Las empresas «vueltean» a los universitarios. Para tramitarlo, exigen requisitos que no figuran en la ordenanza, como domicilio en la ciudad. «Quieren cansarnos», dicen los chicos.
La lucha por el boleto estudiantil en Córdoba parece el cuento de la buena pipa: cuando todo parece resuelto y funcionando, nuevamente surgen los problemas. Desde hace unas semanas, los estudiantes universitarios vinculados al tema están en alerta, ya que las empresas de transporte están «vuelteando» a los alumnos que necesitan el pase: ¿De qué forma? Cuando concurren a las oficinas de la empresa les exigen requisitos «insólitos» que no figuran ni en la ordenanza municipal ni sus posteriores decretos reglamentarios.
«El mecanismo es la traba y el objetivo es que los estudiantes desistan del trámite, para entregar la menor cantidad de abonos posibles», denuncia Santiago Notarfrancesco, un militante universitario involucrado desde el principio en la causa por el boleto estudiantil. El problema no es nuevo: el año pasado la UNC se pronunció públicamente contra esas prácticas de las empresas, aunque al parecer nada cambió.
Siempre quieren más. La ordenanza indica que el abono debe ser expedido tan solo entregando certificado de estudiante regular firmado por las autoridades educativas. El decreto reglamentario, por su parte, también exige presentar la agenda de clases, con días y horarios de cursado. Sin embargo, desde el otro lado de la ventanilla las empresas exigen ¡de todo!
A algunos alumnos les niegan el pase porque además de estudiar trabajan, o porque llevan demasiados años en la universidad. Los jóvenes del interior, en tanto, son los más afectados. Les dicen que no pueden obtenerlo porque no tienen domicilio en esta ciudad. Ese requisito no figura en la ordenanza.
Gonzalo Agusto, un estudiante de Ciencias Económicas que proviene del sur provincial, lo vivió en carne propia. Luego de ir dos veces a «buscar turno» a la Tamse y aguardar pacientemente varias horas en la cola, el empleado de la ventanilla le pidió otro papel más. «Me dijo que me faltaba una declaración jurada del domicilio por ser del interior, de lo contrario no lo podía hacer el trámite», cuenta el estudiante, que ya perdió un mes del beneficio.
Un periodista de Día a Día confirmó la extraña requisitoria. Llamó a la empresa con un estudiante del interior interesado en tramitar el abono y recibió la misma respuesta.
«Me parece que lo que quieren lograr es ganarte por cansancio para que no lo hagas. Si iniciamos los trámites es porque lo necesitamos, no pueden hacer esperarnos un mes», opina Agusto, indignado, tras aclarar que conoce muchos compañeros en igual situación.
«Estas trabas se dan en todas las empresas, aunque curiosamente con la que tenemos menos problemas es Ciudad de Córdoba. La Municipalidad controla muy poco que se cumpla realmente la ordenanza», explica Notarfrancesco, referente del Movimiento Sur.
«Para contrarrestar los efectos de la «avivada», en la UNC las agrupaciones estudiantiles están organizando campañas de concientización en las facultades.
«Les informamos, sobre todo a los nuevos alumnos, los requisitos ‘reales’ para obtener el abono sin ser engañados», dicen los militantes, que recomiendan ir a hacer el trámite con ordenanza en mano.
¿Qué dicen las empresas?
Desde Tamse, el encargado de abonos Juan Torres justificó el pedido de declaraciones juradas a los alumnos del interior, para confirmar el domicilio en Córdoba. Argumentó que «la ordenanza original otorga el beneficio sólo para estudiantes con residencia en Córdoba Capital», aunque no precisó el número de esa normativa. «No la recuerdo en este momento», se excusó. Además indicó que pueden darse otros inconvenientes, porque desde las facultades mandan alumnos con certificados elaborados criterios seleccionados «unilateralmente».
Aunque desde Coniferal no piden declaraciones juradas, en tanto, si reconocen que hay quejas en esa empresa. Aclaran que en la mayoría de los casos eso tiene que ver con el sistema de certificados que se expiden desde la UNC. «Estamos teniendo reuniones con las autoridades de la universidad, y las otras empresas para unificar criterios», explica Edgar Bordi, encargado de abonos.
Estudiantes todo el día
La semana pasada un grupo de estudiantes se movilizó hasta la Secretaría de Asuntos Estudiantiles para solicitar que la UNC elabore un certificado único para todas las facultades, con una leyenda en la que se señale a las empresas de colectivos la imposibilidad de establecer una «agenda» de clases que limite la validez del abono. «No puede ser que podamos viajar sólo hasta una hora antes y después de clases. Los estudiantes tenemos que hacer trabajos en grupo, ir a bibliotecas, asistir a horarios de consulta y hasta llegar temprano a las aulas para conseguir bancos. Eso va contra el espíritu de la ordenanza», argumentan los defensores del boleto estudiantil.
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