaciones en efectivo por importantes sumas de dinero». Mientras tanto, la hostería Petrel, que sigue aún sin explotación comercial, atraviesa un nuevo proceso licitatorio.
SHOPPING FANTASMA
Mientras la Cámara de Comercio y Turismo de El Calafate solicitó al gobierno nacional la restitución del Repro (programa de recuperación productiva) para enfrentar la crisis y alertó sobre la fuerte presión fiscal que sufre el sector privado, sumada a la sobreoferta hotelera y el estancamiento de tarifas, Báez mantiene un hotel-shopping sin inaugurar desde hace tres años y amplía las instalaciones de la hostería Las Dunas.
En 2001, Báez fue uno de los primeros en comprar tierras fiscales a $ 7,50 en el municipio; así fue que adquirió en condominio con Carlos Franchi una superficie de 9399 metros cuadrados que fue confirmada a través del decreto 776/05, destinada la superficie a la actividad comercial. En el predio, ubicado a unas 20 cuadras del centro, construyó un imponente edificio en pirámide, aprovechando el desnivel del terreno, pero obstruyendo la vista al Lago Argentino de las viviendas que quedaron atrás.
El edificio, color arena y de techos negros, domina la vista en el Barrio Manantiales. La cuadra que lo separa de la avenida fue asfaltada por Báez para garantizar el acceso, y concluye en una rampa que lleva al estacionamiento. Desde afuera se encuentra totalmente terminado, pero el interior es una incógnita.
En la parte de atrás del edificio, aún mantiene habilitada «la luz de obra», que se otorga a las viviendas en construcción. En un principio, en la localidad se comentaba que sería un hotel; luego, que la obra incluiría un shopping. Tres años después de concluido el edificio, nunca fue inaugurado.
Desde aquí, Báez puede ver su otro hotel, que crece en el otro extremo de la ciudad, sobre la costanera que él mismo construye. Es la ampliación de la hostería Las Dunas. Esta hostería, junto con el restaurante de campo La Usina, el hotel La Aldea de El Chaltén y el hotel Alto Calafate, de los Kirchner, es explotada comercialmente por el grupo Valle Mitre, una empresa que figura a nombre de su escribano, Leandro Albornoz.
Desde el año pasado que en la hostería Las Dunas, pintada de un estridente color naranja que resalta en la pálida estepa, se realizan ampliaciones sin parar, aun ahora en temporada invernal. La ampliación triplica la actual estructura y promete convertirse en uno de los hoteles de mayor capacidad de El Calafate. Se mantiene la misma arquitectura y, al igual que en la construcción anterior, se aprovechó el desnivel del terreno para agregar un piso más a la estructura.
Mientras Báez sigue apostando al turismo, el histórico hotel Posada Los Álamos, de la familia Guatti, este año anunció que bajaba a la categoría de 4 estrellas, después de haber ostentado durante ocho años la máxima categoría. El hotel más importante de El Calafate resignó una estrella como parte de un plan de ajuste económico. En este contexto de caída en la actividad turística, Báez sigue multiplicando sus metros cuadrados dedicados a la hotelería.
LOS CASOS
Hostería Petrel
Báez participó en la licitación, en Tierra del Fuego, sin los fondos exigidos
Hotel-shopping
Está en El Calafate, se terminó hace tres años y no fue inaugurado
Hostería Las Dunas
También en El Calafate, Báez la está ampliando pese a la crisis del sector
Del editor: qué significa.
Con negocios en sectores tan variados como el turismo, la obra pública, la gastronomía y el campo, Báez montó un emporio que ahora tiembla ante la Justicia.
Fuente: La Nación
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