Investigan cómo ingresan droga en Bouwer. Tras el hallazgo en un pabellón de la cárcel de casi 100 gramos de cocaína y marihuana, ya fraccionados en pequeñas dosis, la Justicia intenta determinar quién introdujo los estupefacientes y quién era el destinatario. Profundizan las requisas en las entradas al penal.
El hallazgo fue en un pabellón de usos múltiples de la cárcel de Bouwer, de poco menos de 100 gramos de cocaína y marihuana, ya fraccionados en pequeñas dosis, la fiscalía del fuero provincial de Lucha Contra el Narcotráfico, a cargo de Marcelo Fenoll, intenta determinar ahora cómo ingresó la droga en el penal.
Según se conoció ayer, el lunes a la mañana, en una requisa de rigor personal del Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) halló el estupefaciente escondido detrás de un freezer.
El control se realizó en un salón de usos múltiples ubicado en uno de los pabellones de la penitenciaría, destinado para que los presos cocinen, miren televisión y realicen otras tareas recreativas.
En total, eran 21 gramos de cocaína y 68 de marihuana ya fraccionados listos para el consumo personal.
A ese lugar acceden presos, personal del SPC y, eventualmente, algunos proveedores. No así las visitas.
Al respecto, ayer Fenoll indicó que se estaba investigando la procedencia de la droga, aunque por el momento no había indicios en ese sentido.
También llamó la atención que a la droga la hayan dejado en un lugar de uso múltiple y no en una celda, lo que dificulta aún más establecer de quién era.
Para ello, entre otras medidas, se están analizando algunas filmaciones internas del penal, según agregaron otras fuentes.
“Hay que establecer de dónde viene y a quién estaba destinada”, insistió el funcionario judicial que subrayó la necesidad de que todos los controles penitenciarios abarquen al universo completo de personas que pueden acceder a un establecimiento carcelario y que no se limite solo a las visitas.
Indicó que en los últimos tiempos se han reforzados las requisas a los proveedores y a aquellos civiles que se encargan de las cantinas de las penitenciarías.
En la misma línea de opinión, el titular del SPC, José María Bouvier, aseguró que se vienen realizando secuestros periódicos de droga en el interior de las cárceles de la provincia.
Requisas
“No entra nadie a (la cárcel de) Bouwer si no es requisado antes”, aseguró Bouvier. Aclaró que los guardiacárceles deben pasar todos los días por un detector de metales.
“Venimos trabajando codo a codo con los fiscales antinarcóticos; todos los días tenemos procedimientos y secuestros”, resaltó.
Recordó que hace pocos días se sorprendió a una mujer embarazada, que estaba por visitar a un detenido, intentando ingresar estupefacientes escondidos en su vagina.
“En las cárceles de Bouwer y de Cruz del Eje hemos creados grupos de requisas especiales, que se dedican nada más que a eso”, agregó.
Luego de que en mayo último este diario revelara un video filmado por un grupo de presos, aspirando cocaína y mostrando una navaja, se intensificaron los controles en los accesos de todas las cárceles de la provincia.
En tanto, Fenoll relató también que los procedimientos, por lo general, son realizados por personal del SPC que tiene facultad para hacer este tipo de registros como una “actividad preventiva” para evitar el ingreso y distribución de drogas en la cárcel.
Precisó que la ley confiere al SPC la posibilidad de realizar este tipo de controles “sin necesidad de orden judicial ni presencia del fiscal”. “En el caso de que esos registros determinen el hallazgo de drogas, inmediatamente se pone en conocimiento del fiscal, como así también el acta de secuestro”, explicó.
Controversia
Discusión de lugares. Al trascender ayer a la mañana la noticia del nuevo hallazgo de droga en el interior del penal de Bouwer, primero el fiscal Marcelo Fenoll indicó que el lugar donde se había descubierto era la “cantina” del penal. Esto motivó que el titular del Servicio Penitenciario, José María Bouvier, aclarara que no se trataba de ese sitio.
Precisión. Minutos después, se indicó que en realidad la droga había sido descubierta en un salón de usos múltiples, dentro de uno de los pabellones, donde los presos tienen acceso a una heladera, un anafe y un pequeño servicio de cantina, pero que es manejada por ellos mismos y no por personal civil, como es el caso de la principal cantina que tiene el establecimiento carcelario.
Fuente: La Voz
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