Una joven, entre los ladrones que mataron al cura en Alta Gracia. La hipótesis de la causa es que el cura fue víctima de un improvisado y violento grupo de asaltantes.
Una huella de calzado señala que había una mujer. Buscaban un dinero, oculto en una caja fuerte, y un libro, que no hallaron. Robaron alhajas y electrodomésticos.
No fue una banda organizada de delincuentes con logística como las que operan en la ciudad de Córdoba y en el Gran Córdoba. No se trató de un grupo de asaltantes avezados. No fueron sicarios que entraron para concretar una venganza.
Más bien fueron ladrones comunes y violentos, pero para nada preparados.
Tenían el dato de que el cura guardaba en su domicilio una pequeña caja fuerte con varios miles de pesos –entre moneda nacional, euros y dólares– y fueron a buscar ese botín.
Como no lo encontraron, decidieron maniatar al sacerdote de forma cruel (sujetaron sus manos con cinta a la espalda) y lo fueron ahorcando con una soga mientras estaba en un sillón.
Finalmente, se hicieron de un puñado de alhajas y algunos electrodomésticos, entre otras pertenencias, y decidieron escapar. Nunca hallaron ni la pequeña caja fuerte con 30 mil en efectivo ni otros billetes escondidos en un libro. Ni siquiera atinaron a llevarse su Ford Ka blanco, guardado en el garaje.
Fueron improvisados y estaban enloquecidos, quizá por el consumo de alguna droga.
Fuente: La Voz
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