La 57ª edición propuso al magistral quinteto instrumental de Dino Saluzzi para dar el puntapié inicial ante un importante marco de público. Todo un síntoma de una edición que plantea fuertes apuestas y desafíos.
Empezó a cantar nomás, aunque curiosamente los primeros sonidos de la 57ª edición del Festival Nacional de Folklore no fueron voces sino las resonancias del bandoneón del maestro Dino Saluzzi y su quinteto.
Para nada casual que así haya comenzado a desandar su camino este Cosquín, inmerso en grandes apuestas y desafíos. Y la primera luna iniciaba cumpliendo alguno de ellos, con una grilla de apertura en la que se congregaban varias propuestas de una excelencia musical como pocas veces se pudo ver en los últimos años sobre el escenario Atahualpa Yupanqui.
Es que además del genial músico salteño, la grilla de la primera noche contemplaba, entre otros, a la Orquesta Popular de Cámara Los Amigos del Chango, al dúo santiagueño Orellana-Lucca (retomando una saludable tradición de que la última consagración toque en la apertura), su coterráneo Horacio Banegas, el cada vez más necesario José Luis Aguirre, la debutante Luciana Jury y el cierre de Raly Barrionuevo.
Pasadas las 22, el párroco dio la bendición en la que aludió al ahora Santo Brochero y se encolumnó en el reclamo urgente contra los desmontes que cada vez gana más fuerza por estos tiempos. Enseguida, la plaza ocupada a esa hora en un más que aceptable 70 por ciento (mientras seguía ingresando público) se puso de pie para entonar el Himno Nacional interpretado por la Orquesta juvenil Blas Parera de Cosquín.
Luego llegó la arenga de Claudio Juárez que llamó “al encuentro que nos sigue sorprendiendo a nosotros mismos” y el Himno a Cosquín interpretado con destreza por el Ballet Camin (con un homenaje a los 50 años del Poncho Coscoíno) que volvió a encender la llama de la mística festivalera en esta ciudad en la que se sigue respirando a cada paso eso que aquí comenzó a entenderse como folklore. Si de algo puede jactarse el festival con casi 60 años, es de haber instalado masivamente allá a comienzos de la década de 1960 este concepto tan discutido para algunos e inapelable para otros.
Es cierto que las formas de interpretar y sentir el folklore fueron mutando con los años, pero hay una esencia que se mantiene intacta en Cosquín. Esa ilusión de cada cantor, músico, bailarín y hasta el público: que el milagro vuelva a suceder. Y ese ánimo es el que se pudo empezar a palpar en el tradicional desfile inaugural.
Nuevamente la propuesta estuvo dividida en dos: por la mañana las agrupaciones gauchas que marcharon con sus caballos por las calles de la ciudad. Luego de la abrasadora siesta que obligó a la multitud a no moverse del río o de alguna pileta, la San Martín volvió a poblarse con los coloridos ballets de diferentes regiones del país que portaban sus banderas alusivas, acompañados en algunos casos por muñecos que acaparaban la atención de los niños apostados en las veredas.
El eje del desfile de la tarde fue el gato, uno de los ritmos más ágiles del vasto abanico de nuestras danzas populares, que fue mayormente representado por la vertiente norteña del mismo (dejando de lado la también encantadora visión cuyana). Una propuesta ideal para contagiar a los cientos de espectadores ocasionales que acompañaban con palmas y algunos gritos desde las mesas de los bares adornadas con alguna bebida para refrescar la garganta.
Raly Barrionuevo brilló en la apertura de Cosquin, El santiagueño fue la figura principal de la noche inaugural, que tuvo una plaza repleta. Mauricio Macri envió saludos a través del ministro Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lomardi.
Con la Plaza Próspero Molina prácticamente repleta y el escenario Atahualpa Yupanqui totalmente «aggioarnado» comenzó la primera noche de la 57ª edición del Festival Nacional de Folclore de Cosquín.
Previo al inicio oficial de festival, Luis Barrera, responsable de programación, dijo : “Estamos en la prueba de sonido de Dino que estará en la apertura de esta noche”.
Y agregó: “Está todo listo, ultimando algunos detalles, todo bien, se van a cumplir los horarios, siempre hacemos el esfuerzo de que todos tengan el tiempo pautado, tanto los artistas, los espectadores, como la prensa”.
La apertura
Cuando el reloj marcó las 22 el cura párroco Roberto «Chobi» Álvarez dio la inauguración con un emotivo discurso en el que llamó a todos a mantenerse no sólo juntos sino unidos; luego invitó a todos los presentes a tomarse de las manos y orar juntos un «Padre nuestro», luego del momento de oración ingresó al escenario una imagen del Cura Brochero.
Previo a hacer la bendición, el padre Chobi Álvarez habló y manifestó: «Hace ya 3 años que preparamos con comunidades desde octubre, para los coscoínos no es una novedad la bendición porque la hemos preparado desde las fiestas patronales”.
Hernán Lombardi, ministro de Medios y Contenidos Públicos de la Nación, contó : «Yo le traje el saludo a Gabi, el intendente de Cosquín, del presidente (Mauricio) Macri, cada vez que arranca Cosquín arranca lo mejor y lo más importante de nuestras raíces y de nuestra identidad, lo felicito por la gran organización que estamos viendo y que arranque con Dino Saluzzi es un lujo muy especial».
Gabriel Musso, intendente de Cosquín, se mostró emocionado y expresó: «Estamos muy emocionados por la apertura que hemos tenido, como coscoíno siempre nos emociona, hablábamos con el ministro y le agradecemos la presencia y el saludo de Macri».
Como estaba programado a las 22.28 subió al escenario Timoteo «Dino» Saluzzi, compositor, bandoneonista y arreglador oriundo de Salta; habiendo pasado 30 años de su última presentación en el Festival Nacional de Folclore de Cosquín. Dino sorprendió a todos los presentes con su repertorio y fue aplaudido por los espectadores.
Luego llegó el momento de apreciar el espectáculo de Dúo Orellana Lucca, consagración de Cosquín 2016 y ganadores de la categoría revelación del Festival de Doma y Folclore 2017. Fueron ovacionados por todos los presentes y el dúo tuvo la oportunidad de hacer un bis
Fuente: La Voz y Cadena 3
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