Según proyecciones, la superficie de monte autóctono en esa región será de 5.728 hectáreas. En 2009 la región tenía 11.780… En 2009 las Sierras Chicas tenían 11.780 hectáreas de bosques nativos, un ecosistema indispensable para amortiguar las crecidas de las cursos de agua de la región que en que febrero de 2015 causaron estragos.
Para su tesis de maestría, William Agudelo calculó que entre 1997 y 2009, la zona perdió 4.330 hectáreas, esto es, una tasa de deforestación anual del 2,2 por ciento.
Lo más preocupante es lo que vendrá. Agudelo, egresado de la Maestría en Vida Silvestre que se dicta en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, estimó que en 2050 sólo quedará la mitad del bosque nativo que había en las Sierras Chicas en 2009, es decir, 5.728 hectáreas.
El principal ecosistema afectado será el de la zona de llanura. Junto con el bosque desaparecerá la biodiversidad de animales y plantas que lo habitan. Y los habitantes de la zona también perderán los beneficios de tener cerca estos ecosistemas.
“Los bosques tienen la capacidad de regular el clima local mediante la absorción de calor proveniente del sol y del dióxido de carbono proveniente de la combustión de los combustibles fósiles. Sin los árboles, la temperatura aumenta a nivel local y se modifica el régimen de lluvias”, señala Agudelo.
Y luego menciona que el bosque también regula otros procesos ambientales como la retención de agua en los suelos y evita los deslizamientos e inundaciones en la época de lluvias. “Sin mencionar otros servicios importantes como la madera para construcción y la biodiversidad que está asociada a la polinización de cultivos y al uso etnobotánico que se derivan de los yuyos y plantas medicinales”, agrega.
Y si se van los bosques, las Sierras Chicas también se queda sin sus paisajes, el principal atractivo turístico.
Las causas
La agricultura y las áreas para pastoreo de ganado son los factores más determinantes en las proyecciones de pérdidas de bosque nativo a futuro en especial en las zonas más llanas. “La situación se agudiza porque no existen áreas naturales protegidas en este sector que puedan minimizar el impacto del avance de las topadoras”, dice Agudelo.
Según el trabajo de biólogo, la ampliación del área urbana sobre el bosque nativo no será tan fuerte, pero el incremento de la densidad poblacional incrementará la presión de tala.
Otra de las causas es el avance de la invasión de las plantas exóticas como el siempreverde que dominarán el paisaje de la región en pocos años.
“Las plantas exóticas tienen un impacto negativo sobre el recurso hídrico, ya que son grandes consumidoras de agua durante todo el año, lo que indica que con el tiempo los ríos y arroyos verán disminuido su caudal por la presencia de estas especies. Se agudizará la crisis hídrica de las Sierras Chicas”, dice Agudelo.
El estudio
Agudelo, con la colaboración de los investigadores Gregorio Gavier y Marcel Zak, utilizaron imágenes satelitales para conocer el estado actual de la región y entender dónde y cómo había desaparecido el bosque entre 1997 y 2009. “Conociendo la dinámica de la pérdida del bosque en la zona pudimos estudiar por separado los procesos de transformación del bosque nativo”, señala Agudelo.
Luego construyeron un modelo con 16 variables ambientales y físicas que están altamente relacionadas con la pérdida de bosques como la distancia a los caminos, frecuencia de incendios, densidad poblacional, densidad de viviendas, altitud y pendiente del terreno, entre otras.
Qué se puede hacer
Zonas protegidas. Entre las medidas para evitar la pérdida de bosque nativo en la región, Agudelo apunta que se debe aplicar estrictamente la ley de bosques y se deben crear nuevas reservas y reforzar las existentes.
Avance urbano. “También hay que controlar y ordenar la urbanización y educar al público y a los jóvenes en las escuelas sobre la problemática de la pérdida del bosque y sus servicios ecosistémicos”, apunta.
Fuego y exóticas. Y agrega que hay que tener mucho cuidado con el fuego sobre todo en las áreas periurbanas, producto de la quema de basurales, por ejemplo. Además, hay que controlar las especies exóticas, sobre todo el siempreverde.
Fuente: La Voz
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