Un informe de la Universidad Nacional de Córdoba indica que el riesgo de contraer enfermedades aumenta por la proximidad a los campos que reciben tratamientos con agroquímicos. El estudio fue realizado por el Instituto Superior de Estudios Ambientales (ISEA), de la UNC.
El riesgo de padecer enfermedades aumenta por la proximidad a campos que reciben agroquímicos, según un estudio realizado por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), informó la Agencia de Comunicación Univesitaria, Unciencia.
El estudio realizado por el Instituto Superior de Estudios Ambientales (ISEA), de la UNC, determinó que cuanto más cerca de las zonas donde se aplican pesticidas vive o trabaja una persona, mayor es el riego de contraer enfermedades derivadas de intoxicaciones.
Los datos fueron obtenidos mediante un trabajo de campo realizado en la localidad de Morrison, ubicada a 190 kilómetros al sudeste de la ciudad de Córdoba, una localidad repleta de cultivos de soja y maíz.
Allí, un equipo de profesionales integrado por médicos, psicólogos sociales y estudiantes avanzados de la UNC realizó una encuesta epidemiológica que alcanzó a 526 personas (casi el 20 por ciento de la población de esa localidad).
Entre los resultados, se destaca «la existencia de una relación funcional entre el número de personas que manifiesta síntomas de enfermedades asociadas a intoxicaciones crónicas o subagudas y la distancia que los separa de los campos pulverizados con agroquímicos».
La mayoría de los encuestados aseguró que reside en la misma vivienda desde hace más de 60 años y se encuentra a menos de 150 metros de las áreas fumigadas.
Entre las afecciones más frecuentes, se ubicaron las de tipo ocular, las cutáneas y los dolores de cabeza.
También se detectó una elevada proporción de recién nacidos con bajo peso y de nacimientos antes de término. Las conclusiones de los profesionales indican que los casos de cáncer también aumentaron a medida que uno se acerca a las zonas de fumigación.
“Cuánto más próximo se está, más riesgoso resulta para la salud”, destacó la directora del proyecto e investigadora de la UNC, Cristina Arnulphi.
Fuente: La Mañana
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