En 20 años, Córdoba pasó de contar con una superficie forestada de pinares de casi 40 mil hectáreas a las apenas 12 mil en la actualidad, que representa la pérdida de un 70 por ciento de los pinos implantados, informaron representantes del sector forestal en una jornada realizada en Villa General Belgrano.
Un ritmo de plantación marcadamente menor al de extracción, sumado a los incendios y tornados, provocó que en la actualidad sólo persista la cuarta parte de la masa que había en la década del ’90.
Con este panorama sombrío se desarrollaron las Sextas Jornadas Forestales de Córdoba, convocadas bajo el lema «Bosque y foresto-industria, en búsqueda de la sostenibilidad». Los participantes manifestaron que si la actividad forestal no se refunda, está destinada a desaparecer en Córdoba. Para el ingeniero agrónomo Esteban Zupan, de la Regional Córdoba de la Subsecretaría de Desarrollo Foresto Industrial del Ministerio de Agroindustria de la Nación, la actividad «va a seguir, el tema es a qué nivel y a qué escala; se va a ir reduciendo, obviamente no va a tener en mucho tiempo el esplendor que llegó a tener en 1990. Depende mucho de cómo se maneje de ahora en más; lo que quedó de superficie, la regeneración espontánea con semillas y de que se plante o no».
El mapa forestal actual está distribuido en la zona serrana, sobre el noroeste del departamento Río Cuarto, Calamuchita y el sur del departamento Santa María. Luego de los incendios de 2013, Calamuchita casi que dejó de ser el principal lugar de concentración de pinares. Zupan precisó que se afectaron 11.000 hectáreas de superficie bruta, que se traducen en unas 8.000 de superficie neta de las cuales pocas se recuperaron. «Con ese siniestro se perdió gran parte de recurso con proyección de unos 10 o 15 años», precisó.
La abrupta pérdida por la madera quemada influyó – según el análisis de los especialistas -.en el cierre o reconversión de aserraderos. Para Jeremías Ferella, dueño de un aserradero y presidente del Foro de los Ríos, una ONG de Calamuchita, de una treintena de establecimientos que funcionaban quedaron apenas seis o siete.
«Nuestra masa forestal era de 30 mil hectáreas, cayó a 15 mil, porque hemos consumido, pero además 10 mil se quemaron, aunque algunos no quieran reconocerlo», describió Ferella. Contó que la alternativa es forestar o diversificar, como intentan hacer desde el Foro de los Ríos para Calamuchita.
«Estamos trabajando en la diversificación de la economía a través de agriculturas como frambuesa, lavanda, azafrán, olivo y uva, que no son productos intensivos pero sí productos turísticos», indicó. «Los renovales de pinos están saliendo con furia, pero no se hace ni poda ni raleo», reconoció el dirigente. Por su parte , Mónica Dorado, ingeniera agrónoma, magister en ciencias agropecuarias, docente de la UNC y principal impulsora de las jornadas, opinó: «Desde hace años se consume más de lo que se planta, además siempre tenemos siniestros ambientales, incendios, tornados y se va perdiendo bosque».
Admitió Dorado que es complicado revertir la tendencia cuando se plantan entre 400 a 600 hectáreas al año y se extraen cerca de 1.500 a 2000. Con este ritmo, hay madera para unos cinco años más, «salvo que se empiece urgente a replantar». Según sus referencias, quedan en pie menos de diez mil hectáreas de pinares. Por otra parte, valoró la importancia de los bosques cultivados o nativos por los servicios ambientales que brindan y no son reconocidos, tales como biodiversidad, ecoturismo, protección de cuencas y provisión de aguas y mejoramiento y formación de suelos. Dorado remarcó que uno de los mayores obstáculos que se presenta es la inexistencia de una política forestal en Córdoba, que a su criterio no ha pasado más que de medidas aisladas.
Ag. de Noticias: Dia a Dia
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