Hay alcohol y marihuana desde la primaria, en sexto grado, uno de cada tres chicos admite haber probado alguna bebida alcohólica en ese año, y a uno de cada 10 le ofrecieron marihuana
La encuesta se realizó en 19 escuelas de la capital cordobesa. Muestra que la prevención debe arrancar temprano.
Prevenir los problemas vinculados al consumo abusivo de alcohol y otras sustancias psicoactivas en adolescentes recién a partir de la escuela secundaria, es llegar tarde.
Es que uno de cada tres chicos del último grado de la primaria (el 29,5 por ciento) ya probó alguna bebida alcohólica en los últimos 12 meses, en tanto que 12,3 por ciento tomó alcohol en los 30 días anteriores a ser consultado sobre el tema (Ver Infografía).
El consumo de tabaco aparece también en el 14 por ciento de ese grupo de escolares, con un 7,8 que fumó en el último año, y 5,4 en el último mes.
Y, a su vez, la oferta de drogas –básicamente marihuana– llegó a uno de cada 10 chicos (9,7 por ciento) de esa edad, mientras que ya un 2,5 dice haberlas probado alguna vez en sus escasos 11 años de vida.
Los datos surgen de una investigación realizada en la ciudad de Córdoba entre 1.355 alumnos de sexto grado de 19 escuelas provinciales, por un grupo de profesionales del Observatorio Provincial de Conductas Adictivas, impulsado por la Facultad de Ciencias Médicas y el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia.
Los resultados, tal como advierte el trabajo, son una clara muestra de que “tanto el abuso de alcohol como el uso de drogas no esperan al colegio secundario ni a la adolescencia para presentarse como problema”, sino que ya en la primaria tienen presencia tanto en la práctica como en las representaciones que habilitan su consumo.
El estudio se realizó a lo largo de 2010 en la capital provincial, y es uno de los pocos que indaga sobre la problemática del consumo de sustancias psicoactivas en la primaria.
“En niños y adolescentes es mejor hablar de experimentación y no de consumo o adicción en relación con este tipo de sustancias”, puntualizó el psicólogo Juan Carlos Mansilla, uno de los autores del trabajo, y actual subsecretario de Prevención de Adicciones, del Ministerio de Desarrollo Social. Y también señaló que, a diferencia de lo que ocurría hasta hace pocos años, el alcohol, el tabaco y ahora también la marihuana están en niveles similares de “familiarización” del consumo en el último curso de la primaria.
Dónde buscan contención. El trabajo se orientó a identificar creencias vinculadas a alcohol y drogas, que legitiman o “habilitan” la iniciación en el consumo por parte de los chicos, para luego enfocar acciones que permitan desactivar esas representaciones. La investigación indagó en creencias, normas y prácticas de riesgo.
Según Mansilla, al tratarse de una etapa de la vida de alta vulnerabilidad, aparece como fundamental la contención afectiva a esa edad para adaptarse a los cambios propios de la preadolescencia.
Las respuestas mostraron que mientras para siete de cada 10 niños (69,4 por ciento) la familia está “siempre disponible”, dos de cada 10 manifiestan que carecen de ese apoyo.
A la vez, en la contención familiar aparece la madre como ocupando el lugar preponderante, en contraposición al lugar del padre: la madre es el referente en la mitad de los casos (50 por ciento), en tanto que sólo 11,8 por ciento de los niños acude al padre ante un problema importante.
El siete por ciento de los chicos no habla con nadie ante un conflicto, y los amigos, por su parte, ocupan el segundo lugar con un rol incluso más relevante que el papá, con un 13,7 por ciento. En forma paralela, el 25 por ciento de los escolares encuestados admite que tiene algún amigo que ya experimentó con drogas.
Para Mansilla esto es revelador, porque los pares ocupan un rol central en ese momento de la vida, “ya sea por su capacidad de apoyo, o, en cambio, por su función como ‘factor de riesgo’”. Por esa razón, a su criterio, “las acciones educativas preventivas deben dirigirse entonces hacia el fortalecimiento del individuo frente al grupo, y a fomentar los liderazgos positivos que existen entre los mismos chicos”.
La percepción de los chicos. Cómo es el imaginario de los escolares sobre el alcohol y las drogas también fue un tema explorado en la encuesta.
La mirada tolerante o de simpatía hacia los chicos que toman de más se presentó en poco más del ocho por ciento de los encuestados, en tanto que más de la mitad lo censuró en forma expresa. Pero un tercio se mostró indiferente. Además, no hubo diferencias en esta percepción entre varones y mujeres, lo que corrobora un cambio en el patrón social que antes censuraba más a las mujeres que se alcoholizaban.
Y a su vez, ante la oferta concreta de una bebida alcohólica, si bien la mayoría aseguró que no lo aceptaría (24 por ciento) en tanto que el 43 por ciento dijo que trataría de convencer a los demás de que no tomen, el 3,5 por ciento admitió que aceptaría el trago, mientras que el seis por ciento sostuvo que “recibiría el vaso, pero no lo bebería”.
Lo que la familia legitima. Otro eje se vincula a la percepción de la familia en relación al consumo de alcohol. Y en tal sentido, según advirtió Mansilla, “casi el 20 por ciento de los niños percibe que sus familias aprobarían, ya sea por vía de la ‘distracción’ o por ser un buen chiste, el hecho de que una persona se emborrache en una reunión familiar”.
“De ese modo, la actitud de los adultos con respecto a la minimización de riesgos sobre el alcohol cobra un papel central, porque sería muy difícil, por ejemplo para la escuela, revertir una aprobación de esa magnitud ante esa conducta por parte de la familia”, subrayó el subsecretario de Prevención. Y agregó que en esta situación se revela “el papel que tendrá la familia en la gestión que luego tendrán los adolescentes con respecto a las drogas legales: el alcohol, el tabaco, los psicofármacos”.
La familia es el pilar fundamental y la primera protección frente a los riesgos a los que están expuestos los niños.
“Por eso, si los padres olvidan su responsabilidad en los modelos que proponen, implícita o explícitamente, sobre el consumo de alcohol, será muy difícil después ser eficientes en la prevención del consumo
de otras drogas”, advirtió Mansilla.
Políticas sociales
Base para la acción. La encuesta fue el fundamento teórico para los programas provinciales “Pasala bien”, destinado a los chicos, y “Pasar al frente”, orientado a los padres.
“Pasala bien”. La estrategia apunta a fortalecer liderazgos positivos entre adolescentes; e impulsar la concreción de talleres en los que se discutan temas como consumo de sustancias, estilo de vida juvenil, situaciones de riesgo, maneras de cuidarse frente al consumo, etcétera.
Instrumentación. El programa “Pasala bien” fue incorporado en la currícula por el Ministerio de Educación de la Provincia. En conjunto entre esa cartera y Sepadic, este año se capacitaron dos mil docentes del interior provincial. A través de un convenio con la Municipalidad de Córdoba, a su vez, también fueron capacitados otros 250 docentes y 1.200 adolescentes.
Dónde buscar ayuda. Hospital Pediátrico (Castro Barros 650), Servicio de Salud Mental, de 7 a 18; Casa del Joven (León Morra y A. Vespucio), Tel. (351) 434-2431 / 434-1113; Centro Infanto Juvenil (Viejo Hospital San Roque, Rosario de Santa Fe 374), de 8 a 16; y Hospital de Niños (Bajada Pucará), Servicio de Toxicología o de Salud Mental, de 8 a 14.
Fuente: La Voz del Interior
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