Alejandro Bertotti comenzará a ser juzgado esta mañana, en San Francisco, acusado de participar del crimen de Natalia Vercesi, quien estaba embarazada cuando fue asesinada en 2009. Según la acusación, el deportista le habría ofrecido a un joven entre 10.000 y 15.000 pesos por ayudarlo a matar a su mujer.
El debate oral, con jurados populares, se realizará en la Cámara en lo Criminal y Correccional de dicha ciudad ubicada 230 kilómetros al este de Córdoba Capital.
Durante el proceso, al que también será sometido Leonardo Forti (21), presunto cómplice del deportista, se montará un gran operativo de seguridad y está previsto que declaren 71 testigos, entre ellos familiares y amigos de Bertotti (34) y de su esposa, así como peritos y policías que investigaron el hecho.
Como fiscales intervendrán Víctor Pezzano y, quien estuvo a cargo de la instrucción, Bernardo Alberione, en tanto que Bertotti será defendido por los abogados Marcelo Brito y Alejandro Dragotto, y Forti por Sergio Corón Montiel y Mario Ruiz.
Ambos acusados enfrentan cargos de «homicidio agravado por el vínculo, alevosía y por precio o promesa remunerativa en concurso real con aborto», lo cual implica una pena de prisión perpetua en caso de condena.
El inicio del juicio se demoró debido a diferentes presentaciones de los imputados, pero el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba ratificó el comienzo del debate oral tras rechazar «por inadmisible» un recurso de queja.
El crimen fue cometido el 8 de julio de 2009, cuando Vercesi (27), quien tenía un embarazo de 28 semanas, fue asesinada a golpes en la cabeza y de 24 puñaladas, poco después de haber ingresado en su casa en San Francisco.
Para el fiscal, todo comenzó cuando Bertotti, exbasquetbolista y actual kinesiólogo, dejó entrar a la casa al joven Forti, quien vivía en un sector pobre de esa ciudad cordobesa y era un habitual consumidor de drogas.
Se cree que los dos hombres atacaron a la mujer, ya que el basquetbolista habría prometido al joven pagarle una suma de entre 10.000 y 15.000 pesos si lo ayudaba con el crimen.
Después de que se produjera la muerte de Natalia por las graves heridas recibidas, especialmente una en el cuello, Forti huyó y Bertotti modificó la escena del crimen para simular un intento de robo, tal como lo denunció ante una comisión policial que llegó al lugar poco después.
Sin embargo, el fiscal estableció luego que Bertotti había planificado el crimen de su esposa desde hacía tiempo y tenía intención de hacer lo mismo con el marido de una mujer con la cual estaba obsesionado.
Para ello, requirió la colaboración de Forti, quien aceptó ayudar a Bertotti a cometer el crimen a cambio del dinero que necesitaba para financiar su adicción a las drogas.
Entre las pruebas que fundamentaron la acusación figuran los peritajes realizados en dos guantes de látex y una navaja encontrados en los techos de una casa vecina a la del matrimonio Bertotti.
Ese hallazgo, ocurrido casi dos meses después del crimen, permitió obtener material genético compatible con el de Forti, quien poco después se entregó a la policía, pero argumentó que el viudo le había dado dinero para «asustar» a Natalia.
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